El triunfo en Argentina del nuevo presidente, el extremista derechista Javier Milei, quien ha ganado la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Argentina con el 55,69% de los votos, es una demostración de los malos resultados de los demócratas, que no han sabido resolver los problemas de los pueblos.
¡No es un triunfo de la extrema derecha, sino un fracaso de la democracia!
El político de extrema derecha argentino, le sacó casi tres millones de votos de ventaja al oficialista Sergio Massa y se impuso en 21 de las 24 provincias del país.
¿Cómo se explica el fulgurante ascenso del líder de” La Libertad Avanza” en tan solo dos años?
La hora no es para descalificar a la extrema derecha, sino para analizar los resultados de la democracia.
Esta nueva situación cambia el panorama político en América Latina, que venía fortaleciendo al lado izquierdista, pero que sus resultados no satisfacen a los pueblos.
Aunque los demócratas presentan excelentes programas, los pueblos necesitan las soluciones a sus problemas de empleos, salud, educación, salarios, comidas, viviendas.
Por eso contemplamos cómo la población vota por candidatos desconocidos, que no tienen programas ni ideologías definidas, pero prometen resolver los problemas de la sociedad.
La extrema derecha va ganando espacios, tanto en Europa, como en América Latina.
La extrema derecha, en América Latina, fascista o neo-nazista, con una ultra nacionalismo populista y xenófobo aumenta considerablemente entre grupos de jóvenes, desempleados y clase media, denunciando a los emigrantes.
La extrema derecha crece por los cambios vividos por nuestras sociedades, los altísimos niveles de desconfianza de los ciudadanos en las instituciones gubernamentales, la crisis de los partidos tradicionales, la sensación de preocupación o incluso miedo frente a las transformaciones que estamos viviendo, el impacto de las nuevas tecnologías.
Los partidos políticos tradicionales se han quedado estancados, no avanzan y surgen nuevas expresiones con ofertas nuevas, novedosas, como la extrema derecha, que entusiasman a las poblaciones.
Es el tiempo de que los políticos demócratas despierten, y enseñen a los miembros de sus agrupaciones, que deben estudiar política, no propaganda partidista, reconocer que en todos los partidos hay personas buenas y malas, pero no todos los adversarios son malos, y que la política en un arte, una ciencia y una técnica, que debe enseñarnos principios, valores y éticas, no basta con aplaudir todo lo que dicen los líderes, sino lo que dice el pueblo.
Esta enseñanza de Argentina, donde un dirigente que no era conocido hace tres años, ha derrotado a un partido político, con una historia de alrededor de 80 años, con estructuras sociales sólidas, con experiencias de gobernar varias veces, ha sido derrotado.
Los políticos latinoamericanos han olvidado la educación y la cultura del pueblo, y han confundido el partidismo con la verdadera política.
El triunfo electoral de la extrema derecha en Argentina, debe servirnos como indicador de que debemos interpretar mejor las aspiraciones de los pueblos, sus necesidades y aspiraciones. ¡No basta con los discursos, sino que debemos enseñar con ejemplos!
América Latina está cambiando de piel. En las décadas de los 40 y 50 padecimos dictaduras, gobiernos de derecha, militares, y sufrimos las peores condiciones políticas,
!No podemos retroceder!
Es propicia la ocasión para reflexionar en la política, Nosotros mismos los demócratas, estamos cavando nuestras tumbas políticas, ¡Despertemos!
Los gobiernos no son para hacer más ricos a los ricos, sino para que los pobres sean tratados con dignidad, y sean menos pobres.
Los hombres y mujeres, que realmente consideran que la política es una ciencia importante, y que de la misma manera que da poder para hacer lo malo, también brinda la oportunidad de hacer el bien para la sociedad.
El triunfo de la derecha en Argentina, debe ser un punto de partida, para que los demócratas comprendamos que necesitamos revisarnos, actualizarnos, ser solidarios, en especial tener el principio de que lo más importante en la dignidad en la persona humana, por encima del dinero, el partido político, los negocios. ¡Así hacemos política con principios, valores y ética!
Basta ya de pensar que los gobiernos son solo para beneficiar a los partidarios de los gobernantes, sino es necesario comprender que todos necesitamos servicios, protección, educación y salud.
Es necesario tener a la persona humana, el hombre, como centro de la política, practicar el humanismo integral, capacitados, educados en la democracia. No basta con conocer los defectos de la extrema derecha, sino aplicar la democracia, en su justa dimensión.