En el discurso de toma de posesión para su segundo cuatrienio, pronunciado el 16 de agosto ante una concurrencia de invitados especiales nacionales y extranjeros, trajeada de blanco con detalles negros, el presidente Luis Abinader volvió a referirse a Pedernales. Específicamente subrayó la apuesta del Gobierno al turismo en la provincia y citó el inicio de la construcción del aeropuerto internacional.
Nada mal. Pero por la recurrencia de menciones sobre nuestra provincia desde su jura del 16 de agosto de 2020, ante la Asamblea Nacional y en otros escenarios, ya deja de ser hecho noticioso producido, aunque a los pedernalenses nos agrada que nos tenga presente.
Y nos agrada más porque la frase de impacto expuesta en la sala Eduardo Brito del Teatro Nacional justo fue el titular principal de la edición especial de la revista de la Asociación Dominicana de Prensa Turística (Adrompretur) de noviembre de 2022, presentada en la Feria Internacional de Turismo (Fitur-Madrid) en 2023, dedicada a Pedernales, con reportajes de nuestra autoría y de otras firmas respetadas, por ser el eje fundamental del proyecto de desarrollo turístico.
“Pedernales, la gran apuesta del turismo”, tituló hace casi años el medio especializado.
El enamoramiento del mandatario con Pedernales debe de traducirse a partir de este momento en afinamiento de la coordinación interinstitucional, en mejor aprovechamiento de actores conocidos por su eficiencia y eficacia y en equilibrar la carga de realización de obras en Cabo Rojo respecto de los municipios en tanto luce muy desbalanceada.
Desde las gradas luce que el Ministerio de Turismo (Mitur) debería tener un mayor protagonismo en Pedernales.
Sabemos de la calidad del ministro David Collado y del viceministro de Cooperación Internacional y director ejecutivo del proyecto oficial, Carlos Peguero, y si sabemos de su calidad técnica y nos parece que no se prestan a marrullerías, lo correcto sería empoderarles más para evitar dispersión.
Han pasado ya cuatro años y tres días de gestión de LA; sin embargo, la capital de la provincia pensada como turística, Pedernales, atraviesa la peor crisis eléctrica de su historia. Nomás ayer decenas de turistas se ahogaban de calor y acortaron su estada en el pueblo. Un foul que se le pega al Gobierno por imprevisión de la Distribuidora de Electricidad del Sur (Edesur) y la generadora Ege-Haina.
El recién trasladado del gerente general de Edesur, Milton Morrison, había dicho durante una visita al municipio que las redes eléctricas y el alumbrado público del pueblo serían objetos de modernización para cumplir con las exigencias del proyecto de desarrollo turístico gubernamental. El viento se tragó sus palabras.
El tramo carretero Enriquillo-Pedernales (74 kilómetros), prometido para el anterior período con eliminación de todas las curvas va camino a agotar dos períodos más, mínimo, si continúa a ese ritmo.
Allí la muerte ronda por los desniveles y la carencia de señalización adecuada. El riesgo alcanza el tope si a usted le coge la noche. Esa solución vial, al término, ayudaría grandemente a incrementar el flujo de visitantes a la provincia, igual que el tramo de unos 50 kilómetros, prometido pero no iniciado hacia Puerto Escondido, por Sierra de Baoruco, pues se trata de un contacto cercano con todas las comunidades vecinas del espectacular Lago Enriquillo.
Pedernales urge obras como el prometido frente marino, aunque su dimensión sea incomprendida por la misma comunidad. Este proyecto frente a la playa local sería un atractivo para locales, turistas y otros visitantes. Sobre todo, una fuente de activación de la economía provincial.
Necesita poner en valor la calle Juan López, por su simbolismo. Construir todos los senderos hacia los atractivos naturales y los centros de interpretación. Mirar desde el dolor a isla Beata, Alto Velo, Los Frailes y demás, e iniciar el rescate definitivo. Y ampliar la mira hacia otras industrias, porque no solo de turismo vive el hombre.
Pedernales, además, urge de una intervención seria por parte del Gobierno para prevenirla del caos. Hay señales ominosas que apuntan hacia la prostitución infantil, el consumo y tráfico de drogas y la delincuencia callejera día y noche. Una explosión turística con el desorden en proceso representa una fórmula socialmente mortal.
El presidente Abinader debe afinar la puntería con Pedernales si desea un destino turístico modelo, nacido “desde cero”.