En el mes de octubre médicos pensionados llevamos a la cúpula del Colegio Médico a asumir la demanda de reclamar el descongelamiento de las pensiones por servicios prestados al Estado que se mantienen petrificadas para nosotros per saécula saeculórum. A esto se añadió los reclamos de los siempre mal remunerados médicos en servicio activo. Se realizaron  negociaciones “urgentes” y de repente la dirección de los médicos  anunció que había  llegado a un “acuerdo” con el Gobierno para un supuesto aumento de 25% prorrateado a los médicos activos, que representa una diferencia abismal con lo solicitado que era de un 70%, de entrada era una negociación muy discutible.

No se trata de un simple entramado de cifras porcentuales, esto tiene connotación política, social y económica. Coloca a los médicos ante la opinión pública como un sector impertinente, que en realidad no tiene necesidad de un reajuste salarial significativo y lo reclamaba como un acto de entretenimiento, por estar en el medio como se dice popularmente. La realidad monda y lironda es otra, los médicos continúan siendo uno de los sectores vitales peor pagados.

Lo risible es que sin mediar ningún tipo de discusión por parte de organismos   deliberantes, de inmediato se acepta una propuesta muy insignificante en cuanto al monto reclamado, reiteramos dejando entender en realidad la demanda era una necedad.

Las autoridades se han sotorreido del dislate que estamos refiriendo, su maniobra fue una obra maestra. Concedieron de modo muy hábil una borona para neutralizar a negociadores que requerían algún trofeo simbólico. Las autoridades para reafirmar su “buena voluntad” con los médicos activos soslayaron a los pensionados, que estiman son el detritus, no sirven para mantener el deteriorado modelo sanitario. Además de modo muy hábil han pretendido crear un espacio de rivalidad entre médicos activos versus pensionados.  Que nos emburujemos, mientras ellos “cumplieron”.

Lo real es que la dirección de los médicos  debe desistir de protagonismos estériles, urge que aterricen  y entiendan no están insertados en una sociedad de invernaderos, que actúan frente a la gran vitrina que es la opinión pública. Usted no puede iniciar una negociación por 70% de reajuste salarial y al primer pitazo del pleito, aceptar un 25%, que en realidad es un 10%, que cuando se venga a agotar la primera cuota el alto costo de la vida se lo ha tragado. Cada día se encarece el vivir en nuestra sociedad, el alza constante de la prima del dólar, nos los explica. Entonces, al actuar de esa manera, la dirección de los médicos deja a entender que esos reclamos eran para hacer una bulla, una bullita.

El médico en nuestro medio siempre ha sido pesimamente remunerado, soslayando la gran responsabilidad que asume bajo sus hombros, tiene que velar por la salud preventiva y curativa de los ciudadanos, que es vital para el desarrollo social, como lo es la educación.

Las sociedades con direcciones conscientes del desarrollo social, se empeñan en rodear de un status confortable a estos servidores, dotándolos no solo de los honorarios pertinentes para vivir el día a día, sino con cierta holgura, que aunque sea modesta no tengan que administrar  entre sus prioridades hacer presupuestos para enfrentar los agobiantes problemas del diario vivir. Aquí ningún Gobierno de modo espontáneo, se ha decidido a reconocer con un paso de acción práctica esta necesidad. Todos están cortados por la misma tijera.

Nunca olvido al maestro Nelson Astacio en  su cátedra de Semiología médica, insistiendo que el médico en la medida que el paciente nos va narrando su sintomatología tiene que ir registrando en el cerebro todas las enfermedades compatibles con esos síntomas para un urgente diagnóstico de impresión. ¿Un médico atiborrado de problemas económicos puede realizar esa misión?. ¡Imposible!

La gran interrogante: ¿Tenían que aceptar los negociadores médicos de inmediato una propuesta del Gobierno sin solicitar un espacio de espera, para debatir y consensuar una posición ante una propuesta tan disímil a la original? Se arguye la prisa porque el presupuesto nacional está en la víspera de ser aprobado, ese concepto no es más que un subterfugio. En diversas ocasiones se ha negociado fuera de presupuesto y desde el Ministerio de Finanzas se ha buscado una alternativa administrativa cuando se llega a un acuerdo, como ocurre con muchos otros proyectos que son prioritarios para las autoridades.

