Margarita Cedeño, aspirante a la candidatura presidencial por el Partido de la Liberación Dominicana (PLD), tuvo oportunidad de disfrutar de las mieles del poder en su condición de primera dama en los ocho años de gobierno del entonces presidente Leonel Fernández, que se extendieron de agosto de 2004 a agosto de 2012.
Antes de Fernández llegar a su término en 2012, Margarita fue proclamada por el PLD candidata vicepresidencial como compañera de boleta de Danilo Medina, ganando las elecciones de ese año. Esa mutual fue reelecta en 2016, es decir, que se mantuvieron en el poder hasta agosto de 2020.
Durante 16 largos años, de 2004 a 2012, como primera dama, y de 2012 a 2020, como vicepresidenta, Margarita tuvo a su favor que manejó importantes proyectos relacionados a políticas públicas y planes sociales, en los que las ayudas a sectores vulnerables de la población estuvieron en primera línea.
Entre las instituciones que estuvieron a cargo de la entonces vicepresidenta Cedeño están el Gabinete de Coordinación de Políticas Sociales, el Sistema Único de Beneficiarios (Siuben), y el Programa Progresando con Solidaridad, a través de las cuales se manejaron miles de millones de pesos cada año.
A pesar de su capacidad intelectual como abogada, sus grandes conocimientos de los manejos de las intríngulis del poder, dado su permanencia de ocho años en la Vicepresidencia, para los comicios de 2020 aceptó ir de compañera de boleta junto a Gonzalo Castillo, candidato presidencial del PLD. Pero en esta ocasión no tuvo tanta suerte.
El binomio peledeísta Castillo-Cedeño fue derrotado ampliamente por Luis Abinader, candidato del Partido Revolucionario Moderno (PRM), quien se impuso en primera vuelta.
Una coalición de partidos políticos, la sociedad civil y grupos sociales lograron sacar del poder a los peledeístas por medio del voto popular.
En su condición de vicemandataria, Magarita era de los funcionarios del gobierno mejor informados de todo lo que ocurría en el país por parte de los organismos de seguridad e inteligencia.
La exvicepresidenta al parecer vio e ignoró, se enteró, pero enmudeció ante los desenfrenados actos de corrupción cometidos por funcionarios, militares y dirigentes de su partido, tanto en los gobiernos de Leonel Fernández como de Danilo Medina.
Dice un refrán popular que “el que calla otorga”, y “quien oculta un hecho delictivo se hace cómplice indirecto del mismo”.
Ahora, en busca de la candidatura presidencial del PLD, ella ha iniciado una campaña de denuncia y desinformación contra todas las ejecutorias del gobierno de Luis Abinader.
Margarita olvida que una crítica oportunista y muy mal enfocada contra el gobierno del PRM se convierte en algo contra sí misma y sus aspiraciones políticas, dado la gran aceptación y apoyo que tiene la población dominicana a las ejecutorias del actual mandatario, especialmente contra los corruptos del PLD, del cual ella es miembro del Comité Político.
Antes que intentar desconocer los programas sociales del gobierno, rechazar las políticas económicas puestas en vigor, hacer creer que desconoce las verdaderas causas del incremento de los productos de primera necesidad, la gasolina y sus derivados, ella debería proponer a la alta dirigencia de su partido presentar una disculpa al país por los actos de corrupción cometidos en sus 20 años de gobierno.
Pero no. La ex primera dama y ex vicepresidente ha preferido centrar su campaña proselitista tras la candidatura a la presidencia por el PLD cantando y bailando una música urbana en decadencia, como el “Dembow”.
Y lo que es peor. Lo canta y lo baila malo, de muy poco atractivo y de muy bajo impacto en las redes sociales.
Quien le está trabajando su imagen, la está ayudando a la derrota interna de su organización. Y probablemente la escojan de nuevo para estar detrás de otro y no al frente, y seguir siendo lo que ha sido hasta ahora.