"Salvo el poder, todo es ilusión". VI Lenin.

En el movimiento revolucionario dominicano coexisten desconocimiento, concepciones y postraciones respecto a la cuestión de la participación política y el poder.

En general, no se tiene una idea clara sobre la cuestión reforma- revolución, ni de las circunstancias del régimen político dominicano en que se puede impulsar esa lógica.

El dominicano es un régimen presidencialista y clientelar y este contexto condiciona la posibilidad de que las "cuotas de poder" que algunos sectores asumen como línea política hagan contrapeso al Poder.

Otra cosa sería si el régimen fuera esencialmente parlamentario, donde el voto de un solo congresista, o de un regidor, puede determinar la composición del gobierno nacional o local, así como el contenido y dirección de las políticas públicas.

Puede que se haya renunciado al Poder, y se asume la conquista de " cuotas de poder" como línea estratégica.

Algunos están convencidos de que no se puede más que eso; son honestos al reconocerlo, y conceptualmente asumen la reforma como objetivo máximo.

Hay otros que carecen de esa honestidad, y tampoco tienen ideas ni conceptos claros sobre la dinámica de la política. Son carreristas, se mueven en la lógica de a "lo que coja su bon" y por aquí, por allá, por donde y como sea,  buscan sus momentos de gloria personal.

Hay que distinguir los que son honesta y conceptualmente partidarios de reformas democráticas avanzadas como fin.  Con estos se puede tener una discusión virtuosa; encontrar puntos de coincidencias y caminar juntos un largo trecho. Este transitar juntos es necesario.

Hay que distinguirlos de los que son pragmáticos, sin conceptos, empeñados en la ventaja a conseguir, sin más.

En estos, hay desconocimiento de la cuestión del Poder en las condiciones de la República Dominicana; y asumen la ilusión del Poder, cuál es, ocupar un cargo en el gobierno, o una curul en el Congreso o el Cabildo; sin posibilidad de definir y/o aplicar políticas públicas que beneficien a las mayorías populares.

Porque el Poder en un régimen presidencialista, más si este se define empresarial, directamente empresarial, no bonapartista, o sobre las clases al servicio de su clase; ni de otra índole; sino de interés empresarial confeso; las políticas públicas, en su concepción y gestión, parten de ese sesgo característico del Poder. Ningún funcionario escapa a esa calidad.

Hay en el gobierno actual funcionarios de alto nivel con una visión diferente a la del Poder actual respecto de la concepción y el rumbo de las políticas públicas. Estos pueden, y seguro lo hacen, formular políticas públicas democráticas, progresistas si se prefiere este término; pero estas se quedan en la formulación y no entran a la esfera de la gestión, que sería lo consecuente una vez son concebidas y formuladas.

Así que las "cuotas de poder" que ostentan progresistas y de izquierda no contribuyen, en nada a mejorar las condiciones de vida de las mayorías. Y, desde una perspectiva de izquierda, el Poder solo es Poder si su propósito esencial es el desarrollo social, cultural, económico y político del pueblo.

En una perspectiva de Izquierda ¿Es Poder lo que no puede resolver los problemas del pueblo; ni contribuir siquiera a satisfacer reclamos populares mínimos?

Tengo un amigo muy querido, lo quiero mucho y me quiere mucho; que se define como "un político exitoso". Porque por negociaciones con partidos distintos ha ocupado cargos en gobiernos distintos.

En la escala de valores que en la sociedad actual se define lo que es importante, él ha crecido, y yo, por ejemplo, soy un político fracasado, porque nunca he sido parte de ningún gobierno.

Refiero todo esto en el contexto del Poder nacional, central.

Abre un paréntesis. Porque en el plano del Poder local, ha habido notables excepciones. Manuel Jiménez y sus circunstancias, creamos una mayoría electoral propia en Santo Domingo Este, y, desde esta mayoría propia que ya se había expresado en las elecciones del 2016, y en unas circunstancias políticas específicas, pactó con el PRM para las del 2020.