Ha sido una jugada maestra del Gobierno, con la habilidad de excluir a los médicos pensionados de la “conquista”, para tratar de crear un nuevo escenario de conflictos en el entre médicos pensionados vs. activos. Es la lógica de provocar disturbios desde el lado oponente, que debemos rechazar.

Lo pertinente en una negociación, discutir posiciones. Me imagino que a los señores comisionados no les pusieron a escoger a punta de bayoneta. Si usted representa a un colectivo y en su nombre discute un porcentaje de 70% y le proponen una proporción muy inferior a 25% (en realidad son 10%) usted debe ser prudente y solicitar un compás de espera para llevarlo al seno de su organización y discutir esa nueva alternativa que es muy menor a la demandada, con el agravante que una de los principales aspectos ni siquiera fue mencionado como es el caso de los pensionados.

Reiteramos esto deja entrever ante la sociedad que se reclamaba algo que posiblemente no se necesitaba porque se conformaron con una chilata, que solo interesaba producir ruido o protagonismo. Y no es cierto, tanto médicos activos, como pensionados están pesimamente remunerados. Solo hay que hacer comparaciones con el status de colegas de otros países y el nuestro queda muy por debajo en ambos renglones.

Los dirigentes no pueden llevarse de presiones o entusiasmo, el Colegio Médico ha librado grandes jornadas de lucha, incluyendo entregas de las emergencias y han doblegado a regímenes harto represivos como el de Balaguer a aceptar las justas reivindicaciones. Esto es un proceso, usted no puede rendirse, no corresponde arredrarse ante una propuesta indecente como fue la planteada, por temor a desarrollar un proceso de lucha.

Tampoco se le puede proponer gato por liebre a la membresía médica, al decirle que se ha “flexibilizado”  en los reclamos de un 70% a un 10 %. El asunto es peor, se ha comprometido el derecho a indexación de los médicos activos durante los próximos tres años por mínimas sumas de 10 y 5%, mientras aquí todo el mundo sabe que el costo de la vida se encarece a diario.  No es cierto que la llamada reforma fiscal (que solo traerá mayores gastos a la clase media y baja) ha sido abandonada, sino que se aplicara de modo parcial y los médicos no tendrán derecho a reclamar una justa indemnización  porque se ha aceptado y brindado con bombos y platillos como un gran triunfo, una victoria que ni siquiera el rey Pirro hubiese aceptado.

En el caso de los médicos pensionados el asunto es más grave, la dirección de los médicos con su silencio sepulcral ha refrendado el concepto negativo de las autoridades centrales (exceptuando a Conape) que estiman al viejo no sirve para nada,  aunque ahora pretenden utilizarlos para crear un conflicto artificial entre médicos activos y pensionados. En el Gobierno eso es recurrente, el viejo pobre y de clase media debe estar en un asilo o el cementerio.  No pocos médicos pensionados se nos han acercado para manifestar su inquietud porque hasta el presente se han hecho los “locos” hasta con las migajas que han anunciado.

Los médicos activos no merecen que se comprometa ante el país su futuro salarial con mezquinos aumentos de 10 y 5% prorrateados en los próximos tres años, cuando el costo inflacionario aumenta cada día, y los pensionados que servimos por más tres décadas de manera desinteresada en los hospitales públicos sin enriquecernos tenemos derecho a un retiro digno.

No debemos permitir que pretendan dividirnos, el activo de hoy será el pensionado de mañana, las demandas de uno pertenecen al otro, no podemos dejarnos manipular. Asumamos el justo llamado a la indignación enunciado por José Martí, cuando sentenció: «Los derechos se toman, no se piden; se arrancan, no se mendigan»

Se impone la unidad y lucha de médicos activos y pensionados. Todos unidos somos el Colegio Médico Dominicano, de lo contrario tendremos que ir en romerías a los puentes criollos entonando una lúgubre  adaptación del famoso bolero «Camino del puente» (de la autoría de Pedro Rigual Rodríguez, interpretado por el gran bolerista Roberto Ledesma), en nuestro caso iremos coreando en tono de melodía:

Camino del puente me iré

                                                a tirar el reclamo de reajuste decente al río

                                                mirar como cae al vacío

                                                y se lo lleva la corriente