En el día de ayer se hizo viral un twist del presidente del Salvador, Nayib Bukele, quien afirmó que podría solucionar el problema en Haití si se cumplen tres condiciones:
- Que se produzca una resolución de la ONU
- Cubrir todos los gastos de la operación y
- Que el pueblo haitiano esté de acuerdo.
Aunque no venga al caso la expresión del presidente salvadoreño trajo a mi memoria aquella pancarta del exmiembro de la guardia colorá de Balaguer Ramón Pérez Martínez, mejor conocido como Macorís, quien aparecía con el puño cerrado y diciendo “yo arreglo esto”.
Creo que Bukele no entiende cómo funciona esa estructura mafiosa de Haití donde lo que conviene es el caos, no el orden. Sin embargo, hay un punto de sus requisitos que me parece fundamental: “Si el pueblo haitiano quiere”.
Justamente ayer domingo compartimos en mi programa de televisión Ajedrez Sociopolítico, una entrevista que le hicimos a la periodista y defensora de los Derechos Humanos haitiana Colette Lespinasse y una pregunta que le hicimos fue qué pensaba respecto al despliegue de una acción militar encabezada por Kenia.
Colette nos decía que existe una gran mayoría en Haití que no está de acuerdo porque entiende que una vez más se estaría lesionando su soberanía. Quizá muchas personas no sepan que el pueblo haitiano no es muy afín a la Comunidad Internacional.
Para el pueblo haitiano su gran lucha de toda la vida ha sido por su soberanía, entienden que desde su independencia nunca han sido soberanos pues sus decisiones siempre han estado supeditadas a la influencia e intervención ajenas a Haití.
Al pueblo haitiano nunca se le ha consultado si desean que llegue una fuerza externa, pero además las que se han realizado hasta el momento han sido un fracaso y como ejemplo está la Minustav.
Supongo que Bukele querrá llevar su fórmula a Haití. El presidente salvadoreño es popular por su enfoque contra las pandillas y fue reelegido para gobernar por cinco años más.
Su estrategia ha reducido significativamente los asesinatos en uno de los países más violentos del mundo sin conflicto bélico. Sin embargo, ha resultado en la detención de casi 76,000 personas sin orden judicial, de las cuales más de 7,000 fueron liberadas por ser inocentes.
Amnistía Internacional y el Movimiento de Víctimas del Régimen (Movir) denuncian "detenciones arbitrarias" de personas acusadas de pertenecer a pandillas, así como "atropellos", "torturas" y "muertes" en prisión bajo un régimen de excepción vigente desde marzo de 2022.
Pero a esto último nadie le hace caso porque se está estabilizando el país. Quizá su fórmula le funcione en el Salvador, pero en Haití es complicado, fundamentalmente porque las bandas de Haití fueron creadas por políticos y empresarios y por eso enfrentarlas ha sido y sigue siendo tan difícil porque cuentan con financiamiento y protección.
Ahora bien, si algo ha demostrado Bukele es que no le tiembla el pulso para tomar las decisiones que deba tomar sin importar quien o quienes estén detrás de los grupos que enfrenta, solo que en el caso de Haití no lo dudarían dos veces para que le suceda lo mismo que a Jovenel Moïse, del contrario pregúntenle a su viuda.