Hace un tiempo escribí un artículo en donde decía que el presidente Abinader debía relanzar su gobierno porque lucía estancado y viejo; de hecho, se puede observar que en este segundo mandato no se ha hecho una sola encuesta para medir la popularidad del presidente como se hacía en el primer gobierno

El presidente tiene muchos frentes abiertos: las reformas que busca impulsar en el congreso, la mal llamada modernización fiscal, el tema haitiano, entre muchos otros, pero en este momento hablaré de la mal llamada modernización fiscal.

De entrada, debo decir que nunca hay un buen tiempo para imponer tributos, nunca hay aceptación de la gente y por pequeño que sea un impuesto siempre creará desazón y rechazo.

Los cobradores de impuestos siempre fueron rechazados, incluso si nos vamos a la Biblia observaremos lo que con Mateo que era cobrador de y tuvieron que convertirse al Señor. Por consiguiente, nadie nunca ha estado de acuerdo con los impuestos, por eso se llaman así.

Se debe decir que en el 2012 Danilo Medina lo intentó y no pudo porque la sociedad la rechazó, después sucedió en 2017 y tampoco pudo. La verdad es que tenemos un déficit fiscal de casi un 3% del PIB. Este año pagaremos de intereses 263 mil millones de pesos, solo de intereses de la deuda. Aquí hay dos maneras: o se aumentan impuestos o se toman préstamos.

Es un déficit de 250 mil millones de pesos, entonces la pregunta es ¿en realidad esta es la reforma que se debe hacer? Se piensa tocar las exenciones y los primeros que salieron a protestar fueron los empresarios.

El 70% de lo que se va a recaudar con esa reforma recae en la población de clase media y baja y no se ve el sacrificio de los ricos.

El primer error es que la reforma fue realizada por el grupo económico de Luis Abinader. Ese grupo económico ha perdido el sentido de la realidad real. Una Reforma Fiscal establecida por funcionarios del gobierno es una locura pues no están relacionados con la realidad social del pueblo.

Estos nuevos ricos que ahora andan en helicóptero, con seguridad y queridas de hihg class no entienden lo que es llegar a la casa y no tener energía eléctrica.

La droga del poder sesga el sentido común de los funcionarios y parece que perdieron la empatía y el tacto con el pueblo. Empinados en la supuesta popularidad del gobierno estos economistas postmodernos conocen a medias la realidad, pero le importa poco.

Entiendo que el presidente tampoco ha entendido el mensaje del pueblo detrás del rechazo porque el pueblo está de acuerdo con la reforma, la misma es necesaria para elevar la calidad del gasto, lo que el pueblo no observa es que exista ningún sacrificio en la parte política, sino solamente la población.

Lo que el gobierno no ha entendido es que no basta con retirar la pieza, sino que necesitamos ver señales claras de sacrificio en los político y los ricos.

Muchos han catalogado la decisión del gobierno como un triunfo del pueblo, pero esto lo veo con cierta suspicacia y me uno a lo que expresara Rita Ceballos en su cuenta de Facebook y cito textual: «Se anuncia el retiro de la ley de reforma fiscal. Se argumenta que ha sido rechazada por el “pueblo”.  No sé si habrá sido el pueblo-pueblo o los “dueños del país” que no quieren pagar por sus privilegios. Necesitamos una reforma fiscal equitativa y justa. La decisión no puede ser dejar las cosas tal como están. Confiamos en que se revise la propuesta con diferentes equipos de trabajo y se plantee una reforma estratégica, equitativa y justa».

Ojalá que ocurra eso último que dice Rita, la respuesta no es dejar las cosas como están, es que la reforma sea justa y equitativa.