Los alcaldes son elegidos a través del voto directo y están llamados a desarrollar políticas públicas encaminadas a solucionar problemas y necesidades del ámbito municipal, las comunidades son los espacios de convivencia diaria de la ciudadanía, es allí donde se originan muchos de sus problemas e insatisfacciones.

El poder municipal navega en el espacio de lo público con grandes expectativas ciudadanas y pocos resultados, en su gran mayoría la visión de los alcaldes ha sido preeminentemente personalista y política adoleciendo de ejecutorias efectivas frente a los problemas reales  de sus comunidades.

Las quejas de los munícipes son muchas y de las más diversas, desde la recogida de basura hasta la seguridad de los barrios. En los municipios más deprimidos abundan las solicitudes de recetas médicas y gastos funerarios, entre el gran número de  demandas, convirtiéndose la alcaldía en un espacio propicio para el asistencialismo lo cual se traduce en un clientelismo descarado.

Tradicionalmente las comunidades han visto las alcaldías como “paño de lágrimas” ante todo el prontuario de necesidades que poseen; no existe una sola comunidad en nuestro país en donde los munícipes entiendan de forma racional el papel real del alcalde, esto no es casual, sino que ha sido una práctica continua de años, en donde el alcalde ayuda en todo tipo de demandas a la comunidad a cambio de crear una “clientela” fiel a sus pretensiones electoreras.

Sólo con el desarrollo sostenido de las provincias y municipios se puede reducir significativamente esa práctica, la generación de empleos productivos y la educación continua permitirá tener ciudadanos más conscientes de sus deberes y derechos en su comunidad. Por otra parte las alcaldías se quejan de su bajo presupuesto para atender las demandas ciudadanas crecientes, una buena parte de los alcaldes han optado por defender la descentralización de los gobiernos locales,

Revisando el marco legal existente en la República Dominicana en materia de descentralización encontramos que la Constitución establece principios que sustentan la descentralización en sus artículos 196, 197 y 200 dando cabida a la autonomía del poder local y su capacidad de auto gestionar sus decisiones a favor de las comunidades.

Asimismo la Ley 166-07 otorga la autonomía municipal como mecanismo de mejorar la gestión de los gobiernos locales mediante el traspaso de competencias y recursos a las provincias y municipios en materia de planificación, ordenamiento territorial, gestión de los servicios públicos y las obras públicas municipales.

Otras leyes como la Ley 176-07 para organizar el funcionamiento de los ayuntamientos y municipios; la Ley 170-07 de administración pública que presenta elementos de gestion en todos los niveles del gobierno, incluyendo los gobiernos locales.

La Ley 340-06 de compras y contrataciones impacta también los gobiernos locales, promoviendo la transparencia y eficiencia en el uso de los recursos públicos.

Existen en adición numerosos decretos y resoluciones que complementan este andamiaje legal y que buscan la transferencia de competencias, la asignación de recursos y la creación de espacios de participación ciudadana

Frente a esta base legal sólida para el accionar del poder local nos debemos preguntar qué tan positiva y conveniente es la descentralización para el desarrollo y la institucionalidad de la municipalidad. En esta parte hemos analizado y encontramos algunos aspectos dignos de destacar:

Los pros de la descentralización

Adecuado conocimiento de las necesidades locales: Las municipalidades adquieren un aprendizaje más profundo y específico de las demandas y necesidades de las comunidades, lo que les permite diseñar políticas públicas más apropiadas y convenientes.

El Aumento de la participación ciudadana: al involucrar a los ciudadanos a las decisiones, se promueve una mayor integración y opinión en los asuntos públicos creando una buena base de legitimidad.

Racionalización del gobierno central: El traspaso de competencias a los gobiernos locales, descongestiona y reduce la carga de trabajo del gobierno central y mejora la organización estatal en su conjunto.

Progreso económico local: descentralizar impulsa el desarrollo económico local al contribuir a que las comunidades tomen decisiones a favor del crecimiento económico en sus territorios.

Consolidación democrática: Sin dudas descentralizar fortalece la institucionalidad democrática al estructurar un importante número de espacios de decisiones y de esta forma promover las capacidades políticas de las autoridades.

Los contras de la descentralización

Desigualdad: Se puede producir un agravamiento de las brechas económicas entre las distintas regiones, debido a que algunos gobiernos locales dada su extensión territorial obtendrán una mayor cantidad de recursos para sus planes y proyectos.

Falta de coordinación: La segmentación del poder local puede acarrear problemas de coordinación entre diferentes niveles del  gobierno, lo que deriva en una duplicación de los esfuerzos dificultando la coordinación entre diferentes niveles de gobierno.

Corrupción: Existe una mayor probabilidad de corrupción si no se ejecutan  mecanismos adecuados de control y transparencia.

Reduce la capacidad institucional: Los gobiernos locales pueden ver reducidas sus capacidades institucionales para asumir nuevos retos y contingencias, lo cual compromete la calidad de los servicios públicos que ofrecen.

A favor o en contra la  experiencia  regional también nos entrega múltiples lecciones sobre la descentralización, las cuales tienen sus luces y sombras en su establecimiento pleno. Tradicionalmente los gobiernos la han convertido en un discurso político más que una realidad tangible,  ya que las autoridades gubernamentales siguen teniendo un control importante sobre los recursos y las decisiones.

Descentralizar constituye un mecanismo complejo de abordaje de la gestión municipal, su logro efectivo dependerá de múltiples componentes como la institucionalidad, la precisión de las competencias, el uso efectivo de mecanismos de control y rendición de cuentas, así como un verdadero compromiso político para su avance.

El fortalecimiento de la descentralización es esencial para la democracia, para la mejora del bienestar ciudadano y el imprescindible impulso del desarrollo local.