La respuesta es sí. El título de este artículo surge de la lectura hace tiempo de un texto publicado en el año 2013, por el economista español, José Carlos Díez, denominado “Hay vida después de la crisis”. El contexto de este interesante libro, parte de la incertidumbre e impacto de la crisis financiera estadounidense de 2008. Aunque relata la situación de España, lo cierto es que muchos países sufrieron la embestida.
Ahora bien, el interés de este escrito es confirmar que el país seguirá su rumbo a partir del próximo domingo 19 de mayo, fecha en la que se celebrará elecciones presidenciales y congresionales. Nueve (9) candidatos aspiran a la Presidencia de la República, pero la verdad es que tres (3) compiten con mayor posibilidad. Hay que señalar, que desde el año 1978 hasta la actualidad, la República Dominicana ha consolidado su democracia.
Asimismo, desde el 2000, no ha habido necesidad de segunda vuelta electoral. Salvo ese mismo año, cuya segunda votación se evitó de manera convencional, porque legalmente el expresidente Hipólito Mejía no alcanzó el 50% más 1 que se precisa, pero sí un importante porcentaje (49.87%), que gracias a la madurez del experimentado Joaquín Balaguer y del estratega Danilo Medina, evitó que el país se sumergiera en cuarenta y cinco (45) días más de ajetreo político.
Por tanto, en esta ocasión no debe ser diferente. El Partido de la Liberación Dominicana (PLD) estuvo en el poder desde 2004 hasta 2020, es decir, dieciséis (16) años consecutivos divididos en cuatro Gobiernos de 4 años, dos (2) períodos Leonel Fernández y dos (2) Danilo Medina. Lo que quiere decir que dicha organización ha predominado hasta ahora durante el actual siglo.
Sin embargo, pese a que suceda lo contrario, el presidente Luis Rodolfo Abinader Corona marca favorito en la gran mayoría de las encuestas -reconocidas y no tan reconocidas- lo que proyecta, hasta ahora, que no habrá segunda vuelta. De ser así, se convertiría en el primer presidente de la República que encabeza la antigua facción del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), hoy Partido Revolucionario Moderno (PRM), en reelegirse.
Sin lugar a duda, eso refuerza el liderazgo partidario del mandatario a mediano-largo plazo, porque estaría logrando lo que ningún otro político de su corriente pudo hacer en décadas de historia política: convertirse en líder absoluto de su organización. De todas formas, la política es dinámica y nada está escrito. Cabe esperar otros acontecimientos.
¿La oposición tiene chance de ganar?
Independientemente de las encuestas, la oposición encabezada por los candidatos de la Fuerza del Pueblo (FP), Leonel Fernández y del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), apuesta a una segunda vuelta electoral. Según sus propios estudios y uno que otro de prestigio internacional, dictan que la posibilidad de que el actual presidente de la República sea reelegido es remota.
En ese tenor, apuestan a sensibilizar al electorado respecto a los principales problemas nacionales y las promesas en campaña que a su entender ha incumplido el actual Gobierno. Plantean la necesidad de que las denominadas fuerzas vivas del “boschismo” vuelvan a dirigir el destino de la nación dominicana. La apuesta es a que quien quede en segundo lugar, recibirá el apoyo del tercero, con la finalidad de sumar voluntades; algo parecido al “Frente Patriótico”.
Los segundos mandatos
De ganar las próximas elecciones, el presidente Abinader sería el tercero que de manera consecutiva desde 2004 hasta la fecha se reelegiría, lo que parece ser una costumbre ya instaurada de todo aquel que asume la Presidencia. Contrario a Joaquín Balaguer, quien fue el único presidente en ser reelecto desde 1966 hasta el año 2000.
En tal sentido, hay que resaltar que, durante los primeros cuatro (4) años de Gobierno, los presidentes resultan ser muy populares, por lo que el pueblo le da su confianza sin mayores traumas por otro cuatrenio. Esto es lo que ha ocurrido desde 2004. Sin embargo, durante los dos (2) primeros años del siguiente mandato el pueblo observa y, como si fuera ya un guión, empieza una especie de malestar natural gestada por líderes de la oposición, pero que la gente tiende a asumir. Este fenómeno es objeto de estudio.
Lo anterior, es el peligro de los segundos mandatos, a no ser que el presidente de turno saque debajo de la manga alguna estrategia para que así no sea. Repito: la política es dinámica; una serie de hechos y acontecimientos determinan lo que sí y lo que no puede ocurrir. Lo que sería poco inteligente es obviar este fenómeno que se ha dado desde el 2004, aunque es cierto que en los segundos períodos los presidentes reafirman su fortaleza para en un futuro muy próximo saber qué hacer con su fuerza.
En fin, se ha dicho que lo más parecido a Dios en la Tierra es el presidente de un país. El mismo poder lo convierte en un “todopoderoso”. De ocurrir lo que proyecta la gran mayoría de las encuestas, tanto al Gobierno como a la oposición solo le queda replantear estratégicamente su accionar para los próximos cuatro (4) años, porque lo que sí es seguro es que si hay vida después del 19 de mayo.