En un artículo anterior, titulado ¿Es posible liberalizar la economía de un plumazo?, terminé con la noticia del día en ese momento: que la Cámara de Diputados aprobó la Ley Ómnibus o Ley de Bases presentada por Milei; ahora falta el Senado. Pero el miércoles 7 de febrero siguiente llegamos a tener la noticia de un virtual retroceso al mandarse el anteproyecto a “comisión”. Ver el video de la reacción de Milei ante este revés de su Ley Ómnibus: https://www.youtube.com/watch?v=M5HIKJ-CSvghttps://www.youtube.com/watch?v=M5HIKJ-CSvg
Me corrijo a la primera. El título de estas “Divagaciones” proviene de un refrán castizo que me trae a la memoria una cita de Nicolo Maquiavelo: Entrar en política es como firmar un pacto con el diablo, porque queriendo hacer un mal termina haciendo un bien; y queriendo hacer un bien terminas haciendo un mal,”. Más o menos, porque cito de memoria.
La razón me la da Milei en el video que señalo anteriormente, porque no prefiere una Ley recortada para mantener los privilegios de la casta prefirió devolver el anteproyecto a la Comisión Parlamentaria y así no permitir la traición de los diputados que se comprometieron con aprobar la Ley de Bases (o Ley Ómnibus) para crearse el mantenimiento de privilegios.
Este atisbo de ética –la intolerancia del manejo de la ley para mantener privilegios– ¿será una marca permanente de la administración Milei? La respuesta se acentúa porque Milei ha dicho que él mandó a abortar la aprobación de la Ley de Base porque solo aprobaron la poesía pero eliminaron las “innovaciones” institucionales.
Milei pretende enviar reformas enfocadas y no la macro propuesta de la Ley de Base. Él señala cómo la casta se descubrió “solita” con la burda jugarreta… Todo parece llevarnos a reconocer que Milei ha demostrado su genialidad en lo estratégico, ganando la Presidencia; ahora le toca demostrar excelente en lo táctico, demostrando su disposición al diálogo y lograr formar alianzas… Una muestra: el “abrazo” entre el papa Francisco y Milei en el Vaticano, y la reactivación de los “comedores populares” manejados por las parroquias católicas en Argentina como ejercicio de la “Justicia Social”.
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Haciendo el paralelo, parece que existe un titubeo en la política dominicana ante los casos de la fauna marina –pulpo, calamar, arrecife, coral… – de esperar quién ganará en agosto para adivinar quién será “premiado” con la exclusión del expediente. Nos lleva a preguntar: La ética ¿será una marca permanente de la administración presidencial resultante en mayo de 2024?