Esta columna está abierta a los comentarios que se generan en los diversos sectores sociales durante las 24 horas, los 7 días de la semana. En los días recientes corrió un rumor de que en la cancillería dominicana confunden al pueblo peruano con República Dominicana y viceversa, o, todo lo contrario.
Alguien comentó que a lo peor fue que algún fulano leyó al revés el famoso poema “Hay un país en el mundo” de don Pedro Mir, gloria de las letras dominicanas. Ni una cosa ni la otra.
Otro yerro o más de lo mismo se escuchó en la Duarte con París, cosa atribuida a una emisora radial muy conocida.
Un contertulio de una peña sabatina quiso hacer una “aclaración puntual”. Pero también se fue por la tangente.
Otro ciudadano se pronunció diciendo: “cuidado si el canciller guardó al recordar el viejo refrán: “Donde manda capitán no manda soldado”. Se interpretó que pudo intentarse rebotarle la “papa caliente” al presidente Luis Abinader Corona.
La anfitriona de la casa intervino un tanto molesta. Al reclamar respeto preguntó el por qué “adultos mayores confunden un país con otro”.
Una vecina advirtió con pelos y señales el drama del pueblo peruano el presente histórico, diciendo: “No es posible que en el siglo XXI sigamos con vendas en los ojos”. “Aparenta que algunos de ustedes siguen creyendo que los perros se amarran con longaniza”.
La señora puso el punto en la i diciendo que “el drama peruano lo planearon desde Estado Unidos, instruyendo a la derecha peruana y sus congresistas sumisos”.
Dijo que existen gobiernos que olvidan la complicidad de la OEA con Washington en 1965 cuando 42 mil marines norteamericanos en ensangrentaron el suelo patrio en un “crimen de lesa humanidad” en el pueblo dominicano con cancilleres de la talla de Jottin Cury, el “Canciller de Abril”. Igual la estatura histórica de canciller Hugo Tolentino Dipp cuando quisieron que se hiciera cómplice del crimen cometido al enviar soldados dominicanos a Irak.
A estas alturas del siglo 21, el ministerio de Relaciones Exteriores dominicano le echa mano a un zipper y guarde silencio ante lo brutales atropellos y la sangre que a diario derrama el hermano pueblo peruano. Lo triste de la situación actual se pregona a los cuatro vientos “Quisqueyanos valientes alcemos nuestro canto con viva emoción.”
Y para colmo, un marchante politiquero, se vale del dinero del contribuyente para cometer el crimen de lesa patria, pisoteando la memoria de la Raza Inmortal, la misma que vino “llena de patriotismo” en 1959, enamorada de un puro ideal. Duele mucho que asaltantes de las arcas públicas se burlen con descaro del martirologio de esa juventud heroica que vino a encender “la llama augusta de la libertad”.