Maximiliano Gómez Horacio ("El Moreno") fue una destacada figura en la historia política de la República Dominicana durante la segunda mitad del siglo XX. Nacido el 5 de mayo de 1943 en el Ingenio Consuelo, en la provincia de San Pedro de Macorís, su vida estuvo marcada por la lucha revolucionaria y la defensa de los ideales socialistas.
Proveniente de una familia humilde de obreros agrícolas del central azucarero, Gómez Horacio encontró su vocación en la lucha por la justicia social desde una edad temprana cuando mostró su vocación por la política al integrarse en las filas del Movimiento Revolucionario 14 de Junio. Sus actividades políticas tomaron un giro significativo en 1965, cuando se participó valientemente contra las fuerzas interventoras de los Estados Unidos en el Comando del MPD ubicado en la Escuela Argentina.
Su participación activa en el Movimiento Popular Dominicano (MPD) lo situó en la vanguardia de la lucha contra el régimen de Joaquín Balaguer y la influencia extranjera en el país. Su carisma y determinación le granjearon un liderazgo que muchos vieron como la esperanza de las clases populares en la búsqueda de un cambio profundo y radical en las estructuras socioeconómicas de nuestra sociedad.
Entre las tácticas y estrategias implementadas por el MPD en la época se destacan los “comandos clandestinos” para desarrollar especies de guerrillas urbanas. En el plano ideológico Maximiliano Gómez planteó la tesis sobre el “colonialismo ideológico” la cual ha sido siempre bien valorada por su originalidad en el seno de las izquierdas.
A los 28 años, fue asesinado en Bruselas, donde se encontraba exiliado desde 1970, tras ser liberado junto a otros presos políticos en un canje por el coronel Donald J. Crowley, quien había sido secuestrado durante el régimen represivo y sanguinario de Joaquín Balaguer. En efecto, el 23 de mayo de 1971 Maximiliano Gómez fue envenenado con gases por la CIA mientras dormía en su apartamento.
A pesar de su breve vida, Maximiliano Gómez dejó una huella indeleble en la historia de la República Dominicana. Estaba unido en matrimonio con Carmen Mazara, y juntos engendraron a dos distinguidos descendientes, Guido Gómez Mazara y Fabricio Gómez Mazara. Su legado persiste y resuena incesantemente en las luchas por la justicia y la igualdad, como un eco permanente de sus principios y valores revolucionarios.