Los gobiernos, según aconsejan los politólogos y psicólogos sociales precisan de elementos y acciones que les sirvan de catarsis. Y más este, que después de la reelección del presidente Luis Abinader, sus funcionarios vienen cometiendo yerros y hasta falta de coherencia, y como dice el pueblo, en la gran mayoría ministerios y direcciones generales, -por decir los más notorios-, se nota pocos aciertos. Todo lo cual, ha estado creando una super erosión de su imagen hasta el punto de ir perdiendo credibilidad, confianza y, lo peor, perdida de esperanza también.

Y de suerte que, del 7 al 17 de noviembre actual, se catapultó y encontró una gran fiesta de la literatura que mejor organizada no pudo haber quedado, granjeándole al gobierno una extraordinaria descongestión social que, sin lugar a dudas, le dio respiración boca a boca. En este sentido, el presidente Abinader recibió de parte de Milagros Germán, Ministra de Cultura, junto a un gran equipo encabezado por ella, en el que destaco a Joan Ferrer, quien fungió de director de dicha feria, quienes las pusieron todas para montar esta versión 2024, lo que, sin lugar a equivocarnos, en una evaluación política a parte de la trascendencia literaria-que resultó la razón de la catarsis, porque en eso redundó-, mostrar la cara refrescante de este gobierno en momento tan crítico para este. Es más, esta feria se podría decir, le inyectó bilirrubina social al país, que bastante la necesitaba para evitar explosionar.

En mi calidad de testigo presencial y, de haber podido disponer de un Stand gestionado por la Unión de Escritores de la provincia Monseñor Nouel, en la que presenciamos todo un derroche de propuestas literarias que abarcó un universo de libros de todos los géneros y, lo muy importante, super asequible a los bolsillos del pueblo. Es decir, hubo de todo para todos. A nuestro juicio, se cubrieron las necesidades de títulos bibliográficos, tanto nacionales como internacionales, y lo mejor, el gran entretenimiento que resultó. ¡Milagros, no te conocías, pero marcaste buenas y profundas huellas, dando todo un palo!

Y respecto a las infraestructuras instaladas, todas estuvieron dentro de la tipificación de altísima calidad. Y respecto a la integración de los escritores dominicanos, resultó ser un Nilo desbordado para irrigar las cosechas de los letristas vernáculos, cual se evidencia que, se apostaron en los espacios-suficientes y bastantes-, algunos 200 autores con extraordinarias exposiciones, por dar un dato, más de 80 títulos exhibió el stand de Monseñor Nouel, lo cual agradecemos a nuestro Juan Trinidad, que sirvió de acicate-, quienes juntos a otros tantos espacios del universo de propuestas, vendieron sus libros en lo que ha de calificarse la fiesta de las letras que, y lo mejor, aunque estuvieron en pabellones de primerísimas calidades y confort, nunca dejó de ser una expresión popular y al alcance del pueblo llano.

No cabe dudas que doña Milagros Germán mostró su mejor versión de Ministra de Cultura y, creo que acaba de consagrarse como tal, ya que la feria ha resultado la cara refrescante del gobierno-quien a mi juicio, le hacía falta ese respiro de gobierno en picada por todos los escándalos-calificados por el pueblo, de improvisaciones- de muchos funcionarios no sé si ineptos o cegados por el poder, que, con sus incongruentes decisiones, han ido convirtiendo al gobierno en un trencito chocador y de apariencia dubitante. O lo que se pudiera definir como una competencia de cuál comete el peor y absurdo escándalo o error político.

Si bien, doña Milagros Germán, según bártulos de corrillos de contertulios culturales, tenía unos francotiradores, o de otra forma, cazadores de ministerios y direcciones generales, que, por sus intereses, muchas veces por egos y vanidades de castas, no escatiman prudencia contar de, buscar recompensas de famas sociales, pues se apalancó a su silla-y no digo que esté aferrada, pero, sin embargo, la ministra estampó su marca y, con ello, sembró sus raíces profundas en el puesto de forma brillante. Por tanto, como todo es posible en la viña del señor y, en política más, si la quitan, -que sería  una acción políticamente sin fundamento y de falta de tacto-, podría irse orgullosamente y con la satisfacción que, con esta feria, le lavó la cara al gobierno.

Y más, yo como gestor de más de 54 años en las lides, y básicamente como presidente de la Unión de Escritores de la Provincia Monseñor Nouel, que, estuvimos desde el 7 al 17 de noviembre en curso, metido en la feria, sentimos orgullo de pertenencia por la elevada calidad de la XXVI Feria Internacional del Libro, misma que resultó una galleta sin mano a los que pudieran estar atizando el fogón para hacerla saltar del puesto. -si fuera el caso. – Y repito, lo que pudiera estar faltando es, sin vacilación, un mayor empoderamiento del Ministerio de Cultura de frenar las mutaciones culturales y enseñoramiento de la cultura desechable, y trazar una línea nacional de dinamizar las manifestaciones de las expresiones criollas, y también sacarla en una buena proporción de las Metrópolis y, dejando al mismo tiempo, volar la imaginación de los pueblos-casi sacado de circulación- expresar sus propias vivencias y raíces culturales.

Y ahora, en mi rol de lo que dije ser mas arriba, además de politólogo y escritor, me atrevo a recomendar al presidente Abinader que aproveche el potencial mostrado en esa feria por la ministra Milagros, para dar un nuevo rumbo cultural en el sentido que a partir de la misma, además de salir con empatía sociopolítica, y alto sentido de pertenencia a su gestión presidencial, y consciente que en cultura falta rediseñar algunos rumbos de los valores autóctonos y del folklore dominicano, pero sin embargo, a través palabras de apertura de la ministra en el acto inaugural, – y yo las escuché, porque estaba en el teatro nacional-,cuando esta funcionaria trazó una línea clara de que está empoderada en asumir grandes retos en fortalecer la política cultural y, así proteger y rescatar tradiciones perdidas de nuestras raíces auténticas, a fin de paliar o detener el flagelo de la gran distorsión y degeneración de nuestra cultura dominicana. A mí juicio, y así lo recomendamos, creo que el gobierno de Abinader deberá, reorientar aspectos de la cultura que han sido suplantado por alienaciones rituales nocivas para la socialización, y creo, finalmente, como vi lo que pasó en la feria del libro, que cuenta con un gran equipo,-sin lisonja, porque no le conocemos ni le hemos tratado nunca-, encabezado por la actual ministra y así purificar los rasgos culturales suplantados por una rampante transculturización, que poco a poco va dejando al país sin identificación propia y de bajo vínculo con el orgullo dominicano. Y finalmente, con la feria de referencia, el gobierno se lavó la cara y el mono también. Y si esta fiesta de la literatura y la cultura es una muestra por donde viene el Ministerio, cuenten con su pueblo-que necesita rescatar el orgullo nacional prácticamente suplantado por una invasión de nuevos valores foráneos. ¡Doña Milagros, felicidades, y ayúdenos en eso, que queremos seguir siendo dominicos- siervos de Dios-, no del Vudú ni otras culturas extrañas que nos extinguen los nexos con nuestros ancestros!