A propósito del reportaje realizado por El Informe de Alicia Ortega esta semana, es imperativo analizar con profundidad el estado actual de la integración tecnológica en el sistema educativo dominicano y las implicaciones que tiene para el futuro del país.

Nuestro país ha experimentado en los últimos años una notable evolución en el sector educativo, impulsada por la incorporación estratégica de la tecnología en los procesos de enseñanza y aprendizaje. Este avance ha sido posible, en gran medida, gracias a las acciones implementadas por la Dirección General de Tecnología de la Información y la Comunicación (DGTIC), durante la gestión del Dr. Roberto Fulcar y bajo la dirección de quien suscribe, designado por el presidente Luis Abinader mediante el Decreto No. 374-20.

La DGTIC, creada inicialmente por el Decreto 645-12 durante la administración de Danilo Medina, es la responsable de gestionar y monitorear el soporte tecnológico necesario para el funcionamiento adecuado del sistema educativo en todo el territorio nacional.

Durante esta gestión, se logró la entrega de más de 2.3 millones de laptops, tabletas, netbooks, pantallas táctiles y kits de robótica educativa a estudiantes, docentes y centros educativos en todo el país, representando una inversión que supera los 25,000 millones de pesos. Esta monumental iniciativa no solo facilitó el acceso a herramientas tecnológicas esenciales para la educación moderna, sino que también implicó un compromiso con la calidad y la sostenibilidad del proyecto.

Cada dispositivo entregado contaba con 166 aplicaciones pedagógicas y una garantía de dos años, asegurando que los beneficiarios tuvieran soporte y asistencia técnica en caso de cualquier eventualidad. Para garantizar una gestión eficiente y oportuna de los dispositivos, se estableció un acuerdo con los proveedores para manejar los inventarios con un Acuerdo de Nivel de Servicio (SLA) de 14 días, asegurando respuestas rápidas para reparaciones y reemplazos, minimizando las interrupciones en el proceso educativo.

Uno de los aspectos más innovadores del proyecto fue la implementación de un sistema de rastreo y control para cada dispositivo. Este sistema permitía conocer en tiempo real la ubicación exacta de cada equipo, estableciendo medidas de seguridad como el bloqueo automático y permanente en caso de que el dispositivo saliera del distrito asignado, se reportara como perdido o fuera robado. Esta medida protege la inversión del Estado y garantiza que los dispositivos fueran utilizados exclusivamente para fines educativos.

Adicionalmente, se desarrolló el programa "Futuro en sus manos", una iniciativa integral de gestión del cambio que involucró activamente a más de 100,000 profesores, 2 millones de estudiantes y sus padres. Este programa tuvo como objetivo principal fomentar una cultura tecnológica en el entorno educativo, promoviendo el uso ético, responsable y eficaz de los dispositivos. A través de capacitaciones, talleres y recursos didácticos, se buscó empoderar a la comunidad educativa, asegurando que todos estuvieran alineados con los objetivos del proyecto y comprometidos con su éxito.

No obstante, es motivo de preocupación que, desde noviembre de 2022, poco antes de nuestra salida de esta institución, no se han entregado equipos tecnológicos adicionales a los estudiantes y profesores del sistema público preuniversitario. Esta interrupción en la distribución de dispositivos podría afectar negativamente la continuidad de los programas educativos y ralentizar el progreso alcanzado en la integración de la tecnología en la educación.

Asimismo, se ha observado que, según dos estudios realizados, un alto porcentaje de los 2.3 millones de equipos entregados no están funcionando actualmente, y aquellos que sí funcionan no necesariamente se encuentran en manos de los estudiantes de las escuelas públicas. Esta situación plantea interrogantes sobre el seguimiento y mantenimiento de los dispositivos y sobre cómo se está asegurando que cumplan con su propósito educativo.

Es esencial reflexionar sobre las implicaciones de esta situación. La experiencia demuestra que, como país, es necesario realizar saltos significativos en materia de educación y tecnología. Las naciones que han apostado por la innovación tecnológica en sus sistemas educativos han visto mejoras sustanciales en la calidad de la enseñanza y en las oportunidades para sus ciudadanos. Si no aprovechamos estas oportunidades y no damos continuidad a las iniciativas ya implementadas corremos el riesgo de quedarnos rezagados 15 a 20 años en comparación con otras naciones que ya están adoptando sistemas educativos altamente tecnificados y adaptados a las necesidades del siglo XXI.

Es fundamental retomar y fortalecer las estrategias de monitoreo y gestión de los recursos tecnológicos para asegurar que cumplan su propósito educativo. Esto incluye no solo la distribución de dispositivos, sino también su mantenimiento, actualización y seguimiento de su uso efectivo en el aula. Además, es crucial activar programas como "Futuro en sus manos" para continuar fomentando una cultura tecnológica en la comunidad educativa.

Las generaciones futuras dependen de las decisiones y acciones que tomemos hoy. Por ello, es indispensable continuar fortaleciendo los programas tecnológicos en la educación, adaptándolos a las nuevas realidades y necesidades, y garantizando su accesibilidad y eficacia en todo el territorio nacional.

La transformación tecnológica en la educación dominicana es más que un proyecto; es una visión de país que apuesta por el desarrollo humano, la equidad y la prosperidad compartida. Es imperativo que no permitamos que los avances alcanzados se vean comprometidos por falta de seguimiento o por obstáculos administrativos. Sigamos trabajando juntos para hacer de esta visión una realidad tangible y duradera, asegurando un futuro prometedor para las nuevas generaciones y posicionando a la República Dominicana como un país innovador y competitivo en el ámbito internacional.