¿Cuáles fueron esas circunstancias políticas específicas?

Las siguientes: Manuel Jiménez ganaba con la mayoría propia de votantes construida; de votantes dispersos en la sociedad, no estructurados en organismos, que había (mos)  construido desde el año 2014 sin parar; pero necesitaba defensores del voto en los colegios electorales, para evitar la repetición del fraude que se nos hizo en el 2016.

El PRM tenía en sus filas esos defensores del voto; además de la necesidad de ganar en Santo Domingo Este, el municipio que por la cantidad de votantes es la capital electoral del país. Para este partido era crucial ganar y convertir ese triunfo en presagio para la competencia en las presidenciales de meses después.

Así fue que en esa coyuntura confluyeron las circunstancias de Manuel Jiménez y las del PRM; y el buen juicio político apareció para que se convirtiera en pacto.

La gestión de Manuel Jiménez al frente de la Alcaldía de Santo Domingo Este (2020- 2024) fue exitosa: recuperación y buena gestión de lo público; manejo pulcro y transparente del dinero; eficiencia y eficacia en  los servicios y solución de problemas básicos, puesta en movimiento de un plan integral de desarrollo comunitario, entre otros.

Cumplió con el propósito que nos dimos de "construir una vitrina" que mostrar al país como modelo de lo que podía hacer gente de izquierda, o progresista,  frente a un gobierno; y ese hecho se convirtiera con perspectiva de futuro en ejemplo multiplicador hacia otros municipios.

Y aquí estuvo en parte la razón de la obstrucción permanente a la gestión, de algunos sectores, subrayo, de algunos sectores del PRM.

Y es posible, que el mismo Manuel Jiménez no diera el valor suficiente al hecho de que desde el 2014, sin parar hasta el 2020, habia(mos) construido una mayoría electoral propia, entre los que  había centenares  de hombres y mujeres que  fueron  preparados técnica y  profesionalmente para ser gobierno.
Mucha de esta experiencia de construir una mayoría electoral propia en torno al liderazgo de Manuel Jiménez, fue reeditada con éxito notable en Quita Sueño y en Haina, en torno a Antonio Brito.

En un Distrito Municipal del Nordeste, la lucha popular generó una mayoría electoral propia en torno a un reconocido dirigente de masas,  por lo que pudo ser asumido por el PRM como candidato. Cierra el paréntesis.

Volviendo al tema de inicio, insisto, en una perspectiva de izquierda ¿En qué se ha beneficiado el país y el pueblo de ese ejercicio de "cuotas de poder" que el presidente de la República ha cedido a algunos de sus aliados?

Los hechos fríos dicen que los partidos que han ostentado "cuotas de poder," no han acumulado fuerzas propias, siguen en el mismo nivel de desarrollo.

En el plano del poder legislativo, se puede ocupar una curul en condiciones de minoría absoluta. Se debe luchar por conquistarla. Mejor, cuantas más se conquisten.

Pero, en una perspectiva popular- de izquierda, los que las ocupen tienen que moverse entre dos coordenadas: PODER DE PARTICIPACIÓN, que es aprovechar esa curul para proponer y denunciar, a sabiendas de que cumplen con una formalidad, y que en realidad buscan proyectar una posición hacia la opinión pública y las masas populares. Y PODER DE DECISIÓN, que es aprovechar la importancia pública que da la "investidura", para desarrollar vínculos con el pueblo, y desatar movimientos de reclamos por las demandas planteadas en el escenario de la formalidad de la curul, pero que allí no fueron ni podían ser asumidas, y ni siquiera escuchadas por el grueso del auditorio institucional.

Si el de izquierda ejerce la curul sin la claridad política de moverse entre esas dos coordenadas; si solo busca hacer sonido con ocurrencias de ocasión, y se circunscribe a la formalidad, e incluso es absorbido por esa formalidad; entonces es fallido el ejercicio de esa curul.