La victoria de la derecha francesa en las elecciones del parlamento de la Unión Europea no suponía incidencia directa alguna en la política nacional francesa. Sin embargo, esa victoria movió, inesperada e innecesariamente, al presidente Macron a adelantar las elecciones congresuales nacionales francesas. El presidente Macron, sin razón tangible aparente, quería una ‘clarificación’ sobre la postura del pueblo francés respecto de la derecha extrema. Los analistas también apuntaban a la [extraña] estrategia del presidente Macron de posiblemente adelantar la formación de gobierno con un primer ministro de derecha extrema como forma de limitar el ejercicio del poder de la derecha extrema mientras él (Macron) aun fungiera como presidente de Francia.
Las elecciones adelantadas se celebraron a dos vueltas. En la primera vuelta el partido Rassemblement National (RN) de Marine Le Pen, derecha extrema, obtuvo el primer lugar. Se esperaba que la segunda vuelta diera a la derecha extrema una victoria lo suficientemente contundente como para que el próximo ministro fuera del RN, probablemente Jordan Bardella, joven estrella del firmamento político francés y presidente del RN. Ante el riesgo de una nueva victoria en segunda vuelta, la izquierda se coalicionó bajo la sombrilla del Nuevo Frente Popular (NFP) y el presidente Macron llamó a una “alianza democrática amplia” contra la derecha extrema. El resultado de las elecciones: el NFP quedó en primer lugar, incrementando su número de asientos a 178 (47 más de los que alcanzó en 2022), Ensemble (la coalición del presidente Macron) en segundo, alcanzando 150 asientos (95 menos que los que alcanzó en 2022) y RN (el partido de Le Pen) en tercero, con 142 asientos y 33.2% (53 y 14.5% más que en 2022, respectivamente).
La apuesta del presidente Macron, el presidente con un 26% de aprobación, ha dejado a su coalición con 95 representantes menos. Si el presidente Macron quería que la derecha extrema alcanzara el poder como forma de exponerla al desgaste que supone el ejercicio del poder de cara a las próximas elecciones, no lo logró. Por el contrario, el resultado ha sido una cesión notoria de poder, tanto a la derecha extrema como a la izquierda extrema, en la que RN ha sido el partido que más ha crecido. Marine Le Pen ha dicho que la victoria del RN ha sido, simplemente, diferida. Veremos.