El libro del Patriarca Job es una narrativa considerada como literatura en que se destaca el género sapiencial en la Santa Biblia; trata de inculcar la importancia de mantener constante la fe, saber vivir aun en circunstancias difíciles, preservar la esperanza y tener la capacidad para sobrevivir; arrepentirse con seriedad, pedir perdón, y ser restaurado en una nueva etapa de bienestar en la existencia terrenal.
El relato de Job tiene la característica necesaria para enseñar cómo deleitarse en estado de abundancia y éxito; pero igualmente, cómo soportar los instantes de pérdida, angustia y enfermedad. El alegato de Job señala un inquietante asunto que confrontamos los seres humanos en diversos momentos de la vida. Esta narrativa es un ejemplo singular para dar a entender bien la condición de ser humano, del “testimonio de fe”, como tú y yo lo creemos.
Los eruditos bíblicos consideran que, en verdad, la esencia de lo acontecido con Job está fundamentalmente en los dos primeros capítulos, y en la conclusión del capítulo 41:7-17. Todo lo demás es poesía en una excepcional riqueza de imágenes poéticas de lo más exquisito de la literatura hebrea; pero con versículos de especial connotación dichos por Job.
La sección narrada de los dos primeros capítulos habla de un acaudalado patriarca, un hombre de conducta intachable con una familia disciplinada, pero, en una circunstancia inesperada, perdió sus hijos, sus bienes materiales, y contrajo una horrible enfermedad; pero a pesar de las desgracias, continuó bendiciendo el nombre del Señor. Muchos oímos y creemos que Job fue el hombre de una paciencia insuperable. Yo les invito a saber algo más íntimo acerca de él.
Analicemos, pues, a este personaje desde la misma Santa Biblia, a fin de tener comprensión, y la necesaria sabiduría, para entender el auténtico comportamiento del patriarca.
Versículos que se deben conocer:
“Desnudo vine a este mundo, y desnudo saldré de él. El Señor me lo dio todo, y el Señor me lo quitó; ¡Bendito sea el nombre del Señor!” (Job 1:21).
“Así pues, a pesar de todo, Job no pecó ni dijo nada malo contra Dios”. (Job 1:22)
“¡Mujer, no digas tonterías! Si aceptamos los bienes que Dios nos envía, ¿por qué no vamos a aceptar también los males?” (Job 2:10)
La queja de Job
Por fin Job rompió el silencio y maldijo el día que había nacido. (Job 3:1-2) “¡Maldita sea aquella noche, que me dejó nacer y no me ahorró ver tantas miserias! ¿Por qué no habré muerto en el vientre de mi madre, o en el momento mismo de nacer?” (Job 3:10-11)
Los amigos de Job lo visitan.
“Si yo hubiera muerto entonces, ahora estaría durmiendo tranquilo, descansando en paz”. (Job 3:13)
“La experiencia me ha enseñado que los que siembran crimen y maldad, cosechan lo que antes sembraron”. (Job 4:8).
“La maldad no brota del suelo; la desdicha no nace de la tierra: es el hombre que causa la desdicha, así como del fuego salen volando las chispas.” (Job 5:6-7)
El peso del dolor
“Si todas mis penas y desgracias pudieran pesarse sobre una balanza”. (Job 6:1-2).
Por eso no puedo quedarme callado. En mi dolor y mi amargura voy a dar riendas sueltas a mis quejas”. (Job 7:11).
“Sería mejor que me estrangularas; prefiero la muerte a esta vida. No puedo más. No quiero seguir viviendo. Déjame en paz, que mi vida es como un suspiro”. (Job 7:15-16)
Desahogo de Job
“¡Ya estoy cansado de vivir! Voy a desahogarme con mis quejas, voy a dar rienda suelta a mi amargura.” (Job 10:1)
¿Es Dios un tirano caprichoso, burlón, sádico o un juez corrupto?
“Yo no puedo encararme con Dios como con otro hombre, ni decirle que vayamos a un tribunal”. (Job 9:32)
Firmeza de Job
“Y ahora, ¡cállense, que voy a hablar, páseme lo que me pase! Voy a arriesgar mi vida, voy a jugarme el todo por el todo. Aunque él me mate, me mantendré firme, con tal de presentarle mi defensa cara a cara”. (Job 13:13-15)
Mi defensor
“Yo sé que mi defensor vive, y que él será mi abogado aquí en la tierra.” (Job 19:25)
“Mi pleito no es con ningún hombre; por eso estoy tan impaciente.” (Job 21:4)
Yo soy inocente
Job afirma: “Yo soy inocente, pero Dios se niega a hacerme justicia.” (Job 34:5)
Dios interpela a Job
“Entonces el Señor le habló a Job de en medio de la tempestad”. (Job 38:1)
Se ablanda Job
“¿Qué puedo responder yo, que soy tan poca cosa? Prefiero guardar silencio. Ya he hablado una y otra vez, y no tengo nada que añadir.” (Job 40:3-5)
Arrepentimiento: “Testimonio de fe”
“Por eso me retracto arrepentido, sentado en el polvo y la ceniza” (Job 42:6)
“Después que Job oró por sus amigos, Dios le devolvió su prosperidad anterior, y aun le dio dos veces más de lo que antes tenía. Dios bendijo a Job en sus últimos años más abundantemente que en los anteriores. Llegó a tener catorce mil ovejas, seis mil camellos, mil yuntas de bueyes y mil asnas.” (Job 42:10-12).
Se enfatiza que Job es uno de los personajes de las Santas Escrituras que demostró tener un “testimonio de fe” insuperable; no por ser tan paciente primordialmente; más bien, por ser leal al Señor, y tener plena confianza y genuina percepción de Dios.