La educación a todos los niveles no contempla conocimientos, valores, actitudes y habilidades (competencias educativas) referidas a la investigación científica y la innovación tecnológica (I+D); es decir, las partes dinámicas de la ciencia y la tecnología.
Para ser más precisos, podría aceptarse que a nivel universitario y dependiendo de las carreras podrían abordarse la investigación científica y la innovación tecnológica en algunos casos, y hasta con cierta pertinencia; pero nos referimos a asumirlo en los planes educativos con la verdadera relevancia que debería corresponderle.
Desde los primeros grados de Primaria y hasta desde el Nivel Inicial, incorporar en el aprendizaje de conocimientos, valores, actitudes y habilidades la investigación científica y la innovación tecnológica, podría ser de las más relevantes contribuciones no solamente para el impulso de las I+D, sino para el desarrollo de la educación misma; procurando que esas considerables horas de clase muchas veces inútiles y no menos aburridas, sirvan para impulsar competencias educativas realmente trascendentes.
En los primeros grados es posible hacer ver en las niñas y los niños sus facultades en cuanto a explicar mediante casos sencillos el porqué de las cosas (albores de la investigación), de que muchas actividades simples que realizan en el diario vivir se pueden hacer de otras maneras (albores de la innovación tecnológica) y de ahí hacerlos identificar con esa condición del ser cognoscente-transformador de su esencia antropológica.
En el Nivel Medio o Educación Secundaria, ahí sí que debería dársele la mayor prioridad al enfoque que se comenta. En primer lugar, realmente conectando los avances en todas las disciplinas y áreas a la investigación científica y la innovación tecnológica. A partir de auscultar el progreso en cuanto al conocimiento y su aplicación de los diversos aspectos de la vida actual respecto a lo que ha sido el avance de la investigación científica y la innovación tecnológica. Iniciando como prerrequisito, con la metodología de la investigación científica, y de las que son las características comunes a las tan variadas innovaciones tecnológicas, hasta concebir y realizar proyectos concretos.
Podría lucir un propósito muy lejano de la educación en general, y más aún de la educación dominicana actualmente entre los últimos lugares en el mundo; pero acontece que en lo que fue en la República Dominicana la Transformación Curricular de 1995, profesionales de los más altos niveles y de las más diversas áreas hicieron contribuciones relevantes que lamentablemente no se le dio la continuidad debida y que tenían los cimientos o al menos un punto de partida para ese abordaje de gran impacto en la calidad de la educación.
I+D, también para una educación transformadora.