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En los últimos años de su vida, doña Carolina Mainardi Vda. Cuello (1906-1999), una infatigable luchadora por la libertad y la democracia, acicateada por sus hijos, escribió sus memorias que fueron publicadas luego bajo el título de Vivencias, en las cuales narra sus treinta y un años en el exilio antitrujillista. Dicho libro, junto a la Correspondencia de Ángel Morales y Sumner Welles (2013) pueden ser considerados como los textos documentos de mayor relieve para el conocimiento del exilio antitrujillista, y por supuesto, a ellos se adicionan los reportes diplomáticos publicados por el historiador Bernardo Vega.
La lucha contra la Ocupación militar
Luego de presentar los detalles genealógicos de su familia, el libro aborda su participación, junto a la juventud de Santiago de los Caballeros, en la lucha contra la ocupación militar norteamericana (1916-1924), la cual valora como una “catástrofe moral”, como una “época muy negra” pues los ocupantes organizaron la vida del país “en el sentido militar y pretoriano” en consonancia con lo cual suprimieron todas las libertades civiles y los derechos constitucionales de los dominicanos.
Su lucha se inició desde la escuela cuando se integró a la Cruzada Patriótica y refiere el repudio que recibieron los ocupantes en la ciudad, quienes debieron formar sus propios clubes, muy personales, pues los jóvenes y adultos santiagueros, como forma de repudio, eludían compartir con ellos al rechazarles todas las invitaciones que cursaban, luego de lo cual estos exigieron que se les invitara a las fiestas que se celebraban en el Club Santiago, y para evitarlos se decidió no realizar ninguna actividad.
La joven Carolina Mainardi, que asumía la consigna de la desocupación “pura y simple”, tuvo una activa participación en la recolección de fondos para la celebración de la Semana Patriótica, y cada domingo, después de la misa se dedicaba, junto a otras compañeras, a la venta de flores cuyas ganancias entregaba a la profesora Ercilia Pepín que dirigía la Semana Patriótica y que servían para financiar a la delegación dominicana que denunciaba la ocupación militar en diversos países de América y Europa.
Entiende que muchos de los tormentos y suplicios aplicados por el Gobierno militar contra ciudadanos dominicanos fueron aprendidas y practicadas por el dictador Rafael L. Trujillo, quien “acabó con la vida ciudadana de Santo Domingo”.
En el exilio
A principio de julio de 1930, y ante la inminencia de su asesinato por Trujillo, sale hacia Puerto Rico el doctor Leovigildo Cuello Hernández, esposo de Carolina Mainardi. Y en septiembre de este año el tirano en cierne emite un decreto que declara su expulsión del país, junto al Dr. Ramón de Lara, por realizar “actos y propaganda subversivas” contra el régimen. De forma progresiva al vecino país llegaron otros exiliados quienes formaron el primer Comité Antitrujillista, integrado por Federico Velázquez Hernández, Guaroa Velázquez, el doctor Leovigildo Cuello, Antonio Mirabal y alguien de apellido Sosa.
El encuentro con Bosch de Carolina Mainardi y el Dr. Cuello
En 1938 llegó a San Juan, Puerto Rico, Juan Bosch en compañía de su familia, contratado para recopilar las obras de Eugenio María de Hostos para ser publicadas por la familia. En el primer encuentro con Bosch, Carolina Mainardi afirma que este adoptó:
“[…] una postura casi teatral, muy disimulado y con mucho miedo a la notoriedad de que él había llegado y no quería que se supiera, porque para su salida había tenido mucha lucha y todavía no sabía que iba a hacer, pues el exilio era algo muy duro, y él no sabía si podría desenvolverse como exiliado”.
