Según la tradición católica, este Miércoles 14 de Febrero se inicia la Cuaresma, con la imposición de la ceniza; mientras que, ese mismo día, se celebra en nuestro país, el día del Amor y la Amistad.
Como se sabe, la imposición de la ceniza es el rito litúrgico con el que la Iglesia Católica le da inicio al período cuaresmal. Con los actos litúrgicos de la ceniza, “la Iglesia apertura el camino espiritual de penitencia, arrepentimiento y ayuno y, les recuerda a sus fieles los 40 días que Jesús se retiró al desierto en oración y ayuno”.
Asimismo, la cruz de ceniza colocada en las frentes de los fieles católicos, representa la mortalidad y la penitencia por sus pecados. Como se sabe, la imposición de la ceniza la hace un sacerdote durante la misa matutina, quien les recuerda a los feligreses que, “somos polvo y en polvo nos convertiremos”.
En tal sentido, al inicio de la Cuaresma y en la celebración del día del amor y la amistad, los cristianos católicos, deberíamos reflexionar sobre las calamidades, las injusticias, la exclusión social y la pobreza, por la que están atravesando nuestros hermanos cristianos, como una expresión de compasión, solidaridad, amor y amistad hacia ellos/as.
Por otro lado y, en cuanto al constructo social llamado amor, los especialistas en higiene y salud mental sabemos que, cuando una persona se enamora, siente atracción sexual por la otra persona, buscando su aceptación y complementariedad.
Asimismo, cuando nos enamoramos, sentimos respeto, conexión y admiración por la otra persona, manifestándole promesas idílicas que, en la mayoría de los casos, se nos hace difícil honrar o cumplir, ya que cuando nos enamoramos, no miramos a la otra persona que nos atrae con los ojos reales, “sino con los ojos del alma”.
Según “los estudios neuropsicológicos en los que participaron 12, 203,600 personas enamoradas en los cinco Continentes durante 24 años, se encontró que, “cuando una persona está enamorada idílicamente, ves a la otra persona como un ser perfecto, placentero, encantador, ameno, inteligente, honesto e ideal, cuya presencia y compañía, le hacía sentir alegre, seguro y feliz” (OMS, 1994-2018 y DSM-V).
Además, cuando una persona se enamora idílicamente, no ves los defectos en la otra persona, ya que su atracción le hace pensar que, él o ella, es capaz de hacerle cambiar con el tiempo. No obstante, los especialistas en higiene y salud mental sabemos que, nadie cambia a nadie, razón por la que a los tres, seis, doce o un año después, se separan o se divorcian la mayoría de los jóvenes y adultos que se casan enamorados idílicamente.
Por su parte, la amistad es una relación afectiva entre dos o más personas que se sustenta en el amor, la lealtad, la simpatía interpersonal, la incondicionalidad, la solidaridad, el compromiso y la sinceridad mutua.
Como tal, el vínculo de la amistad se cultiva con el trato y el interés recíproco que se manifiestan las personas en el tiempo. Según se conoce, la amistad no tiene que ver con las edades y las clases sociales a las que pertenecen las personas, ya que la misma se sustenta en los valores morales, éticos, espirituales y, el respeto mutuo.
En tal sentido se sabe que, la amistad es una relación afectiva en las que las personas reciben cariño, apoyo, cuidado, proximidad física, confianza, comunicación asertiva y apoyo emocional, sin que medie el interés personal.
Como se puede apreciar, la amistad es una relación interpersonal vital en la vida de las personas, ya que los amigos nos escuchan con atención y son soportes invaluables incondicionales, cuando se nos presentan momentos de tristeza o de crisis, según resulten las circunstancias que nos toque enfrentar, vivir y superar.
Por su parte, la celebración del inicio de la Cuaresma, el mismo día que celebramos el día del amor y la amistad este próximo 14 de febrero, nos debería hacer reflexionar sobre el tipo de “amor que nosotros les estamos dando a nuestros padres, hermanos/as, hijos/as, sobrinos/as, cuñados/as y, a nuestra propia pareja como tal.
Desde mi punto de vista, este 14 de febrero, los auténticos cristianos debemos reflexionar sobre la soledad, la tristeza y los problemas personales por los que están atravesando los casi cinco millones de dominicanos (niños/as, adolescentes, jóvenes, hombres, mujeres y envejecientes), que viven en condiciones infrahumanas en la República Dominicana.
No obstante sabemos que, en la mayoría de las celebraciones cristianas y festivas, sin importar su naturaleza, se impone la doble moral o la doble cara. En tal sentido, les exhorto amables lectores a: Amar al prójimo como si fuésemos a nosotros mismos, no solo en día de inicio de la Cuaresma y el día del amor y la amistad, sino todos los días.
“Cuando tú sientes que todo perdió sentido, habrá un amigo que te dirá: te quiero y, sin importar las circunstancias, te reitero que tú puedes contar conmigo” (ANOMINO).