No puede hablarse de maldición, sin embargo, en relación al binomio Abinader-Peña. Si bien es cierto que cumple con las reglas generales (Raquel Peña es mujer, cibaeña y pertenece a una familia de empresarios), se trata de un caso excepcional. Es capaz, y su capacidad ha sorprendido a más de uno. Como Abinader, posee una capacidad de trabajo nada despreciable. Como Abinader, es más tecnócrata que líder política. Como Abinader no pretende perpetuarse en el poder más allá de lo permitido por la Ley, Raquel Peña no constituye una amenaza para sus ambiciones. Un verdadero dream-team.
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