Introducción
1.- En sociedades como la nuestra, dependiendo de la ubicación social, las fiestas navideñas son recibidas con expresiones de alegría o tristeza, opulencia o escasez, algarabía o calma.
2.- En el rostro de cada uno de los nuestros está el significado y alcance de la llegada de la fiesta conmemorativa del nacimiento de Jesucristo.
3.- El exceso de luces y la gran variedad de colores deslumbran y hasta entusiasman a aquellos que carecen de justos motivos para rememorar.
4.- Cualquier ingenuo puede llegar a pensar que la llegada de la Navidad, es adecuada para poner en igualdad al que goza y al que sufre como consecuencia de la vigencia de un orden social que se fundamenta en la desigualdad de oportunidades.
5.- Hay que colocarse en el terreno de la realidad para de manera objetiva conocer las impresiones que resultan en dominicana la presencia de las Pascuas de Navidad.
II.- Dos formas de celebrar la Navidad
6.- La vida diaria nos dice que en el seno de la sociedad dominicana, las fiestas navideñas no tienen el mismo sentir, porque en igual espacio físico está el ambiente que para unos pocos es para alegrarse y para muchos de tristeza.
7.- No es cuestión de querer o no querer pasarla bien. Es que el medio social bajo el cual estamos viviendo crea en la conciencia de cada dominicano y dominicana, un estado anímico propicio para una minoría festejar a plenitud, y la mayoría del pueblo en estado de desamparo.
8.- Lo ideal fuera que la población dominicana conmemorara unificada esta fecha tan significativa, como es la del nacimiento de Jesucristo, pero la lleva a efecto dividida en placeres para unos, y disgustos para otros.
9.- Una celebración hecha para aquellos por los cuales Jesucristo luchó, debe ser animada, divertida, de pleno alborozo, jamás para que estén apenados y cargados de pesares.
10.- Debemos aspirar a honrar a Jesucristo para que el motivo de su nacimiento sea para que el pueblo esté de buen genio, como unas pascuas.
11.- El objetivo debe ser que para el mes de diciembre y siempre, lo que en verdad es el pueblo dominicano, esté feliz, divertido, recontento, algo así como un niño con zapatos nuevos.
12.- En lugar de que solamente sea en diciembre, debemos aspirar a que las dominicanas y los dominicanos disfruten su existencia de manera digna y permanente, y su recreación sea como consecuencia de vivir en un país con un sistema que haga posible un modo de vida que sepa a gloria.
13.- Los hombres y las mujeres que con su trabajo hacen posible la producción de bienes materiales y espirituales, son merecedores de estar radiantes y gozosos para sentirse totalmente complacidos.
14.- En nuestro país merecen celebrar en grande, alegrarse sin límites, sentirse felices y mantenerse eufóricos, todos aquellos que se interesan para que las grandes mayorías puedan construir un nuevo y mejor país, en el cual sea posible celebrar con igual sentido y regocijo la Navidad.
III.- La Navidad y la celebración deseada
15.- Razonar libre de hipocresía es aceptar que, por más que se trata de ignorar, la realidad es que en el medio social dominicano las fiestas navideñas son de regocijo para un pequeño grupo y aburrimiento para la gran mayoría del pueblo.
16.- La diferencia en la conmemoración del nacimiento de Jesucristo, no es por una maldición divina, sino porque los pobres son víctimas de un orden social injusto que les condena a la pobreza.
17.- Se le hace honor a Jesucristo, si con motivo de la época navideña se aprovecha la ocasión para luchar por el cese de la desigualdad, y la eliminación de todo aquello que hace imposible una vida digna para todas y todos los dominicanos.
18.- Aquellos dominicanos y las dominicanas que han incidido en la vida pública del país en procura del bienestar del pueblo, lo han hecho con la sana intención de que la felicidad sea colectiva, que llegue a todos los sectores, que no sea de gozo para una minoría, y de desventura para la mayoría.
19.- No es nada bueno que venga la Navidad y sea un deleite, un divertir para los que se aprovechan de la desigualdad, y un desagrado, una repugnancia para las víctimas del actual orden social injusto.
20.- Lo que las fiestas navideñas enseñan en la República Dominicana es que, para los que son los menos, resultan de lo más divertidas, entretenidas, de lo más animadas, pero para el pueblo humilde y trabajador son un fastidio.
21.- Lo deseable, a lo que debemos aspirar, es a que la llegada de la Navidad sea para las dominicanas y los dominicanos de regocijo, satisfacción, optimismo, gran animación, y cuantas motivaciones sirvan para celebrar.
22.- Esperamos que estas fiestas navideñas sirvan a nuestro pueblo para animarlo a luchar para cambiar de vida y a levantar el espíritu para construir un nuevo orden social que haga posible su liberación.