Cuando se habla de transición verde de lo que se trata es del tiempo requerido para que las sociedades y sobre todo las empresas claves, realicen los ajustes, a fin de que se pueda alcanzar estilos de vida sostenibles; esto implica que no obstante la necesidad de producción de bienes y servicios, es necesario que se asuman prácticas de producción que estén en correspondencia con la reducción del impacto negativo sobre el medio ambiente y el cambio climático.
Es que en la medida que no se respectan las recomendaciones y acuerdos por parte de los países y sobre todo los que emanan del Grupo Intergubernamental de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (IPCC), pero sobre todo la creación de conciencia colectiva sobre la importancia del uso racional de los recursos naturales, para que no se deterioren las tierras, los bosques, los ríos, las montañas, que traen como consecuencias cambios del clima, que generan situaciones climáticas extremas, que a su vez afectan la producción de bienes y en general la vida de la gente; donde cada vez tenemos sequias por tiempos prolongados o tormentas que producen grandes volúmenes de agua produciendo muerte y perdida de cultivos agrícolas.
La conservación y aumento de los bosques es fundamental para garantizar la seguridad alimentaria, la producción de agua, la conservación de los suelos y la producción de energía eléctrica limpia.
Los cambios climáticos tienen un efecto importante sobre los niveles de pobreza y una muestra de eso es Haití, en donde históricamente fueron depredados sus bosques y la contaminación de sus aguas, hace 50 años estaba poblado de verdes llanuras y bosque impenetrables, por la depredación desproporcionada de personas y grupos, que aprovechándose de la falta de control estatal, han arrasado casi en su totalidad los bosques, además de la tala masiva para producir carbón, ya que este representa el 80% de la fuente energética de los haitianos, lo que ha llevado a que los bosques representen menos del 10% de las tierras de ese país.
La situación de depredación de los bosques, que por décadas se ha producido en Haití influye no solo en la reducción de las tierras con vocación para producir bienes alimenticios y materias primas, sino también que producto de la situación del clima y la falta de protección de los bosques, los fenómenos naturales, tales como ondas tropicales, tormentas y huracanes, a este país le afectan de forma amplia pagando un precio alto en muerte y el deterioro de la vida de la gente.
Para el caso de la República Dominicana se tiene un inventario de superficie forestal (Inventario Nacional forestal INF-RD) de aproximadamente 43% lo que representa una extensión de más de 2,100,000 hectáreas, distribuidas en un bosque latifoliado húmedo que ocupa el 37,75 %, el bosque seco 24,05 %, bosque latifoliado semihúmedo 15,39 % y el bosque de humedales (mangle y drago) 1,41 %.
En por la oportunidad que representa esa riqueza natural que tenemos, se deben desarrollar planes para convertir dichas riquezas en mejoría de las condiciones de vida de la gente, sobre todo para reducir la pobreza, a partir no solo de preservar el bosque porque si, más sobre todo para garantizar formas de producción, incentivando a las personas que viven en la zona rural, sobre todo en condiciones de pobreza, a través de acciones de políticas públicas (créditos seguros, ayuda para colocación en el mercado, nuevas tecnologías para la producción) a innovar para producir bienes de consumo y materia prima en mayor cantidad y calidad, que le permitan generar mayores niveles de ingresos y a la vez le cree conciencia en la vía de desarrollar una cultura de protección y defensa de los bosques.