El Banco Central como organismo autónomo del Estado, que tiene funciones en el orden monetario, cambiario y financiero, definido en su página de esa entidad pública (Aula Central), se definen sus funciones tres funciones principales:
“1) Controlar el sistema monetario, es decir, el dinero que circula en la economía, manteniendo la estabilidad de precios y creando las condiciones para una reducción del desempleo”. 2) Regula el sistema financiero, procurando que las instituciones financieras cumplan con las disposiciones legales para su normal funcionamiento. 3) Vigila el sistema cambiario, en interés de mantener en un nivel adecuado el valor de nuestra moneda, el peso, frente al de las monedas extranjeras, especialmente el dólar estadounidense”.
Pero resulta que a partir de la crisis financiera que se produce en el año 2003, que tuvo como partida la quiebra de los bancos Baninter y Bancrédito, el Banco Central como organismo, como bien lo define una de las funciones señaladas anteriormente, debe regular el sistema financiero y por tanto debe intervenir esas instituciones cuando no están cumpliendo con las disposiciones legales y presentan problemas para dar respuestas sobre todo a los ahorrantes de los bancos.
Las intervenciones del Banco Central en las quiebras bancarias del año 2003, han llevado a que desde esa fecha hasta el año 2019, la deuda esta que es la principal institución económica del Estado, haya crecido 1768%, al pasar de 1,156 millones de dólares en el año 2000, a más 20,000 millones de dólares al cierre del año 2023. Esta deuda se denomina como cuasi fiscal, lo que significa que la misma debe ser pagada con el presupuesto público, en otras palabras, la misma de forma indirecta es pagada por toda la población a través de los impuestos que se le cobran, tanto sobre la renta como sobre el consumo de bienes y servicios.
Pero lo más preocupante de todo esto es que, no obstante que se desangran los recursos del presupuesto publico para pagar esta deuda del Banco Central, la misma en los últimos 45 meses (tres años y nueve meses), el promedio año ha sido de 15,961 millones de dólares, cuando desde el 2000 hasta el 2019 este promedio fue de 6,621 millones de dólares. Eso quiere decir que en los últimos 3 años y meses la deuda se ha multiplicado 2.4 veces. Solo en los últimos meses, desde diciembre del año 2022 a septiembre del 2023 ha significado un aumento de esta deuda cuasi fiscal en 15.5%.
Otro ingrediente que se debe destacar es que en el año 2000 el 77.1% de la deuda del Banco Central era de origen externo y el restante 22.9% era interna, revertiéndose esta tendencia y ya para septiembre del 2023 la deuda interna era de 94.7% contra 5.3% de la deuda externa, pero aun así la deuda externa sigue siendo mayor si se compara con el año 2012 (de 1,015 millones de dólares a 1080 millones de dólares en el 2022).
Esta vorágine de aumento de la deuda cuasi fiscal del Banco Central, se expresa en que para el año 2022, para cubrir dicha deuda, se emitieron en certificados financieros 870,000 millones de pesos y en solo meses esta a aumentado 1 billón (según información difundida por el colega economista Ciriaco de la Cruz).
Este fenómeno de ir cubriendo deuda a partir de crear nuevas deudas y en aumento, va generando intereses, que a la vez hacen multiplicar aún más la misma. Por lo que estamos de acuerdo con la posición planteada, en bien de garantizar la credibilidad del Banco Central, como institución financiera-económica del Estado, que está llamada a velar por la estabilidad financiera y económica en general, se pase directamente dicha deuda al Ministerio de Finanzas y que, en base a una política fiscal certera, se pueda ir solventando esta pesada deuda.