La tarde del martes 18 de octubre, el conocido periodista y cercano colaborador del presidente Luis Abinader, Luis José Chávez, ha opinado en el talk show Ahora la Súper7, canal 31, que acaba de viajar a Pedernales para participar en la jura de la directiva de la Asociación Dominicana de Prensa Turística (Adompretur), y, de camino, ha verificado un preocupante retraso en la reconstrucción y ampliación del tramo carretero Enriquillo-Pedernales, diferente al trecho Barahona-Enriquillo.
De acuerdo al director de Comunicación del Instituto Dominicano de Aviación Civil (IDAC) y director del Comité de Ética del gremio de periodistas turísticos, en el trayecto rezagado apenas vio equipos dispersos, lo cual –precisó- se contrapone a la celeridad demandada por el Proyecto de Desarrollo Turístico de Pedernales, que ejecuta el Gobierno desde Cabo Rojo. Y ha sugerido que los actores públicos y privados involucrados agilicen el proceso constructivo.
Urge que le tomen la palabra. Es real.
Además, viniendo de él, defensor sostenido del mandatario y político muy diplomático, infiero que implícitamente también manda la alerta al gobernante en campaña de repostulación, para que no le brinde a la oposición en bandeja de bauxita o tierras raras un potente recurso propagandístico sobre una promesa incumplida relacionada con el proyecto cumbre de la gestión actual: la creación del destino turístico Pedernales como buque insignia del desarrollo integral de la Región Enriquillo (Independencia, Barahona y Baoruco).
Hace más de un año que he denunciado la lentitud en los trabajos en cuestión y la imposibilidad del cumplimiento de la reiterada garantía de Abinader de inaugurar la obra en diciembre de 2023 en que, también, han asegurado la llegada del primer crucero vía Port Cabo Rojo, en readecuación.
Siempre han dado la callada por respuesta, o, en su defecto, en cada ocasión han mandado a algunos comunicadores a “informar” que todo va a buen ritmo. Y a buen ritmo no va, ni ha ido. Y esa es una mala noticia para los pedernalenses.
El tramo Pedernales-Enriquillo mide 74 kilómetros. Es estrecho y está plagado de curvas peligrosas (unas 70). Una especie de tobogán de la muerte que alarga el tiempo de viaje y desmotiva a los visitantes.
Cuando dejó iniciados los trabajos, hace poco más de dos años, el presidente anunció que el serpenteo insufrible sería eliminado y la vía ampliada para acortar distancia y reducir siniestros de tránsito. Eso está por verse.
El Enriquillo-Barahona (49.3 kilómetros), muy riesgoso, representa “la de nunca acabar”. Está intervenido desde la gestión de gobierno anterior (Danilo Medina), pero, por lo visto, no habrá cambios importantes en el trazado original ni señales de estar listo para fin de año.
En su trayectoria de subibaja, entre montañas y el litoral del mar Caribe, tiene zonas arcillosas propensas a derrumbes como el ocurrido el domingo 24 de septiembre de 2023, que bloqueó totalmente la comunicación entre las dos provincias del sudoeste: Barahona y Pedernales.
Fue el presagio de que están pendientes soluciones ingeniería a tono con las características del suelo.
Un circuito vial de óptima calidad es vital para el desarrollo turístico sostenible y la búsqueda de bienestar de la gente la región.
La promesa oficial ha sido hacer un trabajo sin precedentes. Pedernales reclama, entonces, que se trabaje 24/7 en los 124 kilómetros de los 307 de la única carretera que lleva a la capital, si se quiere lograr la meta gubernamental.
Y que se conecte el municipio cabecera con Duvergé, vía Puerto Escondido, por sierra Baoruco. Son unos 40 o 50 kilómetros por la vía panorámica, o de la bauxita. Equivaldría a reducción tres horas y media de viaje por Barahona, acercamiento cultural con el pueblo fundador, incentivo al comercio y un valor agregado al turismo de naturaleza y de aventura.
Chávez me secunda. Háganle caso. Por Pedernales, por todo el sur.