Tenemos razones más que suficientes para señalar que la figura del presidente Luis Abinader Corona, ha ido creciendo cada vez más en la medida de no dar tregua a la corrupción y porque, además, su gobierno es auténticamente humano.
La verdadera política, tal como la entendemos hoy, consiste en permitir la tolerancia y la asociación de ideas. Por esa razón, en la naturaleza del presidente Luis Abinader no existe la ambigüedad y la duda con respecto a estas convicciones y los derechos inalienables de los gobernados. Cabe señalar que, en su visión del poder político, existe un apropiado acercamiento con su pueblo, lo que viene a evidenciar que está en contra de todo capitalismo deshumanizado.
Los resultados más notables de su política están basados en la convivencia pacífica, el derecho a la disidencia, el libre acceso de los dineros públicos; derecho a educación, vivienda, bienestar económico, salud y, sobre todo, la oportunidad de un trabajo digno y rentable en las instituciones públicas.
Esto nos muestra la retroalimentación de su gobierno con los sectores más carenciados y la plataforma de su política social en favor de estos. Para el jefe del Estado, lo importante es aquello que nos ayuda a vivir y a crear propósitos y no teorías que nos alejan de la realidad.
El nicho de sus convicciones de un modo u de otro es un guion bien diseñado que implica en Abinader, enormes sacrificios en la tarea de hacer viable el país en los escenarios internaciones. De ese modo, la política social y económica del gobernante, posee un componente humanitario en el que los sujetos no se sienten fuera del proyecto de nación. Entre sus distintas versiones, la política social de su gobierno, en sus alianzas concretas con los sectores más empobrecidos del país, promueve propósitos reales, vigorosos y participativos.
La magnitud de un gobernante se mide en sus actos y en los resultados de su gestión.
El presidente Luis Abinader, promueve, además, el consenso y la pluralidad en un marco de confiabilidad estable, pues refleja el espíritu de la democracia y de sus acciones encaminadas a dar soluciones a los problemas más acuciantes del país, ante la multiplicidad de problemas que vive en la actualidad el mundo como consecuencia de diversos factores económicos, financieros, escasez y aumentos de alimentos.
De igual manera, su gobierno asegura una gestión soberana y una manera de hacer política a favor de la mayoría. Se apoya en la unidad de pensamiento y en la responsabilidad compartida creando grandes cadenas de realizaciones con tal de que el país no se detenga en sus metas de alcanzar la total transparencia que haga posible que los dominicanos obtengan servicios de calidad y puedan enfrentar los desafíos que a menudo se presentan de manera devastadores.
Independientemente de los factores exógenos que conspiran hoy en día contra la estabilidad macroeconómica de muchos países de América Latina y Europa, el Gobierno que dirige Luis Abinader establece y refleja un proceso de cambio para que las cosas mejoren. Ese es el núcleo de las fuerzas centrífugas de su gestión gubernamental.
El gobernante ha demostrado una aptitud política y una honestidad que nadie cuestiona; lo cual hace que su gestión diseñe políticas innovadoras y actúe con seriedad para frenar el alza del dólar, combatir la delincuencia y la pobreza y paliar el problema energético productos de deudas atrasadas y como consecuencia de la guerra entre Rusia y Ucrania.
La vocación de servicio del presidente Luis Abinader es de tolerancia cero a la arbitrariedad. Siempre trabaja a favor de la libertad de expresión y el papel de la democracia y, en ese marco, da prioridad a todos los sectores de la nación conforme a los programas sociales que ha puesto en funcionamiento. Sabemos que los problemas estructurales del país demandan un conjunto de medidas en las que no pueden estar fuera las fuerzas sociales puesto que ningún gobierno, por consecuente y capaz que sea, puede atender todas las demandas de los sectores laborales, empresariales, productivos, comerciales, etc.
Luis Abinader es un hombre que construye el porvenir de la patria día a día, un hombre de dignidad y proeza. La magnitud de un gobernante se mide en sus actos y en los resultados de su gestión. Si partimos de estos parámetros, entonces debemos llegar a la conclusión, de que el gobernante que tenemos encierra una suma de valores y por ello se aferra a gobernar con honestidad.
En su gobierno no existen claroscuros en cuanto al manejo de los fondos financieros, los cuales se administran conforme el Presupuesto Nacional. Pero también el presidente Luis Abinader, propicia el equilibrio entre los poderes del Estado y se somete al escrutinio de otras instancias de poder, desmitificando el culto a la personalidad, lo que le ha permitido ganar la voluntad positiva de los dominicanos. Por otra parte, el gobierno fiscaliza las acciones de sus funcionarios para que no se cometan cohechos en perjuicio del Estado dominicano.
Hay que decir en buen dominicano, que Luis Abinader, es una suerte de lotería pues, trabaja sin descanso y no hace alardes intolerantes. Está creando un nuevo orden político, económico y social, que va a contribuir a llenar los vacíos económicos que dejaron otros gobiernos por lo que, le ha tocado comenzar desde cero. Está demostrando también que no incuba odios y que en su agenda no hay espacio para la especulación y las ambiciones desmedidas. En definitiva, su gobierno es algo muy diferente y podemos estar tranquilos y seguros porque es un gran timonel que nos llevará a buen puerto.
Es aquí donde su gobierno define un antes y después en una postmodernidad que irradia luz a pesar de las consecuencias que hoy vivimos. Sin embargo, la lámpara del presidente Luis Abinader, nos alumbra para que nos perdamos el rumbo, la ruta que definirá un mejor futuro.