Uno de los movimientos sociales más activos en América Latina y El Caribe y en otros lugares del mundo, y a la vez más incomprendido y vilipendiado es el feminismo, ¿o debemos decir los feminismos?
En Libertarias conversamos con la profesora de Estudios Latinoamericanos y Estudios de Género y sobre las Mujeres, de Pomona College, Esther Hernández Medina, para aclarar dudas y abordar algunos debates contemporáneos sobre los feminismos y las feministas.
Libertarias. Hay gente que oye la palabra feminismo y se espanta. “¡Es feminista, mata niños!” dice, y se cierra a cualquier diálogo. Así que empecemos por aclarar lo básico, ¿qué es el feminismo?
Esther Hernández Medina. No es casualidad que existan esas reacciones. El feminismo es un movimiento social. Un movimiento es un grupo de gente que trata de mover la sociedad en una dirección o en otra. Está tratando de hacer que ese grupo, esa ciudad, ese país, cambie.
Hay gente que está en movimiento, pero quiere volver a lo peor del pasado. Usa frases como “valores familiares”, que son valores importantes, pero los utilizan para volver a la situación de 1950, a cosas que se han superado y que no eran justas cuando existían. Hay otros movimientos: feministas, ambientalistas, antirracistas que queremos ir hacia adelante, que queremos construir sociedades más abiertas, más justas, donde todo el mundo se sienta parte y tenga un mínimo de condiciones para vivir y ser feliz.
Hay muchas definiciones de feminismo. Mi favorita es de Angela Davis, que dice que el feminismo “eso la idea radical que sostiene que las mujeres somos personas”. Suena redundante, pero cuando ves que la gente justifica la violencia contra las mujeres o la trata de minimizar, diciendo que “hay violencia contra los hombres”… Nadie ha dicho que no, lo que estamos diciendo es que vamos a hablar de este problema, que es una violencia que es cometida en el 99 % de los casos por hombres.
La gente le tiene mucho miedo al cambio, entonces cuando los movimientos tratamos de moverles, estamos diciendo que hay una forma mejor, más justa de hacer las cosas y de relacionarlos, tanto para las mujeres como para los hombres y las personas no binarias. Hay unos grupos, que por la forma en la que está organizada la sociedad, son discriminados de forma sistemática; y por la forma en la que hemos sido criados, incluyendo a las feministas, vivimos en un sistema en el que toda esa discriminación se minimiza, se normaliza.
Hice una crónica sobre la película Barbie porque es una película con contenido feminista. Claro, le faltan cosas, no te voy a decir que es la panacea, es Hollywood, y el objetivo principal es generar dinero, pero tiene elementos muy interesantes.
El mundo de la Barbie es el mundo nuestro al revés, los Ken compiten por la atención, las barbies dominan todo. ¿Es ese el mundo ideal? Claro que no, no queremos un mundo en el que un grupo tenga todas las oportunidades, pero es interesante verla porque la desigualdad está tan normalizada, que uno recordaba las pocas mujeres que hay liderando países, cuando veía a Angela Merkel como la única mujer en un mar de trajes oscuros.
Libertarias. No hay que irse tan lejos, solo dos ministras tenemos en la República Dominicana…
Esther Hernández Medina. Si un grupo es la mitad de la población, no puede ser que uno de esos dos grupos, las barbies, en Barbilandia, o los hombres en nuestro mundo, sean los que estén en casi todos los espacios de decisión, están tomando decisiones por todo el mundo.
Libertarias. Ahora decimos que no hay un feminismo, hay muchos feminismos, ¿por qué se hace esta afirmación?
