En las calles de muchas ciudades de la República Dominicana se repite una práctica alarmante: la colocación de asfalto nuevo sobre capas deterioradas sin realizar previamente la escarificación o remoción de las capas existentes. Este enfoque, aparentemente económico y rápido, está generando serias consecuencias que no solo afectan la funcionalidad vial, sino que también comprometen la calidad de vida de los ciudadanos en todo el territorio nacional.
Un problema que afecta a todas las ciudades del país
Desde Santo Domingo hasta Santiago, pasando por San Pedro de Macorís, La Vega, Puerto Plata y otras localidades, la situación es la misma: calles que se han ido elevando progresivamente con cada intervención improvisada. El resultado es un panorama donde las vías están por encima de las aceras, y las viviendas están quedando enterradas debido al aumento constante del espesor del asfalto.
Las principales consecuencias
Viviendas en peligro: Muchas casas están quedando por debajo del nivel de las calles, lo que las hace extremadamente vulnerables a las inundaciones durante lluvias. Esta situación obliga a los residentes a implementar soluciones temporales, como barreras y elevación de entradas, que no resuelven el problema de fondo.
Cunetas profundas: En lugar de facilitar el tránsito, las calles con bordes elevados y cunetas profundas se convierten en un obstáculo peligroso para peatones, especialmente para niños, personas mayores y con movilidad reducida.
Impacto en los vehículos y la infraestructura: Las irregularidades y desproporciones en las vías dañan vehículos y colapsan sistemas de drenaje y alcantarillado, provocando inundaciones y deterioros constantes.
La improvisación no es una solución
En toda la República Dominicana, estas prácticas reflejan la falta de planificación técnica y supervisión adecuada en los proyectos viales. La escarificación y remoción de capas dañadas no es un lujo; es un paso indispensable para garantizar que las calles sean seguras, funcionales y sostenibles. Cada intervención que no lo incluye es una solución temporal que genera mayores problemas a largo plazo.
Un llamado a la acción nacional
Es urgente que tanto las autoridades como la ciudadanía reconozcan la magnitud de este problema y actúen en consecuencia:
Planificación técnica: Los proyectos de mantenimiento vial deben ejecutarse bajo estrictos estándares técnicos, eliminando las capas deterioradas antes de cualquier nueva intervención.
Inversión adecuada: Es necesario destinar recursos a la mejora de la infraestructura vial y los sistemas de drenaje en todas las ciudades del país.
Conciencia y fiscalización ciudadana: Los dominicanos deben exigir transparencia y calidad en las obras públicas, así como fiscalizar que las autoridades cumplan con las normativas establecidas.
Conclusión
La improvisación en el mantenimiento vial no es solo un problema técnico; es una amenaza que afecta directamente la calidad de vida de todos los dominicanos. Desde el daño a las viviendas y vehículos hasta el impacto económico, este es un desafío que debe abordarse con urgencia y seriedad en todas las ciudades de la República Dominicana.
Es momento de priorizar la sostenibilidad y la seguridad en nuestras calles. Solo así podremos garantizar un desarrollo urbano que beneficie a todos los ciudadanos y que esté a la altura de las necesidades de un país en crecimiento.