Tampoco dijo que:
“[…] venía a ponerse a las órdenes de la unidad dominicana, ni dijo que venía a ser un soldado de fila, ni un jefe de nada. Él estaba llegando, no sabía que iba a hacer porque estaba indeciso, todo dependía de cómo pudiera desenvolverse […]”. (1)
En ese momento, ya el Dr. Jimenes Grullón llevaba varios meses residiendo en San Juan y no era muy amigo de Bosch. Sin embargo, se acercaron con cordialidad y amistad y el primero lo ayudó a conocer mucha gente en Puerto Rico que Juan Bosch no conocía. “Juan Isidro le abrió las puertas y el camino de la intelectualidad, pero él no quiso mezclarse en Puerto Rico en nada, ni con nadie, además, Juan Isidro tenía interés de que él se fuera a Cuba ya que era un joven perteneciente a esa nueva generación para la lucha política”. (2)
Sobre este último tópico se debe aclarar que por la “tensión intelectual” reflejada en su novela La Mañosa, Juan Bosch tampoco “se había planteado involucrarse en actividades opositoras, y ni siquiera manifestaba una vocación política, siendo su interés realizar una carrera literaria”. Por las exigencias de subordinación que Trujillo impuso a los intelectuales que descollaban, Bosch se movió con ambigüedad y esto propició su salida hacia Puerto Rico. (3)
La fundación del Partido Revolucionario Dominicano (PRD)
Uno de los propósitos cardinales del Dr. Jimenes Grullón consistía en formar una agrupación en el exilio capaz de compendiar las “ansias” del pueblo dominicano como la democracia funcional, la justicia social y el desarrollo económico, lo cual había plasmado en numerosas cartas y conversaciones. En Cuba, afirma Carolina Mainardi, Jimenes Grullón le escribía:
“[…] a todos los dominicanos con los que tenía correspondencia para ver si se creaba ese organismo, donde pudieran entrar todos los dominicanos, además de ver cuáles eran las dificultades para crearlo, pero sin un organismo superior que dirigiera y que le diera fuerza al movimiento no íbamos a poder lograr un arranque sólido contra Trujillo”. (4)
Para lograr la formación del PRD, Jimenes Grullón concitó el respaldo de los exiliados de Venezuela, Cuba, Puerto Rico, Nueva York, México, e Islas Canarias, además de fundar secciones del partido en las principales ciudades de América como Maracaibo, Chicago, San Juan, Mayagüez, entre otras. La militancia del partido creció en idéntica proporción a la llegada de exiliados desde la República Dominicana y en algún momento su cantidad llegó a estimarse en 200 dominicanos “familiarizados y relacionados”.
El proceso de formación del PRD ocurrió entre 1939 y 1941 y resulta evidente que contribuyó de forma crucial a la organización del exilio, disperso hasta ese momento. Por ejemplo, de 60 luchadores contra la dictadura residentes en Puerto Rico, 25 se incorporaron a la seccional del PRD, presidida por el Dr. Cuello. y solo un prominente miembro del exilio, el Lic. Ángel Morales, rehusó integrarse pues no compartías sus ideales populistas y de izquierda.
El Congreso de la Unidad
Entre el 29 de marzo y el 7 de abril de 1943, por iniciativa del Dr. Ramón de Lara, líder de los luchadores antitrujillistas residentes en Caracas, aconteció en La Habana, Cuba, el primer esfuerzo para lograr la compactación del exilio en el cual participaron representantes de todas las secciones del PRD y reputados miembros del exilio. Se creó una organización con la participación de Ángel Morales, el Dr. Cuello, Rafael Mainardi Reina y el Dr. De Lara. Este evento es valorado por Carolina Mainardi “como el más trascendental hasta el momento, hecho por un grupo de políticos en el exilio, de ahí surgieron las ideas y planes para la organización bélica llamada Expedición de “Cayo Confites”. (5)
En los meses subsiguientes decayó el ímpetu inicial, pero el PRD asumió la conducción de las tareas organizativas del Congreso que designó como secretario general del Frente de Unidad de Liberación Dominicana al Dr. Cuello. En esta época afloró la rivalidad entre Jimenes Grullón y Juan Bosch, quien aspiraba a la máxima dirección del exilio, y creía que la elección del Dr. Cuello se trataba de una “jugada” de Jimenes Grullón.
De acuerdo a Carolina Mainardi al concluir el Congreso Unitario Juan Bosch quedó “muy descontento”, había quebrado su amistad con Jimenes Grullón y siempre supuso que el triunfo del Dr. Cuello “fue una acción cabildeada por Jimenes Grullón. Sin embargo, ella entiende que la elección del Dr. Cuello era algo ineludible.