Esther Hernández Medina. En todos los movimientos sociales hay diferentes grupos, esto pasa también en el movimiento ambientalista y en el antirracista. En el movimiento feminista tenemos el feminismo Poscolonial, que surge, entre otros países en la India, el Decolonial, que surge en América Latina y el Caribe, dos de las exponentes principales, Ochy Curiel y Yuderkys Espinosa, son de República Dominicana. Tienes el feminismo Negro, que empezó antes en Estados Unidos o el Anarquista, que tiene posiblemente menos integrantes. El Anarquismo, como movimiento, no tiene tanta presencia como a principios del siglo XX, cuando fue uno de los movimientos fundamentales para lograr cosas que ahora damos por sentado, como que se trabaje ocho horas al día. Se trabajaban 16 horas, trabajaban los niños y las niñas…
Libertarias. Y hay otros feminismos que también son relevantes, sobre los que se debate mucho en la actualidad…
Esther Hernández Medina. Hay un resurgir del feminismo Negro, muy fuerte, que se ha conectado con el Decolonial. El feminismo Liberal siempre ha estado, se centra mucho en el cambio de leyes, ha estado muy centrado en Europa y Estados Unidos, pero con impacto en otros sitios.
Antes de seguir es importante decir lo que no es el feminismo: el feminismo no es odio a los hombres, al contrario, las feministas llevamos muchas luchas que benefician también a los hombres, como el tema de la masculinidad positiva o nueva masculinidad. Mucha gente se confunde cuando decimos masculinidad tóxica o hegemónica: nos referimos al modelo de masculinidad en el que para ser hombre tienes que dominar, controlar a alguien más: a tu pareja, a tus hijos o a otros hombres. Y claro, hay otras dimensiones de la desigualdad (además del género).
Muchos de estos feminismos, como el Decolonial, el Indígena o el Poscolonial están enfatizando la necesidad de trabajar con los hombres y que los hombres se trabajen. Los hombres tienen que asumir su responsabilidad, y algunos lo están haciendo. Veo hombres que lo están haciendo con la paternidad, que la ejercen de forma mas inclusiva, amorosa, mucho más allá de ser solo proveedor.
Libertarias. Un amigo me dijo que nadie nos entiende cuando hablamos del patriarcado. Así que aclaremos, ¿qué es el patriarcado?
Esther Hernández Medina. La gente que estudió derecho está familiarizada con el concepto del “pater familias”, el cabeza de familia (hombre).
A ese concepto se suma esta visión tradicional de que las familias deben ser nuclearles, como que no hay tíos, abuelas, familias extendidas, monoparentales, etc. Esa visión de familia con el padre como jefe de hogar da una visión muy reducida y cerrada, que no se corresponde con lo que pasa en el Caribe, y enfatiza la idea de que el hombre es quien debe tomar las decisiones.
La sociedad está organizada de una manera en la que se privilegia a los hombres, especialmente los cabezas de familia, de instituciones, de empresas…Aunque ahí viene la critica del feminismo decolonial, que dice “bueno, pero no todos los hombres son jefes de, no todos son patriarcas”.
Pero ese concepto de patriarcado quiere decir que estamos viviendo en casi todas las sociedades en un sistema que privilegia a los hombres. Digo casi todas porque quedan algunos matriarcados, en comunidades rurales de China, y de India, en las que la propiedad, y la filiación de los hijos y las hijas se dan a través de la madre y no del padre. Pongo el ejemplo para recordarnos que el sistema no siempre ha sido como vivimos ahora. Es importante entender que el matriarcado tampoco es lo contrario al patriarcado (Nota de Libertarias: este es otro tema complejo, que no tratamos en el programa).
Volviendo al patriarcado, te daré un ejemplo: que el apellido o el primer apellido de la persona sea el del papá de forma automática. No nos planteamos que se pueden poner de acuerdo el papá y la mamá, y se ve como una afrenta a los hombres. Y luego dicen que las que proponen que el papá y la mamá decidan, odian a los hombres, y no, no odiamos a los hombres. Estamos diciendo que la sociedad está organizada bajo el supuesto de que los hombres son superiores.
Libertarias. Y así perdemos talentos, perdemos a la niña brillante en matemáticas a la que le dijeron que eso no era una tarea de chicas o al bailarín de ballet genial…
Esther Hernández Medina. Perdemos todos con ese modelo tan cerrado de masculinidad basado en competir, en dominar. La única emoción que como sociedad le damos permiso a los hombres de mostrar es el enojo. Le decimos a los niños, “los hombres no lloran”, pero claro que lloran. Incluso el amor, cuando un hombre se enamora lo vemos como una debilidad, como que perdió los estribos, y cuando una mujer se enamora lo vemos como la esencia de ser mujer, y no, enamorarse es parte de la esencia de ser humano.
