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Michelangelo Buonarotti, David (1501-1504)

El 13 de septiembre del 1991 la noticia dio vuelta al mundo: ¡el David de Miguel Ángel ha sido atacado! Piero Cannata, un desempleado italiano quien se autodefinió como "investigador de enfermedades infecciosas", golpeó con un martillo la estatua. "Fue la Bella Nani del Veronese la que me pidió que golpeara a David”, explicó Cannata con toda seriedad en la comisaría de Florencia adonde fue conducido. Centenares de testigos contemplaron atónitos cómo este hombre agredía a una de las más famosas obras del arte universal. Aparentemente se refería a la dama veneciana que posó en varias ocasiones para este pintor renacentista. "Había estado ya en la galería el pasado jueves. Volví esta mañana. Me acerqué al David, salté sobre el cordón. Le di un solo golpe y se lo di suave, porque no quería que las astillas terminaran en los ojos de los turistas. En realidad, pensaba que el mármol era más duro. Luego, me tumbé en el suelo y arrojé lejos de mí el martillo, porque no quería que la gente me pegase. No lo volveré a hacer", siguió su narración el agresor.

El golpe fracturó alrededor de dos centímetros de la primera falange del segundo dedo del pie izquierdo de la estatua. Por suerte, todos los pedazos rotos fueron recuperados, la obra fue restaurada y desde entonces una gruesa placa acristalada y blindada rodea por todos sus flancos la base del David.

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Fragmento del pie izquierdo.

Sorprendentemente, Piero Cannata no fue el primero en querer destruir al David. Hubo todo tipo de ataques a lo largo de su historia, tanto físicos como verbales.

Todo comenzó a mediados del siglo XV en Florencia donde fue ideado un ambicioso proyecto para decorar el Duomo, la catedral de Santa María del Fiore, con doce monumentales estatuas. Los gestores de la Opera del Duomo, una institución laica encargada del mantenimiento de los lugares sagrados, y los dirigentes del influyente Gremio de los Mercaderes de lana financiaron la compra de un enorme bloque de mármol de 5.5 metros de altura y más de 5 toneladas de peso, bautizado con el nombre de “El Gigante”. La piedra pasó por manos de varios escultores. Simone da Fiesole, Agostino di Duccio y Antonio Rossellino intentaron tallarla sin lograr éxito.  Desacuerdos con los clientes, poca experiencia con las estatuas monumentales y las proporciones del bloque, fueron algunas de las causas del fracaso. El último recurso fue ofrecerle el trabajo al gran Leonardo da Vinci quien, viendo el tamaño y el estado del bloque, no lo aceptó. Así que la piedra, con varias fracturas y partes a medio trabajar, fue abandonada a la intemperie.

A inicios del siglo XVI el proyecto fue retomado. El 13 de septiembre del 1501 el mármol, definido como "mal esbozado y tallado", llegó a manos de Miguel Ángel, quien, con apenas 26 años, poca experiencia y a pesar de estas difíciles premisas, no se desanimó. En menos de tres años el David estaba terminado.

A diferencia de las presentaciones tradicionales de David después de haber decapitado a Goliat, el artista escogió el momento previo al enfrentamiento. La figura carece de gestos violentos y el dramatismo de la escena se transmite a través de la mirada y el cuerpo lleno de tensión.

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Fragmento del ojo.

Debido al agujero que existía ya en el mármol, Miguel Ángel eligió la pose conocida como “contrapposto” donde el peso del cuerpo se apoya en una pierna, mientras la otra está relajada, creando una sensación de movimiento y naturalidad.

Miguel Ángel dedicó especial atención a los detalles anatómicos del cuerpo de David. Se pueden observar venas, músculos y huesos con un realismo impresionante. Incluso hay estudios que muestran que la tensión en el cuerpo de David está acorde a un estado emocional de concentración, con venas más pronunciadas en su mano derecha, como si estuviera a punto de actuar.

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Fragmento de la mano derecha

A pesar de esto, hay quienes opinan que las proporciones del David no son tan perfectas. Efectivamente, el cuerpo tiene una desproporción intencional. Su cabeza y manos son más grandes en comparación con el resto del cuerpo. Esta decisión se debía a que la escultura estaba destinada a ser vista desde abajo, ubicada en una posición elevada, lo que corregiría visualmente estas desproporciones cuando se observaba desde el suelo.

