Así he calificado los esfuerzos unitarios del Parido Comunista del Trabajo. (PCT) y su secretario general, Manuel Salazar. Entidad política, junto al Movimiento Patria Para Todos  y Todas (MPT), constituyen las principales fuerzas políticas, en la actualidad, del movimiento revolucionario dominicano. Sus responsabilidades históricas, para conseguir la unidad de acción y electoral de sectores sociales, populares, democráticos, progresistas y de izquierda, pesa más que la Cordillera Central de la república.

 

La circunstancia es una categoría histórica que no se detiene. Hay que saber aprovechar, cuando se presenta, esa oportunidad para avanzar en todos los sentidos. Y es lo que hemos hecho. Particularmente el tema de la unidad de los democráticos, progresistas y de las izquierdas, ante la presente coyuntura, ha ocupado gran parte del tiempo. Ha sido un periodo intenso en conversaciones, elaboración de artículos de opinión, intercambios de textos, participación en los actos, asambleas celebradas, etc. La verdad que se ha aprendido mucho, sobre todo, guardar paciencia crítica frente a las eventualidades.

 

Generalmente, el ser humano pone atención en aquellos obstáculos que impiden alcanzar sus propósitos. No se queda quieto en la búsqueda de una fórmula que pueda derribar esas barreras que impiden avanzar. Por consiguiente, son alentadores, por fin, los esfuerzos unitarios que se observan en los distintos sectores que conforman el amplio espectro democrático, progresista y de izquierda.

 

El historial de la izquierda, relativo a la unidad, ha sido traumático. Pero se tiene, en el momento, un escenario favorable al mismo, con la disposición de la mayoría de sus integrantes a incorporarse a un proyecto de nación teniendo como base el movimiento social, popular, ambiental, feminista, etc. A lo que Manuel ha reiterado en varias ocasiones: “Es un asunto de orfebrería. Un trabajo delicado, hacerlo con paciencia y las herramientas necesarias. Sin adelantarse al tiempo ni ir detrás, de manera cautelosa. Y no ponerle atención a nimiedades, estamos acostumbrados”.

 Orfebrería es el trabajo artístico del orfebre. Este último es el que diseña, confecciona y elabora joyas, teniendo como base metales de la categoría del oro, plata, cobre, etc., y sus aleaciones. Es una tarea muy especializada que tiene sus técnicas de fabricación y de decoración.

 

Etimológicamente, la orfebrería deriva del vocablo latín aurum, que significa “oro” y de fabero o fabri que significa artesano u obrero. Se le considera parte de las artes plásticas, porque utiliza y transforma metales para la creación de su obra. Su historia es antigua. Se ubica en la prehistoria.

 

La orfebrería es prácticamente desconocida en nuestro país. A pesar de tener muy buenos artesanos que trabajan el Ámbar y el Larimar, piedras preciosas criollas. República Dominicana tiene la mayor reserva minera de las Antillas Mayores, desde oro, plata, cobre, zinc, bauxita y níquel. En 23 y 32 provincias, se encuentran minas de esos valiosos recursos naturales. Y con todo y esto, el orfebre brilla por su ausencia.

 

Así son las cosas en un país atrasado y dependiente. Pero volvemos, para no perdernos en el camino, con la orfebrería de Manuel.

 

Real y efectivamente, se necesita la capacidad, paciencia, tolerancia y el tiempo de un orfebre para bregar con los trabajos unitarios en los sectores progresistas, democráticos y de izquierda. Los matices y conductas personales, son los mayores obstáculos, porque las reflexiones sobre la coyuntura en desarrollo, la contradicción principal y secundaria y el blanco del momento, están claros, y se coinciden en gran parte de los puntos colocados en la palestra.

 

Con el programa de gobierno, nadie está fuera de sus cables para presentar algo que no se enmarque dentro del proceso democrático que se transita. Se requiere hacer ajuste para evitar los inventos desaforados.

 

Para el orfebre, viene siendo un político con sus dos pies en la tierra, no hay problema alguno. En el movimiento revolucionario, progresista, democrático, popular y social, se encuentran los metales preciosos y productos orgánicos de origen natural, en condiciones de convertirse en hermosas joyas de valía incalculable. Solo se requiere, eso sí, de una orfebrería con muy buenos artesanos, que tengan inteligencia y creatividad, capaces de agregarle valor a los que el pueblo, con su historia, luchas y experiencias, nos ha transmitido.