Libertarias. Hay quienes plantean que el patriarcado no es igual en todas partes, no es universal. Pensemos en la economía de plantación o en el ingenio y en el batey. Los hombres que vivían en la miseria no eran, no son patriarcas, plantean algunas feministas, retomemos esa discusión.
Esther Hernández Medina. Ese es el planteamiento del feminismo Negro, del Decolonial y del Poscolonial. Ese concepto de patriarca se refiere al que es dueño y en la antigüedad era dueño legalmente. En la República Dominicana hasta la década de 1970 las mujeres no podían sacar préstamos sin tener la firma del marido. Durante la esclavitud los hombres blancos, europeos, ricos, no eran solo dueños de su familia inmediata, eran dueños de todas las personas esclavizadas (hombres y mujeres).
Libertarias. Entonces las feministas decoloniales y las del feminismo Negro dicen: no todos los hombres son dueños, no todos son patriarcas; y no todas las mujeres están en la misma posición de opresión. La esposa del dueño del ingenio o del dueño de la plantación se beneficiaba de la mano de obra esclava, o de mano de obra barata cuando termina la esclavitud, y tenía poder sobre los hombres negros…
Esther Hernández Medina. Sí, esas mujeres tenían poder, poder de vida y muerte (aunque menos que los hombres blancos). En eso estoy de acuerdo, cierto, es complejo. El desafío principal de muchos feminismos es: cómo hacemos eso (luchar contra todas las desigualdades) en la práctica, como tomamos en cuenta todas esas dimensiones, lo que algunas llaman interseccionalidad, cómo miramos todas las intersecciones: clase, raza, discapacidad, etcétera, que se combinan y que hacen que una mujer blanca, cisgénero, con privilegio de clase, no esté en la misma posición que una mujer negra trans.
Libertarias. Hablemos del feminismo indígena o de los pueblos originarios, que es un poco alejado de nuestro contexto, pero quizás podamos aprender de este…
Esther Hernández Medina. Es superinteresante, tenemos feminismo indígena en la región. En el Caribe, en general, no tenemos, como tal, comunidades indígenas, quedan legados, que se visibilizan cada vez más. He tenido la oportunidad de conocer el feminismo nativo americano, tuve una colega socióloga de Nuevo México, uno de los estados con más naciones indígenas de Estados Unidos. Una de las cosas más interesantes es que esas naciones ven al resto de comunidades indígenas como sus hermanas, el concepto de fronteras que tenemos, para esas comunidades no existe, aunque tengan que bregar con el tema de manera práctica. Tienen un concepto de género más abierto que el concepto de género de la sociedad occidental. Eso ha generado un debate enorme, pero me llamó la atención cuando ella nos explicó que en muchas comunidades indígenas (donde el colonialismo no se impuso totalmente), no es un problema no ser cisgénero. Algunas tienen un término: personas con dos espíritus, el espíritu femenino y masculino. Estas personas no cisgénero tienen un nivel de respeto muy alto, porque se les ve muy espirituales. En México hay una comunidad y una perspectiva parecida, las Muxes, que, para decirlo de forma simple, nacen biológicamente hombres, se definen desde la feminidad y no se les discrimina, se les ve con roles diferentes, hacen roles de cuidado y son muy respetadas.
Hay un montón de perspectivas en el mundo y así también hay diferentes feminismos. Parte de la invitación que estamos haciendo con este programa es a que la gente investigue, vaya más allá de los estereotipos. Hay gente que cree que el feminismo es lo mismo que el machismo, pero para las mujeres. No es así, es un movimiento social para que no se favorezca más de la cuenta a ningún grupo, para que estemos en el mismo punto de partida. Debemos conocer más, sentir curiosidad, investigar por nosotros mismos.