El siguiente escrito de Raúl Pérez Peña (Bacho) rinde tributo a Amín Abel (1941-1970) y Homero Hernández (1943-1971). Publicado originalmente en septiembre de 1985, Bacho interpela la distorsión histórica, propiciada desde el poder perredeísta, que relegaba a un segundo plano el papel protagónico de esta generación de revolucionarios en las conquistas de los derechos y libertades del pueblo dominicano. Continuando con el proyecto “Misión por la memoria”, impulsado por Bacho, reproducimos este texto en honor a Amín y Homero, vilmente asesinados por el régimen balaguerista, el 24 de septiembre de 1970 y el 22 de septiembre de 1971 respectivamente.

Homero, Amín Abel y las libertades conquistadas*

(Publicado originalmente el 25 de septiembre de 1985, en la columna “Circular” del Listín Diario)

 Se conmemoran en estos días, nuevos aniversarios de la muerte de Homero Hernández y Amín Abel, víctimas de la política represiva que caracterizó el régimen de Balaguer.

Hablar de la vida y la lucha de Homero Hernández y Amín Abel exigiría mucho tiempo y espacio, porque ellos dos son de los mejores exponentes de la brillantez y el tesón revolucionario de la pléyade de jóvenes revolucionarios caídos durante los largos doce años del balaguerismo.

Homero tenía una chispa y un vuelo político singularmente agudos. Fue un infatigable combatiente por la causa de la libertad y la democracia.

Amín Abel era un revolucionario de una inteligencia y un valor fuera de serie. Esto le consta a quien escribe porque compartió con Amín en las aulas universitarias momentos muy dramáticos de la lucha del estudiantado. En la Universidad y en las filas del Movimiento Revolucionario 14 de Junio, y luego del Movimiento Popular Dominicano, Amín Abel fue siempre ejemplo de consagración revolucionaria. Su gran talento, su humildad y sencillez lo colocaron siempre en los primeros lugares de respeto y admiración entre sus compañeros.

Como Amín Abel y Homero Hernández, son incontables los revolucionarios que ofrendaron sus vidas luchando por las libertades y los derechos esenciales de los dominicanos. Esa lucha era parte íntima del proceso general que venía desarrollando el pueblo por sacudirse de todo lo que trajo la intervención norteamericana de 1965.

Ignorar esa presencia combativa de los revolucionarios y de las organizaciones de izquierda en la brega por las libertades, es como pretender tapar el sol con un dedo.

Tal pretensión se le ocurre con frecuencia a varios dirigentes del Partido Revolucionario Dominicano, comenzando por su líder José Francisco Peña Gómez. Su infeliz criterio es que lo que el pueblo parcialmente disfruta en términos de democracia es por obra y gracia del partido blanco y sus más connotados líderes.

Para Peña Gómez, por ejemplo, el hecho de que no es lo mismo viajar ahora a un país socialista que en los tiempos de Balaguer, hay que agradecérselo al PRD. Lo primero que debe apuntarse es que tal libertad de tránsito es entre comillas. Hace apenas horas que dos periodistas dominicanos fueron detenidos en el aeropuerto Las Américas, registrados e interrogados por el solo hecho de que se dirigían a La Habana, Cuba.

Lo mismo sucede con la libertad de reunión y el derecho a huelga. Resulta innecesario citar ejemplos de las frecuentes violaciones a tales derechos.

Pero bien, aún admitiendo la vigencia de las libertades públicas, lo cierto es que es al propio pueblo a quien hay que agradecerle su conquista. Si es cierto que los perredeístas participaron en ese proceso, muchas veces jugando un papel destacado, está también el lugar de primera fila ocupado por los revolucionarios y sus organizaciones, cuya huella aparecerá por siempre marcada en la historia dominicana con la sangre generosa y libertaria de combatientes de la estirpe de Amín Abel y Homero Hernández.

*[Esta publicación es parte del Proyecto por la Memoria Histórica Raúl Pérez Peña (Bacho), auspiciado por sus hijos Juan Miguel, Amaury y Amín Pérez Vargas].