Recién pasado el primer cuatrimestre del 2022 se puede afirmar que la economía marcha por un camino de estabilidad, crecimiento, buenos resultados fiscales, una prudente y adecuada política monetaria y un crecimiento halagüeño de los distintos sectores de la economía. Después de un exitoso 2021, que culminó con un crecimiento de 12.3 % de PIB, la economía en este año marcha por un sendero positivo. Se proyecta que el crecimiento para el 2022 será de 5-5.5 % del PIB, consolidando así la total recuperación de la economía a niveles de pre-pandemia de 2020.
A pesar de todos los desafíos y presiones, el 2021 terminó muy bien para las circunstancias. El crecimiento del PIB fue un sólido de 12.3 %, empujado por un crecimiento del turismo de 39 %, construcción un 23.4 %, zonas francas un 20.3 % y manufactura local 10.6 %. La inflación fue de 8.50 %. La cuenta corriente de la balanza de pagos terminó con un déficit de US$ 2,688 millones. Las reservas monetarias internacionales aumentaron al alto nivel de US$ 13,034 millones. Igual, la inversión extranjera directa fue de US$ 3,102 millones, una cifra notable. Las remesas en divisas alcanzaron la cifra histórica de US$ 10,400 millones. Por otro lado, los ingresos fiscales ascendieron a RD$ 841,243 millones y los gastos a RD$ 1,004,634 millones. El déficit fiscal total fue de RD$ 144,788 millones, o el 2.7 % del PIB, que es una cifra manejable.
El país y el gobierno del presidente Luis Abinader han logrado navegar exitosamente la crisis provocada por el coronavirus, pero ahora el país está sufriendo las grandes presiones inflacionarias causada por la invasión de Rusia a Ucrania. Como consecuencia, durante el primer cuatrimestre se ha sentido la fuerte inflación importada, causada por los aumentos de precios del petróleo, las materias primas como el trigo, maíz y soya, el acero, y los incrementos de precios del transporte marítimo. Estos aumentos han provocado el incremento de la inflación interna a 0.96 % en abril y anualizado alcanzó 9.64 %, que es el tema que más preocupa, aunque sea importada.
Gran parte de la resiliencia que tiene la economía dominicana se debe a la diversificación de sus sectores productivos y de generación de divisas. No es una economía de postre o basada en productos primarios fundamentalmente. En el presente existen diversos sectores robustos, como el turismo, las remesas, las zonas francas industriales, la manufactura local, el sector financiero, la construcción, la minería y la agricultura. La capacidad de aguante y de reaccionar es mucho más fuerte con una economía tan diversificada.
La política monetaria y financiera ha sido y es muy adecuada para las circunstancias. Para contrarrestar los efectos económicos de la pandemia fue expansiva con varios instrumentos monetarios de expansión para mantener los sectores productivos y dinamizar el crédito para el sector privado. Se inyectó durante la época más fuerte de la pandemia, cerca de RD$ 215,000 millones, como el 5 % del PIB. También se bajó la tasa de política monetaria a 3.0 %, la de facilidades de liquidez REPOS y la de depósitos remunerados (overnight).
Debido a que la inflación subió a 8.5 % en 2021 y ahora de enero a abril ha llegado a 9.64 %, exacerbada por las repercusiones económica de la guerra entre Rusia y Ucrania, la política monetaria ha tenido que cambiar para contrarrestar las presiones inflacionarias. Como respuesta el Banco Central aumentó la tasa de interés de política monetaria a 5.5 %, las facilidades de liquidez REPOS a 6 % y la de depósitos remunerados a 5 %. También el Banco Central comenzó un proceso gradual escalonado de reducción del exceso de liquidez del sistema. Ambas medidas monetarias son las adecuadas para controlar la inflación.
Por su lado, la política fiscal también ha sido muy apropiada durante el 2020-2021, manteniendo una necesaria expansión para financiar los programas de subsidio sociales y ayudas monetarias a los empleados y desempleados, realizar compras de vacunas, medicamentos y equipos y suministros sanitarios. Sin embargo, los ingresos presupuestarios aumentaron, lo que contribuyó a la prudencia fiscal. Con todas las presiones, el déficit fiscal fue solo de 2.7 % del PIB, por debajo de lo presupuestado. La política fiscal del primer trimestre de 2022 ha sido disciplinada y manteniendo el Presupuesto Nacional bajo control y prudencia, terminando a abril con un pequeño superávit de RD$ 9,575 millones y un superávit primario de RD$ 66,687 millones.
En general, ha sido un buen logro del Gobierno y del Banco Central el manejo prudencial de la política económica. El país tiene presiones inflacionarias por los aumentos de precios de los productos primarios y el petróleo en el exterior, pero con las políticas fiscal y monetaria adoptadas, la tasa de inflación se podrá controlar gradualmente hasta llegar a la convergencia de meta inflación para mediados de 2023. Claro, todo dependerá de la situación internacional y del tiempo que dure la crisis provocada por la guerra de Rusia-Ucrania. Pero la economía del país navega por un buen camino y buenos resultados se esperan para el 2022.