La historia recoge numerosas alianzas políticas que lograron un impacto significativo en la configuración de los sistemas políticos y consecuentemente en el desarrollo de los pueblos. Con el tiempo se han formado alianzas en diferentes momentos y por diversas razones, dependiendo siempre de los objetivos específicos y desafíos de los actores políticos.

 

En tiempos de conflictos y guerras los países han formado alianzas políticas y militares para enfrentar amenazas comunes. Recordemos las que fueron estructuradas para la Primera y Segunda Guerra Mundial, en que las potencias aliadas y del Eje coordinaron y movilizaron todos los recursos que comprometieron en el conflicto, siempre con un enfoque estratégico.

 

Durante la llamada Guerra Fría el mundo se dividió en dos grandes bloques políticos y militares; el occidental liderado por los Estados Unidos y la OTAN; y el bloque oriental, liderado por la Unión Soviética y el Pacto de Varsovia. Ambos buscaban promover intereses estratégicos, ideológicos, para neutralizar el poder y la influencia del bloque opuesto.

 

En los sistemas democráticos presidencialistas, las coaliciones electorales generalmente se forman antes de las elecciones buscando aumentar las posibilidades de éxito de las organizaciones políticas, la necesidad de obtener mayoría o consolidar su fuerza para derrotar a un oponente común.

 

 

En las democracias parlamentarias, las alianzas normalmente surgen luego de las elecciones congresuales. Como el gobierno surge del parlamento, cuando ningún partido obtiene la mayoría necesaria para formar gobierno, se forman las alianzas entre partidos y se crean los gobiernos de coalición. Ejemplos de regímenes parlamentarios son Alemania, España, Italia y la India.

 

Un aspecto interesante por destacar es que los últimos años han aumentado las alianzas y coaliciones de carácter trasnacional. Las alianzas de partidos en Europa y movimientos como el ecologista global se han ocupado en promover y coordinar agendas comunes, para temas como los derechos humanos, la cooperación internacional y el cambio climático.

 

Se pudiera decir que la ventaja más significativa de las alianzas es la capacidad de ampliar la base de apoyo para sus candidatos y partidos, atrayendo el electorado que de otra manera estaría disperso o fragmentado. Este ejercicio de integración política permite llegar a una audiencia más diversa y amplia, aumentando las posibilidades de obtener votos y ganar las elecciones.

 

Los lideres a través de estos acuerdos, buscamos aumentar la percepción de viabilidad política entre los votantes, mejorar la credibilidad y visibilidad de los candidatos involucrados en el proceso, enfrentar los obstáculos, reducir el riesgo de fragmentación del voto y recibir una mayor atención por parte de los medios de comunicación, tradicionales y digitales.

 

El caso dominicano

 

En la República Dominicana, las alianzas polìticas han sido un recurso común entre los partidos políticos para fortalecer su posición en el sistema y obtener apoyo electoral, con miras a ganar las elecciones.

 

Tras la muerte de Trujillo, el Partido Revolucionario Dominicano (PRD) fue el primer partido político dominicano en participar en las eleciones de 1962 junto a otros grupo de aliados: el Partido Nacional y la Vanguardia Revolucionaria Dominicana.  Y después de la revolución de Abril de 1965, en las elecciones del año siguiente terciaron tres coaliciones de partidos lideradas por el PRD, el Partido Reformista y la Unión Cívica Nacional.

 

Desde entonces, las alianzas y coaliciones partidarias han estado a la orden del día, siendo probablemente la más importante de todas la del “Frente Patriótico”, creado por el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) y el Partido Reformista Social Cristiano (PRSC), que se impuso en la segunda vuelta electoral de las elecciones de 1996 al PRD, inaugurando el primero de los cinco gobiernos recientes del partido morado.

 

Recordemos la alianza entre el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) y el Partido Revolucionario Dominicano (PRD), esta coalición, llamada “Bloque Progresista”, en varios procesos electorales, permitió a ambos partidos competir eficazmente.

 

En el año 2020, luego de la división en el PLD y buscando brindar una alternativa, los partidos Revolucionario Moderno (PRM), Partido Reformista Social Cristiano (PRSC) y Fuerza del Pueblo (FP) junto a otras organizaciones minoritarias, concertaron una alianza que rindió buenos resultados políticos a nivel municipal y congresual.

 

¿Y para el 2024 qué …?

 

De cara a las elecciones del año venidero, todo luce indicar que las tres principales fuerzas polìticas del país, el gobernante PRM y los opositores PLD y FP, encabezarán frentes electorales, congregando a su alrededor a varios grupos minoritarios.

 

El primer paso en ese sentido lo acaba de dar la FP, al firmar una alianza con el Partido Quisqueyano Demócrata Cristiano (PQDC), que aunque ha sido publicitada como un “éxito”, en realidad busca esconder – o maquillar, como ahora se suele decir-, la gran frustración del líder y la dirigencia de ese desprendimiento del PLD, al no poder lograr un acuerdo electoral con el partido morado.

 

La FP, como partido recién formado y con muchas menos estructuras políticas que el PLD y el gobernante PRM, necesitaba del apoyo de la dirigencia morada para movilizar el voto y defenderlo en cada mesa, capacidad que no le garantiza el grupo de partidos minoritarios con los que ha comenzado a formar una alianza política, la casi totalidad de los cuales no tiene estructuras importantes en el país, al mantener el reconocimiento electoral gracias a las alianzas electorales anteriores.

 

Al final, ese apoyo se limitará a participación en declaraciones conjuntas, a visitas comunes a la Junta Central Electoral (JCE), a mucho activismo opositor en las redes sociales, y a que el rostro del candidato de la coalición aparecerá varias veces en la boleta para el voto presidencial.

 

El PLD armará su frente electoral con el PRD y otros partidos minoritarios, para tratar de que el día de las elecciones las estructuras moradas respondan y coloquen a Abel Martínez en una mejor posición que la que le otorgan las más recientes encuestas independientes, como la Gallup.

 

El PRM, del mismo modo, encabezará una coalición electoral para viabilizar la candidatura presidencial del presidente Luís Abinader, favorito para ganar cómodamente en 2024 según todas las encuestas independientes, y a cuyas perspectivas político-electorales, retos y desafíos, le vamos a dedicar nuestra próxima entrega.