Las Micro, Pequeñas y Medianas Empresas (MIPYMES) representan un papel central en el tejido económico de la República Dominicana, abarcando el 85.9% de los establecimientos comerciales en el país, según la Encuesta Nacional de MIPYMES del Banco Central. De acuerdo con el levantamiento este sector, está compuesto por más de 404,000 negocios (excluyéndose las unidades productivas que pertenecen a un conglomerado de empresas grandes, estaciones de expendio de combustibles, clínicas privadas y bancas de apuestas), y es crucial tanto para la creación de empleo como para el desarrollo inclusivo y sostenible del país. Sin embargo, enfrenta grandes retos en formalización y acceso a recursos, y otros aspectos clave para su crecimiento.
La mayoría de las MIPYMES en el país (94.2%) corresponden a microempresas, sumando un total de 380,433 negocios. Este alto porcentaje refleja la importancia de las microempresas en la economía local, a menudo como el primer paso para los emprendedores y pequeños comerciantes. Por su parte, las pequeñas empresas representan el 4.5% del sector (18,324), mientras que las medianas empresas conforman solo el 1.3% (5,277). Estos datos resaltan la estructura del sector y la necesidad de adaptar políticas específicas para cada segmento.
Aunque las MIPYMES representan la mayor parte del sector privado, solo el 14.8% de estas empresas cuenta con el Registro Nacional de Contribuyente (RNC). Esto sugiere que la mayoría de las MIPYMES operan en el sector informal, lo que limita sus oportunidades de crecimiento y acceso a financiamiento formal, capacitación y otros beneficios. La formalización de estas empresas es un paso esencial para mejorar su competitividad y su impacto en la economía. Al entrar mas profundo en los datos podemos observar que las empresas medianas están 100% formalizadas, las pequeñas están por encima del 90%, sin embargo, las micro, por diversas razones tienen un nivel de formalización inferior al 20%.
Para entender mejor las microempresas son unidades económicas pequeñas, usualmente formadas por un solo dueño o una familia, y en la mayoría de los casos, tienen menos de 10 empleados. En República Dominicana, representan el 94.2% de todas las MIPYMES, un dato que revela su importancia en el ecosistema empresarial del país. Estas empresas suelen ser de tipo informal, operando sin el Registro Nacional de Contribuyente (RNC), lo cual limita sus oportunidades para acceder a beneficios fiscales, créditos y programas de capacitación que podrían ayudarles a expandirse. Su estructura es generalmente simple, sin departamentos específicos, y el dueño suele asumir múltiples roles, desde la administración hasta las ventas y el servicio al cliente.
Las MIPYMES no solo son una fuente importante de empleo, sino que también contribuyen a la estabilidad y desarrollo social, al facilitar oportunidades de trabajo en comunidades que de otra manera estarían marginadas. Además, estas empresas ayudan a reducir la pobreza y a mejorar la calidad de vida de muchas familias, consolidando la inclusión social.
Para que las MIPYMES puedan maximizar su potencial y contribuir aún más al desarrollo del país, es fundamental fomentar su formalización y fortalecer su acceso a financiamiento y capacitación. Esto implica el diseño de programas de apoyo específicos, que incluyan incentivos fiscales, acceso a líneas de crédito adaptadas a las necesidades de estos negocios y programas de capacitación que potencien sus habilidades empresariales. Las MIPYMES son la columna vertebral de la economía dominicana, y su fortalecimiento debe ser una prioridad para alcanzar un crecimiento económico inclusivo y sostenible.
Las microempresas, en su conjunto, representan el espíritu emprendedor de miles de dominicanos que buscan mejorar su calidad de vida a través del trabajo y la innovación, y su desarrollo es clave para una economía más inclusiva y resiliente.
Fuente:
Banco Central de la República Dominicana, Encuesta Nacional de Micro, Pequeñas y Medianas Empresas (ENIMIPYMES), 2022-2023.