La Comisión Interamericana de Derechos Humanos CDIH, ha manifestado preocupaciones sobre discriminación racial hacia los ciudadanos haitianos por dominicanos, sin embargo más de 100 mil haitianos están registrados en las escuelas  públicas, hospitales y universidades. Con esta opinión paradojal nos preguntamos quien es Haití.

Haití. Fue la principal colonia francesa en el siglo  XVIII, ya en 1780 exportaba el 60 % del café y el 40 % del azúcar que se consumía en Europa, su explotación intensiva creó las condiciones para una revuelta en 1804, en lo que hoy es Haití; los jacobinos negros dirigidos por Toussaint Louverture derrotaron a los colonialistas ingleses y franceses. Haití, el país más pobre del hemisferio, tiene una terrible historia política. Desde su independencia en 1804, hasta 1994 tuvo 26 jefes, de los que 23 fueron instalados a la fuerza. La dinastía de los Duvalier gobernó Haití durante 37 años.  Duvalier accedió al poder un 22 de septiembre de 1957, ejerciendo el poder hasta su muerte. Su  sucesor Jean-Claude Duvalier, mantuvo su dinastía hasta el 1986. Las frases del duvarielismo son concluyentes “Yo soy la nueva Haití; querer destruirme es querer destruir a Haití; es por mí que Haití alienta, y es por ella que existo yo”. Por lo que la protección y la promoción del vudú le proporciono un ámbito de identificación incluso con el campesinado y los grupos más populares y vulnerables, el mismo Duvalier asumió el cargo de sacerdote mayor del vudú y ejerció influencia en toda la nación haitiana como Papa Doc.

Duvalier desplegó desde su inicio una cadena de intermediación, para la adhesión de los ¿diferentes actores sociales, o tribales? Obteniendo el apoyo como una jefatura, con una autoridad vitalicia, garantizando un periodo de estabilidad haitiana inédito. Cuando se inicia un proceso hacia un enfoque democrático en 1986, la sociedad presenta nuevas ideas, rechazando las teorías de poder y manifestó “Esto no va con nuevas costumbres y tradiciones”, pero cuáles costumbres y tradiciones, las que sustenta una visión tribal. La búsqueda de un cambio es una constante en la historia haitiana, que es tan vieja como el país, Haití nació de la voluntad de los esclavos de cambiar la realidad colonial para  vivir en libertad, igualdad, y fraternidad, elementos no logrados hasta la fecha.

Desde la caída de la dinastía Duvalier, la tribu heredera del régimen trataron de reconstruir el duvalierismo sin Duvalier, Jean Bertrand Arístide, un sacerdote que estudió en nuestro país, y que conoce el contraste social en la isla, articuló una nueva facción tribal Lavalas, y su nuevo líder, donde un neoduvalierismo crearon antagonismos. De esta lucha nace el movimiento social Lespewa. Las creencias en la hechicería facilitan el control social en Haití; y disparan ansiedades sobre la muerte, los haitianos piensan que una persona será el blanco inevitable de una venganza mediante la hechicería.

Todos los indicadores hacen que Haití sea el contraste con la República Dominicana, y esto crea en las clases sociales de Haití, un recelo, pero los dominicanos no tienen la culpa, Decía el historiador Roberto Cassa “es casi imposible dialogar con los intelectuales haitianos, que desprestigian al país sin ninguna razón, …están envenenados” En consecuencia Haití es el único país de Latinoamérica catalogado como estado fallido. El arcaísmo del sistema y la incapacidad tribal para cumplir con sus funciones promueven la necesidad de la búsqueda de una solución  a la crisis permanente. La resolución 1529 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas acuerda el despliegue de una fuerza interina seguida por una fuerza multinacional. Esta misión de paz la MINUSTAH, argumenta la amenaza para la paz y la seguridad internacional así como para la estabilidad en el Caribe. Pero al revelar esta misión su incapacidad para combatir la inseguridad, lleva al cuestionamiento de la pertinencia de su presencia y alimenta la sensación de tarea no cumplida. Por lo que los aportes dedicados a mantener la paz,  deben orientarse a la construcción de un estado, a pasar de la situación tribal o, estado arcaico a un estado moderno. Los partidos políticos, estructuras de mediación entre la población y un estado inexistente en la práctica, con una difícil política racional que explica una repetición constante de la crisis, convierte la democracia en un ideal lejano.

Por estos argumentos es nuestra tesis:   Haití, no ha llegado a formar un estado, sino que se maneja desde la tribu al estado arcaico, los hechos son: una situación de violencia prolongada que se disputa el control de los recursos, bandas que tienen control de determinadas áreas del país, un deterioro de la calidad de vida, desestructuración de los elementos que garantizan la estabilidad y seguridad mínimas, inexistencia del imperio de la ley y el orden social. La existencia de un aparente aparato burocrático administrativo, no significa tal poder estatal, la administración y recursos se emplea como patrimonio particular. La fragilidad y la instrumentación reiterada de elecciones fallidas. Profundización acelerada e insostenible de las desigualdades socioeconómicas, denominadas por el Banco Mundial como “las trampas conflicto-pobreza”. Las debilidades de la sociedad civil y del presunto sistema de partidos; prácticas  de poder antidemocráticas incluso autoritarias y represivas, y una fragmentación política extrema. Definitivamente, la realidad histórica es que Haití no ha logrado construir un poder estatal.