Hace muchos, pero muchos años una amiga se estaba divorciando. Estábamos comentando el hecho cuando llegó alguien y se integró en la conversación, su expresión fue: “Ha muerto el rey, ¡viva el rey”.
Nos quiso decir en buen dominicano, “ma’palante vive gente”.
En estos días estamos viviendo el real significado de esta expresión. Murió la reina, al otro día ya estaba un rey.
Somos una media isla, pero estamos al tanto de todo el acontecer mundial, máxime si se trata de monarquías. Lo sabemos todo, las intimidades, gustos, chismes, etc. Parece que son nuestros vecinos, nuestros íntimos amigos.
Yo me he tirado todo el funeral de la Reina Isabel desde el primer momento. Voy de la tv española a la norteamericana, pasando por la de Sur América.
He podido ver el “jociquito” con dientes apretados del actual rey, incómodo porque no le quitaron pronto algo que le molestaba para firmar, hasta la frialdad de las dos parejas llamadas antes “los cuatro fantásticos”.
Pero si ha habido un cambio en la monarquía inglesa por razones inesperadas ya que el heredero al trono ha esperado por tan largos años y preparándose para su ascenso, para mí no ha sido tan significativa como la abdicación de un rey.
Ha sido mi ídolo por más de veinte años. Lo he seguido. Lo he gozado. Lo he sufrido. Lo he disfrutado. Es el tenista más grande de todos los tiempos. Se trata de Roger Federer, quien el pasado jueves anunció su retiro.
Ya otra estrella del tenis se retiró en el recién pasado Abierto de los EE.UU. se trata de Serena Williams. Ya era tiempo de ambos y creo que otros contemporáneos debieran seguir su ejemplo.
Pero como dice el dicho “a rey muerto, rey puesto”, ya viene otro grande detrás. Se trata de Carlitos Alcaraz, es un niño, apenas con diecinueve años se coronó en ese torneo, consiguiendo además de la copa, ser el número uno.
Alcaraz ya ha acumulado unos cuantos triunfos. En la Mutua Madrid llegó a derrotar a su compatriota Nadal y al número uno, Djokovic.
Se ha llevado los trofeos de Barcelona, Madrid y ahora el US Open, entre otros.
Podemos decir que con Carlitos ha nacido una estrella. Es el jugador con menos edad que ha llegado a ser el número uno. Es el más joven en ganar el torneo que se juega en Nueva York.
Tiene algo que lo distingue de los demás jugadores de tenis. Todos al ir al servicio toman en sus manos tres pelotas a ver cuál le conviene más. Él toma cuatro, no sé cómo le caben en las manos.
Junto con Carlitos vienen otros jóvenes que irán haciendo camino. Ellos serán los encargados de ir sustituyendo a las grandes estrellas que por décadas nos han deleitado con su gran juego y que llegaron a tener una gran rivalidad que hacía que nos mantuviéramos atentos a los torneos.
Con Federer se va toda una época, pero nos queda la gran dicha de haber disfrutado de todos sus juegos. Ahora nos toca disfrutar de Carlitos Alcaraz que espero sea tan grande como los que le precedieron.
Ha muerto el rey, ¡viva el rey!