En un artículo anterior reseñamos las metas de los objetivos de desarrollo sostenible (ODS) y los límites para su alcance, pero en esta ocasión queremos destacar los aspectos que tienen que ver con la alimentación y el empleo y como la crisis actual y la inflación afectan la calidad de vida de la población a partir de la carestía y el desempleo.
La tasa de inflación en la República Dominicana en el año 2016 fue de 1.61% pasando a ser 3.28% en el año 2017 y siguió esa tendencia en año 2018 a 3.56% e ir a la baja en el año 2019 y fue de 1.81%, tomando impulso en el año 2020 a los niveles de años anteriores y siendo de 3.78%, dando un salto en el año 2021 y llegando a los niveles 8.24% y se estima que para el año 2022 termine en 8.36%.
Estos datos nos señalan lo siguiente: Que la República Dominicana luego de ser uno de los países entre los años 2015 y 2019 con tasas de inflación de las bajas de los países de 33 países de América Latina y el Caribe, pasó a formar parte de los países con tasas de inflación más alta, pasando a ocupar el sexto lugar solo por debajo de Venezuela, Suriname, Argentina, Haití y Brasil.
Estos resultados dejan en entredicho lo proclamado por el gobierno actual de Luis Abinader, de que la inflación en la República Dominicana se debe definitivamente a los efectos del COVID-19 y la Guerra entre Rusia y Ucrania; porque si fuera así y considerando que afecta prácticamente por igual a los demás países, los niveles de inflación que antes se mantenían bajos en la República Dominicana, aunque aumentaran debían estar por debajo de los demás países que además han sido afectados por los fenómenos de salud y de guerra anteriormente señalados.
Se pone entonces en evidencia que la acciones del gobierno dominicana en términos de políticas para incidir en los niveles de precios, sobre todo en productos de la canasta básica, que son los mas sensibles en la población, no han tenido los resultados esperado, a partir de que no ha habido un plan coherente para impactar sobre los niveles de precios, no obstante los subsidios que se han aplicado y que estos últimos, mas bien han servido de base para aquellos sectores empresariales que reciben directamente los beneficios de los mismos.
Los enunciados propuestos en la agenda 2030 hacia lograr los ODS, sobre todo en lo que se refiere a mejorar los niveles de alimentación, reducción de la pobreza y la marginalidad, así como la reducción de la desigualdad social y económica; ante el panorama antes descrito, afecta directamente la población que ve encarecerse el costo de la vida, por el proceso inflacionario creciente y se profundiza aun más pobreza y la marginalidad que ya venía asomando su aumento desde el año 2020 y también un aumento de la desigualdad; a esto también se agrega que producto de esta crisis también ha aumentado la violencia y la inseguridad ciudadana.
La expresión que señala que el actual gobierno es de los popis, si se refiere con esta palabra a la clase media, debe hacerse una corrección, porque parte importante de dicha clase ya esta siendo afectada por la carestía de la canasta familiar, los intereses de los préstamos y con el deterioro progresivo de la seguridad ciudadana.
En conclusión, si no se reorienta la ruta del accionar público, para hacer cambiar la situación reinante en los próximos años tendremos una reducción drástica en la calidad de vida de la mayoría de la población.