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Fragmento de la cabeza.

Originalmente destinado a colocarse en lo alto de la fachada de la Catedral de Florencia, su belleza le valió al David un lugar más relevante. Se formó una comisión de ilustres artistas, entre ellos Leonardo da Vinci, Sandro Botticelli, y destacados ciudadanos florentinos para decidir la ubicación ideal. La colocación frente a la entrada principal del Palazzo Vecchio convirtió la obra de arte en un símbolo político, una imagen de gobierno fuerte y defensor de las libertades civiles.

Para transportar la estatua se necesitaron 40 personas y 4 días. El 18 de mayo de 1504, el David llegó a la Piazza della Signoria, convirtiéndose inmediatamente en símbolo de la república florentina. Allí duró hasta 1873, cuando por razones de conservación, se tomó la decisión de trasladarla al Museo dell’Academia.

Se hicieron tres copias de la estatua, una para sustituir la original en la plaza, otra está en la Piazzale Michelangelo en Florencia y la última en el Museo Victoria y Alberto de Londres. Por cierto, durante su visita a este museo la reina Victoria se escandalizó por la desnudez del David. Después de este episodio, la empresa londinense D. Brucciani Co. fundió una hoja de higuera lista para ser colgada de dos ganchos estratégicamente situados cubriendo los genitales de David, por si venían dignatarios de visita.

No fue la primera “corrección” que se le hizo a la obra maestra. Cuentan que al ser terminada fue presentada a un grupo de personalidades florentinas. Uno de ellos, Pier Soderini, un destacado estadista y mecenas, quizás para llamar la atención o para demostrar sus conocimientos del arte de la escultura, exclamó, dirigiéndose a Miguel Ángel: “Sí, estoy de acuerdo, el David es hermoso; pero personalmente encuentro que la nariz no está bien proporcionada, de modo que, si con un hábil golpe de cincel se hiciera un poco más pequeña, su valor artístico se beneficiaría”.

Miguel Ángel, famoso por su carácter temperamental y susceptible, tuvo que contener la ira para no perjudicar sus lazos con el gobierno de Florencia y recurrió a un truco. Subió al andamio con un puñado de polvo de mármol en una mano y un martillo en la otra y simuló haber cincelado la nariz dejando caer pequeños trozos de piedra y polvo. Así convenció a los presentes de que había hecho ajustes a la obra, tanto que Pier Soderini exclamó que la estatua con ese retoque había llegado a ser perfecta.

Sin embargo, hubo otras ocasiones cuando los inconformes con la obra por diferentes razones lo expresaron de diferentes maneras.  En 1504, mientras se producía el traslado a la Piazza della Signoria, el David fue apedreado por jóvenes partidarios de los Médici. Luego hubo que proporcionar vigilancia nocturna para evitar que algún moralista la dañara, debido a la desnudez de la figura. En 1512, un rayo cayó sobre la base de la escultura. En 1527, durante una revuelta popular, un grupo de republicanos atrincherados en el Palazzo Vecchio arrojaron piedras, tejas y bancos por las ventanas, rompiendo el brazo izquierdo del David en tres pedazos. Fue restaurado 16 años después.

En 1843, a causa de una limpieza con ácido clorhídrico, se eliminó la pátina protectora que Miguel Ángel había aplicado a la estatua, dejando el mármol expuesto a las inclemencias meteorológicas. Finalmente, en 1873, el David fue trasladado de su lugar habitual al Museo dell’Academia, para evitar que sufriera daños. Y allí estuvo en paz por más de un siglo hasta que Cannata le entró a martillazos.

Desde el 24 de mayo de 2004, luego de una nueva restauración, los visitantes del museo pueden deleitarse con esta obra, que según el arquitecto renacentista y primer historiador del arte Giorgio Vasari "se ha llevado la palma de todas las demás estatuas, modernas o antiguas, griegas o latinas; ninguna otra obra de arte es igual a ella en ningún aspecto, con tal justa proporción, belleza y excelencia la terminó Miguel Ángel “.