El grupo de Venezuela aspiraba se eligiera al Dr. Ramón de Lara, pero este argumentó que no podía dedicarse a tiempo completo porque el puesto de secretario general tenía como condición residir en La Habana en tanto el grupo de Puerto Rico “estaba dispuesto a aceptar las condiciones favorables, que hicieron que el Dr. Cuello fuera escogido, además de sus cualidades personales”. (6)
Junto al Dr. Cuello, también se conformó un Consejo Supremo del Frente integrado por el Lic. Ángel Morales, el Dr. Ramón de Lara y el Dr. Jimenes Grullón, mientras Bosch Gaviño fue designado Comisionado Especial en tierras de América para recabar apoyo e hizo una gira que se prolongó por más de un año.
Para doña Conina, el Dr. Cuello era una persona:
“[…] con capacidad y espíritu unitario. Esto se tomó muy en cuenta, la necesidad de limar todas las diferencias y pequeñas divergencias que había entre los grupos dominicanos. Unos pertenecían a un conglomerado y otros se solidarizaban con otras personas. La grandeza de aquellos hombres que se reunieron en este Congreso de la Unidad demostró que ninguno tenía ambición política personal”.
“Aquello era para crear un frente que fuera capaz de destruir la tiranía trujillista y que el pueblo dominicano decidiera llevar a Santo Domingo la Democracia Funcional que necesitaba el país que lo despertara de la ignorancia política y social en que vivía, que mejorara las condiciones de vida del dominicano desposeído, que mejorara el sistema de los cuarteles militares, las cárceles dominicanas, en fin, era estructurar un camino para que de él escogiera todo lo mejor que pudiera un pueblo asimilar en su lucha”. (7)
El discurso del Dr. Cuello Hernández
En el discurso que pronunció tras su elección, el doctor Cuello que el Consejo Supremo del Frente Unido de Liberación Dominicana tenía el deber, que recaía sobre sí, de “dedicar todos sus esfuerzos a la lucha por la total liquidación del régimen abyecto y criminal de Rafael Leónidas Trujillo, y el establecimiento ulterior de un Gobierno provisional que convocará a una Asamblea Constituyente e iniciara la obra de la Revolución dominicana en las instituciones y la vida política, social y económica del país”.
Expuso que Para América constituía una “vergüenza” que pesaba sobre la conciencia de América “la existencia de un bochornoso régimen nazi fascista como el de Rafael Leónidas Trujillo, caracterizado por los más crueles métodos de terror, así como por la más grosera explotación económica”, el cual imperaba en la República Dominicana desde hacía catorce años “ante la mirada indiferente o complacida de las democracias del mundo.
Anunció que con el respaldo de los pueblos de América se disponía a cumplir “la tarea hermosa de liberar a nuestra tierra y, logrado esto, iniciar las transformaciones revolucionarias que aseguren a la comunidad el goce pleno de la libertad y la justicia”. Consideraba que el régimen de Trujillo avergonzaba y humillaba a toda América, tanto la hispana como sajona. Y que la revolución dominicana respondía a “las nobles aspiraciones dominicanistas” derivadas del destino de luchar contra “la regresión y la barbarie” y ofrecer “al mundo nuevo que se avecina el ejemplo honroso de una vida plenamente dedicada al cultivo de la libertad, del derecho y la justicia”. (6)
Referencias
(1) C. Mainardi Vda. Cuello, Vivencias, Santo Domingo, Editora Manatí, 2000, p. 99.
(2) Ibidem, p. 100.
(3) R. Cassá, Movimiento obrero y lucha socialista en la República Dominicana, Santo Domingo, 1989, p. 246.
(4) Ibidem, p. 101.
(5) Ibidem, pp. 113.
(6) Ibidem, p. 116.
(7) Exilio, “Discurso pronunciado por el Dr. Cuello el 19 de noviembre de 1944”, en: Archivo General de la Nación, Colección Bernardo Vega.