(Proyecto por la memoria histórica Raúl Pérez Peña (Bacho), auspiciado por sus hijos Juan Miguel, Amaury y Amín Pérez Vargas).
El 5 de septiembre de 1966, en la calle José de Jesús Ravelo del populoso sector de Villa Juana en el Distrito Nacional, resultó muerto en un confuso incidente el empleado privado Ángel Mario Rosario, tal como se recoge en la nota de prensa publicada en el periódico El Caribe del 6 de septiembre de 1966. Vale decir que este crimen forma parte de la relación de muertos y desaparecidos durante el período 1966 – 1969, elaborado por el Comité de Madres y Esposas, según consta en el manifiesto “¡Por la defensa de nuestros derechos! ¡Contra la liquidación de nuestras precarias libertades!”, publicado en el periódico El Nacional el 25 de noviembre de 1969.
En la crónica del periódico El Caribe, se establece que Rosario fue asesinado por un disparo que le hiciera el cabo de la Policía Nacional, Manuel Antonio del Orbe Céspedes, perteneciente a la compañía de Zupadores, quien le provocó una herida que penetró “por la región occipital y tuvo su orificio de salida en la región parietal derecha”, según certificado del legista Ángel F. Pérez Méndez. De acuerdo con el testimonio del homicida, el incidente se produjo supuestamente cuando Rosario se “le fue encima junto con otras personas…, y fue en esa situación, cuando se le quiso despojar del arma que portaba, que hizo el disparo que le causó la muerte”.
En la nota informativa suministrada a la prensa por el Escuadrón contra Homicidios de la Policía Nacional se señala que el cabo se enfrentó a Rosario, pues “éste se había presentado en el bar donde él estaba tomando un refresco, convertido en un demonio, lanzando piedras, botellas y sillas contra los presentes”. También se indica que en el curso de las investigaciones estuvo actuando el ayudante fiscal Francisco De los Santos. A partir del acta de defunción levantada por el oficial de Estado Civil, José A. Jiménez Santana, se establece que Ángel Mario Rosario murió por herida de bala a las 1:40 de la madrugada.
Siguiendo lo expresado por el Comité de Madres, esposas y hermanas; y familiares de muertos y desaparecidos, bajo el terror del “candidato de la paz”, en alusión al régimen del Dr. Joaquín Balaguer, fueron “numerosos los dominicanos sacrificados impunemente por las llamadas fuerzas incontrolables”. En ese sentido, es válido retrotraer casos como los de Ángel Rosario, los cuales nos sirven para recordar a los miles de dominicanos “anónimos” que trágicamente cayeron entre 1966 – 1978 en el marco de la dictadura yanqui-balaguerista, especialmente cuando se sabe que “los culpables de esos desmanes no han sido castigados por la justicia”, tal como se reseña en el referido manifiesto.