El avance económico del país es algo que no puede ser negado aunque se quiera: solo tenemos que ver las autopistas que tenemos ahora, que nos dan un panorama muy diferente al de hace cincuenta años, y si queremos irnos más lejos en la historia, pudiéramos irnos al panorama que existía en la era colonial. Pero solo tenemos que fijarnos en la era republicana y nos daremos cuenta que tuvimos que esperar mucho para tener carreteras, autopistas y aeropuertos.
Es un secreto a voces que en los últimos gobiernos democráticos se notó un gran avance. Este se ha dado en todos los aspectos de la vida democrática del país, y a nivel institucional también (todo el mundo se acuerda de las largas sesiones para elegir los jueces de la Suprema Corte de Justicia y aquella institución llamada Consejo Nacional de la Magistratura).
Para solo citar un caso, digamos que no fue sino hace unas décadas, a inicios de los noventas, cuando tuvimos nuestra primera franquicia de comida rápida. Uno se acuerda cuando los familiares iban a estos enclaves, a estos locales, a saciar su hambre y su sed con una marca nueva, lo mismo que hicieron cientos de miles de dominicanos (no tenemos la cifra de cuántos).
La gente salía y había una ebullición que se parece al momento en que una persona cumple años: se viste con su mejor ropa, se da un corte de pelo, va al banco para sacar algunos ahorros, saluda a los amigos y baila con las invitadas. En el plano educativo, en las universidades nuestras se da un fenómeno interesante: millares y millares de jóvenes entran a las aulas. Serán los nuevos profesionales, los que llevarán el país hacia adelante o hacia atrás. Todo depende de lo aprendido: alguien me dirá, “si amigo, pero dime qué pasa con la política”.
La victoria de Lula ha hecho que algunos saquen mapas de América Latina donde están representados, en cada país, algunos dibujitos del imperio ruso, el martillo y la hoz, para significar el giro a la izquierda de la región. Habrá que plantear el tema en términos económicos.
Con la política pasa algo muy interesante parecido a un juego del Barca con el Real Madrid: la gente suele ser presa de las pasiones. Hace días, solo una semana, en Argentina se enfrentaban los principales equipos y daban cuenta de sus intenciones, todos, de ganar la copa. Terminó ganando Boca Juniors que como todos sabemos es el equipo de Macri (fue su presidente). Como me dice un viejo amigo, tenemos que tener cuidado con todo este asunto: una vez dices que eres de River tienes a un montón de gente opuesta, lo mismo que sucede aquí cuando, con similares niveles de efervescencia, dices que eres del Licey, de las Aguilas o del Escogido. La intensidad con que se vive el deporte, tal es el mencionado caso de Argentina, es soberbia.
Hace casi una década, en México se reunió un grupo de intelectuales, entre ellos Fukuyama y Eric Hobsbawn, donde se debatió el desarrollo de nuestras economías. Decía Fukuyama que había un problema con el imperio de la ley, lo que algunos llaman seguridad jurídica, porque los países que no lo tenían corrían el riesgo de provocar una estampida de capitales, o en su defecto que no entrasen. Es decir, para un país es necesario tener el imperio de la ley.
Algunos piensan que este desarrollo del que hablamos en cónclaves y en todas partes, no es algo nuevo: ya lo vivieron otros países. No es lejana la crónica de los llamados tigres asiáticos (Corea del Sur, Taiwán, Hong Kong y Singapur). Las cifras son muchas y están en todas partes: pueden ser obtenidas en los informes bancentralianos.
En décadas pasadas, otros informes se hicieron para determinados grupos empresariales donde se daba cuenta del avance del turismo, por ejemplo: me refiero a un documento de hace ya 30 años.
En dicho informe, con datos constantes y sonantes, se nos hablaba de un Boom del Turismo, así con esas palabras, en una fecha tan temprana como 1989 (el estudio fue hecho por la Fundación Economía y Desarrollo para el grupo Acción Empresarial). Las cifras que se incluían en ese estudio comenzaban a partir de 1970, hace 52 años, donde tuvimos la no despreciable cantidad de 16.4 millones en ingresos por turismo; en 1979 habíamos subido a 92.3 millones y en 1985, a 451 millones. Para que se tenga una idea, la oferta habitacional de 1970 era 1,305 y en 1985, 8,562 habitaciones. En 1970 vinieron 63 mil turistas y ya en 1985, habíamos recibido la visita de 497 mil turistas. Actualmente tenemos, véase el cambio astronómico, la cifra de 73 mil habitaciones. Según datos de Turismo, el número de turistas asciende a 4,182,000. El cambio porcentual es estratosférico si lo comparamos con aquellos turistas lejanos del temprano 1970 que, por cierto, no fueron los primeros viajeros que vinieron a la isla.
Los avances económicos en este sector serían sorprendentes en las décadas posteriores, como todos hemos experimentado con nuestros propios ojos. Entonces no se sabía que el turismo sería el motor de la economía. Es famosa la frase: “y los turistas donde están, en la cabeza de Miolán”.
Cambiando el tema, y a tono con el mundial, alguien me dirá: dime un chin sobre el fútbol. Pues tenemos una liga que debe avanzar y para esto debe construirse un gran estadio en Santo Domingo, una bombonera como la de los principales equipos del fútbol mexicano y argentino. Fue maravilloso que se construyera el estadio de Santiago. Hay que decir algo: no todo el mundo conoce a la PUCMM de Santiago. Se trata de una maravilla de la arquitectura aquel campus, que debe ser visto, al menos una vez en su vida, por todos los capitalinos.
Boca ganó el torneo y en la radio argentina, a la que se puede acceder a través de Tunein, hay un debate largo sobre lo que debió suceder y no sucedió. Recuérdese, es cierto, lo que dijo el gran Jorge Valdano: “el fútbol es lo más importante entre las cosas menos importantes”. Ahora con el Mundial de Catar tendremos mucho que hacer. Al no tener selección, los dominicanos tendrán que fijarse en las ya establecidas: tengo la impresión de que aquí tenemos muchos futboleros que le van a Brasil, por aquello de Pelé, de Zico y de Ronaldo, pero fíjese bien: Argentina tenía a Maradona, al mencionado Valdano y ahora a Messi, el que se espera que haga un Mundial notable. Otra frase importante de Valdano: “Maradona entró de una manera y salió de otra frente a los ingleses..salió transformado en prócer”.
Ganó Lula y por Twitter lo han felicitado. Ganó Boca y lo vimos en Dominicana. Otra anécdota: el historiador Romero, Luis Alberto Romero, autor de la Breve Historia Contemporánea de la Argentina 1916-1999 (Fondo de Cultura Económica), le va a Racing y gusta de comer raviolis. En eso último coincidimos.
La entrevista en que Romero habló de su afición por los raviolis, no sé si todavía está colgada en Internet. Se trata de un autor esencial para entender la Argentina de hoy y de hace muchos años. Su abordaje sobre la crisis de la pandemia fue soberbio y ahora podemos ver que escribió sobre Hobsbawn, un historiador importante del siglo XX, que fue a esa reunión donde Fukuyama hizo de las suyas, ¿cuándo no?