Para todo el que lea el título de esta reflexión pensara que la misma busca afectar o poner piedras en el camino al potencial candidato presidencial del PLD, el buen amigo y eficiente alcalde de Santiago, Abel Martínez Durán. Nada más desacertado que esa apreciación, ya que él mismo siempre ha contado con nuestro total respaldo las veces en que se ha presentado como candidato para administrar la hidalga ciudad de los 30 caballeros.
El presente análisis lo haré desprovisto de pasión, lo más objetivo posible, para que los que tengan a bien leer estás argumentaciones puedan hacer su propia valoración de las posibilidades reales del cacique de Santiago. Veamos:
- La carrera política de Abel Martínez Durán ha sido desde sus inicios apadrinada por el expresidente Leonel Fernández, éste lo hizo Fiscal de Santiago en el 1998, diputado en el año 2002 y presidente de la Cámara baja desde el 2010 al 2016, fueron las fuerzas leonelistas la que le respaldaron a alcalde del municipio de Santiago en el año 2016 en contra de la corriente danilista en el poder, que quiso imponer a uno de los suyos, pero tal fue la lealtad en apoyos del leonelismo con el hoy virtual abanderado de los morados que la recién constituida Fuerza del Pueblo en el 2020 no llevo recuadro alguno en la boleta electoral en esa hidalga ciudad, con la finalidad de que en el nivel municipal se votara por él, con la única intención de reelegirle nueva vez como alcalde, condición por la cual le será muy difícil a Abel despojarse de sus auténticos orígenes políticos;
- Es cierto que Abel Martínez es un alcalde bien valorado por la sociedad santiaguera, sería injusto no reconocer los resultados de su buena gestión municipal, que le ha granjeado un sólido apoyo popular entre los electores de esa urbe cibaeña, en un país donde la amplia mayoría de los ejecutivos municipales no gozan de respaldo popular, está es una de las más preeminentes ventajas del abanderado morado;
- Hay que decir también, en beneficio del popular líder santiaguero que se logró imponer al núcleo duro del danilismo en el PLD en la Consulta realizada en el pasado mes octubre, lo que hace presuponer que existe un sector importante de sectarios colaboradores del expresidente Medina que todavía desconfían y recelan de Abel, por sus orígenes leonelista y que no entienden como el presidente de la tolda morada no pudo hacer nada para hacer ganar a uno de los suyos en la subrepticia primaria peledeístas, lo que hace pensar que no pocos dirigentes de ese sector estarán analizando el no apoyarle en el proceso electoral venidero, por lo que lo del exsenador Julio César Valentín es apenas la punta del iceberg de lo que se estaría gestando dentro de las filas moradas;
- El buen amigo Abel Martínez se le olvida que los único funcionarios que de facto pueden manejar fondos públicos y aspirar a la primera magistratura de la nación en esta media isla son los presidentes en ejercicio, porque si son los aspirantes presidenciales funcionarios dependientes del gobierno central los envían de inmediato para su casa, y si son incumbentes electos terminan recibiendo en cualquier momento la visita de los órganos de fiscalización o auditoría de los fondos públicos, y eso para el cacique de Santiago es una de sus más peligrosas acechanzas;
- La marca PLD está sensiblemente afectada y los procesos judiciales venideros que serán ventilados el año que viene en los tribunales serán un baldón muy pesado para los morados, por los grandes montos envueltos en las supuestas defraudaciones al Estado y, aunque es cierto a la larga que las persecuciones anticorrupción no rentan electoralmente, la comprobada megacorrupción de inmediato sí, porque pone entre la pared de inmediato a la organización política señalada por dichos actos, pues se necesitará un mediano tiempo, que no será solo en apenas 4 años, para que la memoria cortoplacista del dominicano lo haga olvidar. Mientras, los cuestionamientos atizarán las redes sociales contra los peledé y esto terminaría afectando al acorazado morado para las elecciones del año 2024;
- Es una realidad que lo novedoso en esta campaña electoral prematura es la virtual candidatura de Abel, pero los poderes fácticos y la mayoría ciudadana se decantarán en apoyar la candidatura oficialista o al expresidente Fernández le será casi imposible al PLD y Abel dar el “sorpasso” frente a una creciente Fuerza del Pueblo y sus posibilidades de construir una alianza electoral con otras fuerzas políticas, cosa que se le hará cuesta arriba organizar a los morados por las pésimas relaciones que tienen con la mayoría de los partidos políticos, verbigracia al interés que tuvieron los mismos en hacer desaparecer a las emergentes organizaciones por medio de la recortada Ley Núm. 33-18 de Partidos, Agrupaciones y Movimientos Políticos;
- Los proleonelistas miembros del PLD, esperan que la escogencia de Abel Martínez cree un puente de entendimiento o acuerdo de Abel con el expresidente Fernández, de no ser así éstos se irían en masa a apoyar los pueblistas, es justo reconocer que la mayoría opositora favorece una alianza que permita articular la dupla Leonel presidente y Abel vicepresidente, boleta está que de conformarse ganaría sin dudas en la primera vuelta electoral;
