El consumo de alcohol está legalmente prohibido para la población infantil y adolescente. Esta disposición no se cumple a cabalidad en muchas familias, comunidades y establecimientos.
Estudios cualitativos realizados con población infantil y adolescente en distintas comunidades pobres tanto urbanas como rurales muestran la permisividad existente en el consumo y venta de alcohol a niños, niñas y adolescentes, aun cuando se reconoce su impacto dañino en la salud de niñez y adolescencia.
Padres, madres y personas adultas entrevistadas en las comunidades rurales y urbano-marginales niegan que les ofrezcan alcohol a sus hijos e hijas. Esta información entra en contradicción con la que ofrecen sus hijos e hijas. Estos/as reconocen que los primeros “tragos” y bebidas fueron ofrecidos por sus padres-madres-familiares.
“Fui a bailar al colmado de mi papá y duré como una hora bailando. Un día bebí romo, mucho romo y me dolía la barriga” (niño de 11 años)
”Yo he tomaó “vipe” y ron con mi papá y un amigo”. (niña de 12 años)
“Mi hermana compra ron y yo bebo”. (niña de 11 años)
El alcohol para la población adolescente estudiada es parte de la diversión y no está sujeta a sanciones. Algunas de las causas que identificamos de que el “alcohol” tenga una presencia significativa en población infantil y adolescente son:
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Ausencia de restricciones del acceso a estas bebidas para niños, niñas y adolescentes.
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Inducción al alcohol por personas adultas y familiares en una lógica de “probar” o de simplemente darle “un traguito”
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Débil conciencia sobre los graves daños del alcohol las condiciones de salud física, mental, psicológica de niños, niñas y adolescentes
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El consumo de alcohol en niños, niñas y adolescentes es percibido por padres y madres como efímero y superficial no reconocen en estos hábitos posibles adicciones a la sustancia ni riesgos para la integridad física de sus hijos e hijas.
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Presencia de pauta cultural de vínculo estrecho entre consumo de alcohol y diversión
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Vinculos estrechos entre machismo y consumo de alcohol genera que muchos hombres fomenten que sus hijos consuman alcohol desde la niñez y adolescencia.
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Peso de la aceptación en grupos de pares somete a niños y adolescentes (sobre todo sexo masculino) a la presión social del consumo para ser aceptados.
No solo la familia tiene permisividad hacia el consumo de alcohol en niños, niñas y adolescentes es toda la sociedad. La protección de la niñez y la adolescencia en el consumo de alcohol desde políticas públicas y campañas es débil, no se identifica como una violación de derechos a la niñez ni una situación de riesgo que debe ser abordada en su protección.
Las adicciones únicamente se “problematizan” en nuestra sociedad desde las drogas ilícitas (marihuana, cocaína, crack, heroína). El consumo de drogas ilícitas en nuestro país inicia con las “licitas” como las bebidas alcohólicas. Las bebidas alcohólicas no solo inician, siguen formando parte de la diversidad de mezclas de sustancias adictivas (alcohol-marihuana-tabaco-crack) que generan graves daños a la salud y a la vida de nuestra niñez y adolescencia.
Las familias y centros educativos no cuentan con herramientas para ofrecer orientación, acompañamiento y prevención. La prevención del consumo de alcohol es débil desde los distintos ámbitos y las prohibiciones de compra y consumo en lugres públicos son vulneradas continuamente sin consecuencias.
Este artículo fue publicado originalmente en el periódico HOY