Una opinión sobre la propuesta política del recién electo presidente de Argentina, Javier Milei, podía esperar luego de que Argentina le favoreciera con el voto. No obstante, la presente semana asistió a la reunión anual del Foro Económico Mundial, celebrada en Davos, Suiza. En un podio frente a los grandes empresarios y líderes mundiales, dirigió su alocución a Occidente.
El mandatario señaló que este hemisferio pierde hegemonía ante el poder creciente de la otra cara del mundo, y en ello no le falta razón. Regresó a las premisas de los días de Adam Smith, convencido, como el Nobel Milton Friedman, que los mercados proveen el bienestar general.
Ciertamente, hubo entonces un crecimiento en la economía mundial y en la de Argentina, al punto de convertir en una potencia mundial entre 1880-1914 a su país. Sin embargo, conviene anotar que la economía mundial del siglo XIX se sustentó de un mercantilismo colonial, basado primero en el trabajo esclavo y luego, en forzado, donde los derechos mínimos debieron reclamarse a través de la movilización de clases sociales y grupos minoristas.
Posteriormente, los kartell empresariales alemanes le dieron sostén al fascismo, y la estructura monopolística soviética sobrevive gracias a la corrupción público-privada rusa, fenómeno que se repite en muchas naciones. A pesar de lo anterior, el presidente argentino favorece la idea de las bondades del monopolio y rechaza la intervención estatal en la economía.
De manera particular, expresó que los fallos del mercado no existen, con lo cual estas metodologías laureadas por la Academia Sueca con premios Nobel a la Economía, serían descartables:
- El análisis de los equilibrios en la Teoría de Juegos No Cooperativos. En economía, se usa sobre todo para describir las situaciones donde no funciona la libre competencia y donde por lo mismo los mercados no producen los mejores resultados. De hecho, mediante la teoría de juegos fue posible obtener una herramienta para agrupar las imperfecciones del mercado, que incluyen monopolios, oligopolios, presencia de externalidades, bienes públicos y asimetrías en información. John Nash, John Harsanyi y Reinhard Selten, 1995.
- El análisis de los mercados de información asimétrica, es decir aquellos en los que un agente dispone de más datos e información que otros para predecir su evolución. Los trabajos desarrollados en la década del setenta constituyen, el núcleo duro de la teoría moderna de la información económica. George A. Akerlof, A. Michael Spence y Joseph Stiglitz, 2001.
- El análisis que demuestra que muchas industrias están dominadas por un pequeño número de grandes empresas o monopolios. Si se los deja sin regular, esos mercados usualmente producen resultados indeseados por la sociedad: precios más altos que los motivados por los costos o empresas improductivas que sobreviven bloqueando el ingreso de otras nuevas o más productivas. Jean Tirole, 2014.
Me pareció que, en verdad, el presidente Milei fue a Davos a atraer inversión extranjera a su país. Ojalá su nuevo mandatario tenga una fórmula exitosa. Como el presidente argentino, creo que la empresa juega un papel protagónico en el desarrollo, aunque el bienestar general lo entiendo como un producto del colectivo de agentes económicos. De otro lado, ni en los albores de los 1800 o 1900 los estados debían ocuparse de ciberseguridad, el lavado de activos, el cambio climático, la protección de los datos personales, y de manera especial, de la defensa ante la amenaza atómica.
Concurro con el presidente Milei en que los estados deben ser lo más pequeños y eficientes posibles, para bajar la carga impositiva, pero la eliminación de la función reguladora del estado no debe sacrificarse por el bien de las propias empresas, así como tampoco los gastos asociados a la seguridad, salud, educación y desarrollo de infraestructuras.
El conductismo económico al que se inscribe el nuevo presidente de Argentina me sugiere que, si se le entrega una manzana, una vía férrea, un algoritmo inteligente o la bomba atómica a un caudillo, a un funcionario o un empresario sin instrucciones de uso colectivo, la discrecionalidad no tardará en aparecer. La represión del impulso abusivo es la primera cláusula del contrato social.
Ojalá el presidente Javier Milei, economista militante libertario al estilo del Nobel austríaco Friedrich Hayek, ensaye las metodologías propuestas por el nobel estadounidense Richard H. Thaler, y encuentre los puntos donde dar empujoncitos eficaces a los mercados.