- La entrada de Abel a las grandes ligas lo deben encontrar con un dominio total de los principales temas de nación, lo que no le será tan fácil asumir y explicar con el conocimiento y experiencia de un Leonel Fernández, y la información privilegiada con que cuenta el presidente Abinader como mandatario en ejercicio, hay que convencer a la sociedad civil, al empresariado, a las Iglesias, y sobre todo a una controvertida clase media, que espera que quién se ponga a partir del 16 de agosto del 2024 la banda tricolor sobre su pecho tenga la expertiz necesaria para llevar las riendas de un país, que todavía sufrirá las secuelas de la pandemia y de los posibles enigmáticos resultados de la cruenta guerra de Rusia contra Ucrania y el Occidente;
- Todo el que aspira a presidente y tiene alguna posibilidad, será siempre víctima de los críticos digitales, esos francotiradores de oficio que son asesinos de la honra ajena, le endilgaran de todo al abanderado morado, por lo que le espera a nuestro buen amigo Abel es inimaginable, en una campaña tan larga de más de año y medio, lo mismo han tratado de hacerlo con Leonel y hasta con el propio presidente Abinader, penosamente las campañas sucias siguen siendo una de los peores y más perversos mecanismos utilizados en la infocracia en qué vivimos;
- Aunque el liderazgo local del PLD es bien conocido, los mismos cuando se den cuenta de la polarización real entre las candidaturas presidenciales del PRM y la Fuerza del Pueblo buscarán los aspirantes a las candidaturas locales, abrigo en uno y otro lado, que solo lo salvaría un pacto electoral congresual y municipal con una de esas dos organizaciones, de no ser así, mucho de éstos preferirán estar en los recuadros electorales de las boletas físicas de las organizaciones que serán parte de las alianzas que en su respaldo armarán Luis Abinader y Leonel Fernández, ya que la tercera opción son erosionadas terriblemente por las opciones punteras, solo hay que ver cómo la coalición que llevó a Leonel como candidato en el 2020 solo alcanzó un poco más de un 8% de apoyos, todo por el voto útil, más el acostumbrado e idiosincrático oportunismo de nuestros ciudadanos, lo que de seguro haría zozobrar al acorazado morado.
No es lo mismo “llamar al diablo que verlo llegar”, porque en países como los nuestros, la lucha por el poder es fratricida, todo porqué en las campañas no se respetan códigos de honor y se utilizan cuántas artimañas existen para denostar al candidato contrario, la entrada a las ligas mayores del eficiente alcalde santiagués traerá consigo también la crítica maledicente de los usuarios de las tóxicas redes sociales, de la estrategia de denostación de los asesores de campaña de una parte de los contrarios y del uso vulgar de todo tipo de artilugios para sacar a los adversarios de competencia, lo que sí estoy seguro, es que gracias al FOPPPREDOM la mayoría de la alta dirigencia partidaria no se prestarán para ello, hemos echado raíces profundas en el respeto recíproco de los compañeros de oficios, a sabiendas que todos de una forma u otra hemos sido víctimas de las soeces críticas de los arriba señalados sectores.
Es una media verdad de que las candidaturas presidenciales a tan largo tiempo de escogidas son beneficiosas electoralmente, no solo es así porqué también tienen más tiempo los detractores del prestigio ajeno, para crear sentimientos de animadversión en segmentos importantes del electorado contra los aspirantes a ser inquilinos de la mansión de Gazcue.
Queda en el tintero el saber qué hará mi estimada amiga, la doctora Margarita Cedeño, que no pudiendo ser para este proceso electoral candidata presidencial, dudo le convenga apoyar por más diferencias que pueda tener, otra candidatura que no sea la de su exesposo Leonel Fernández, porque fuera ésta ya de la ecuación presidencial, bien se pudiese entender que por razones de descendencia tendría peso el dicho popular de que “la sangre pesa más que el agua”.
No podemos negar que existe un inusitado interés de un sector significativo del electorado en apoyar una nueva opción diferente a la de Leonel y a la de Luis, ya que ambos han sido varias veces candidatos a la Vicepresidencia y a la Presidencia de la República, por eso es que en algunos segmentos poblacionales se ve cierto entusiasmo con la potencial candidatura del cacique santiagués, solo que para ser presidente de la República hace falta algo más “que cambiar una ciudad”, porque en este país la mesa del poder tiene varias patas, y hasta ahora entre Abinader y Fernández las tienen todas consigo, pero será un buen ejercicio el que debe realizar el competente alcalde, a sabiendas de que no debería cometer el error de insistir en que si las circunstancias no le permitiesen llegar como primero a bordo a los comicios, la opción de la Vicepresidencia sería una gran oportunidad para alguien que pudiese heredar hacia el futuro si no se deja impacientar en el camino, el legado de Leonel, y, claro está, del propio PLD, porque en política hay que tener muy en cuenta el “time”, ese preciso momento para lograr las cosas, que ni es antes ni después, todo porque “la política es una actividad en la que los candidatos que se apresuran, producto de febriles entusiasmos publicitarios y de la presión o visión sesgada de los de su entorno, que terminan casi siempre encaminando a los mismos, hacia la derrota”.