Para nadie es un secreto que la herramienta tecnológica denominada “inteligencia artificial” (IA), rápidamente viene ganando mucho terreno en todos los países desarrollados y en vías de desarrollo. La República Dominicana no escapa a dicha tecnología, pues una gran parte de las empresas del sector privado, sobre todo, las del sistema financiero, ya se están actualizando y asumiendo la IA, como una forma de obtener resultados más eficientes, eficaces, oportunos, con un mínimo de error y de riesgos.
Con dicha herramienta tecnológica se procura, además, lograr grandes ahorros de tiempo, recursos humanos y económicos.
¿Qué es la Inteligencia Artificial?
Es un campo de la informática destinado a crear sistemas que puedan realizar tareas que normalmente se hacen mediante la aplicación de la inteligencia humana.
Esta se utiliza en diferentes campos, como: la medicina, ingeniería (construcción y resistencia de materiales), transporte, psicología, derecho, minería (exploraciones y explotaciones de yacimientos), aviación, industria, agricultura, las comunicaciones, finanzas, la música, economía, en el área militar, entre otros. Su objetivo es crear máquinas que puedan aprender, razonar, detectar y resolver distintos problemas en diferentes áreas, a través del uso de la robótica y la mecatrónica.
Lamentablemente el modelo educativo de la República Dominicana, en sus tres niveles: básico (primaria), secundaria y superior, requiere de un cambio urgente en su currículo.
El mismo se ha vuelto obsoleto y no responde a las necesidades y exigencias del siglo XXI, en un mundo totalmente globalizado y competitivo, pues se encuentra por debajo de la mayoría de los países del área, según los índices de medición de los organismos internacionales, los cuales nos dejan siempre muy mal situados.
Nuestros bachilleres, salvo algunas excepciones, egresan casi disfuncionales, en cuanto a los conocimientos e informaciones tecnológicas, necesarias para poder insertarse en el mercado laboral.
Urgentemente se requiere modificar el pénsum de cada una de nuestras universidades y adaptarlo a nuestras necesidades. Las carreras universitarias deben ser seleccionadas y orientadas al desarrollo que procura alcanzar nuestro país.
En esta parte el sector privado puede contribuir en gran medida con dicha modificación, pues debemos formar profesionales emprendedores, no para buscar empleos de mala calidad, sino para que sean empresarios o profesionales independientes. Las propias universidades deben ser competitivas, pues muy pocas están en el ranking de competencia en América Latina.
Si en verdad queremos ser competitivos a nivel internacional, tenemos que ir implementando y asimilando todo lo que le ha dado buenos resultados en materia educativa y tecnológica a países como China, Japón, Finlandia, a los denominados “Tigres Asiáticos” (Corea del Sur, Hong Kong, Singapur y Taiwán), entre otros, por lo que debemos cambiar urgentemente nuestro modelo educativo y hacer la transición que hicieron esos países.
Algunos de ellos eran mucho más pobres que nosotros, pero hicieron grandes inversiones en la educación, en tecnologías y cambiaron hace mucho tiempo su modelo educativo en sus tres vertientes.
En dichos países, tanto en el nivel básico como secundario, se han eliminado las asignaturas “rellenos”, y todas aquellas que no aportan valor a los estudiantes.
Solo se imparten las que verdaderamente generan los conocimientos que están en consonancia con las necesidades del país, tales como: tecnologías, matemáticas financieras, computación, ciencias naturales y sociales, lectura, comercio internacional, idiomas, cultura, moral y ética; ecología, entre otras, en combinación con el sector privado, quien les recomienda las carreras que son de su interés y que deben ser fortalecidas.
En esta dirección es quebemos dirigir nuestros recursos y esfuerzos. Para ello debemos ampliar y fortalecer nuestras relaciones comerciales y diplomáticas con esos países; realizar intercambios educativos, culturales y tecnológicos, para observar, ensayar y aplicar aquí sus conocimientos y sus avances en las diferentes áreas.
Aprovechemos las relaciones diplomáticas y comerciales que tenemos con la China Popular. ¡Aprovechemos el tiempo!