Uno de los graves males sufridos por funcionarios de primer nivel de los gobiernos del Partido de la Liberación Dominicana fue su arrogancia y la creación de coros mediáticos capitalinos muy bien pagados con dinero del erario que, negando la realidad, se pasaban las horas ensalzándoles. Cada uno se creía gobierno aparte. A nadie recibían, a nadie escuchaban. Y las críticas que desafinaban con sus objetivos personales les parecían palabras necias e intrascendentes en bocas de enemigos… Hasta que un día se despertaron expulsados del poder y sus corifeos o mercenarios mediáticos en la acera del frente.

Pese a que es historia reciente, cada vez más servidores de la actual gestión del presidente Luis Abinader, en el Gobierno, no han aprendido la lección. Se han subido al mismo tren.

Ya en el quinto año (de dos cuatrienios), no dialogan con las comunidades, van como mulos indomables, con ante-ojeras. No comunican, apenas “informan” a su modo, en el entendido –muy equivocado, por cierto- de que los destinatarios asumirán tal cual sus discursos, o apelan a la apetitosa publicidad cara para alimentar su ego.

Lo peor de todo es que, antes y ahora, parece que los presidentes creen sus historias.

No hay que ser genio para saber cuál será su destino en tres años y medio, cuando lleguen las elecciones.

Patético es caso de la reconstrucción de la carretera Barahona-Pedernales, la única que tenemos disponible para conectar con la capital y, de unos años para acá, presentada como fundamental para el proyecto de desarrollo turístico de Pedernales.

Y tétrica es la sequía de obras públicas imprescindibles para lograr el prometido turismo sostenible, en los dos municipios de esta provincia del extremo sudoeste, Pedernales y Oviedo, como el frente o paseo marino.

Alguien debe explicar. Y explicar bien, y someterse al escrutinio de los dolientes, porque la indiferencia ya raya en el irrespeto a nuestras comunidades. Después todo, el Gobierno ganaría bonos porque no es la información manipulada ni los coros mediáticos de ocasión la variable que eterniza las gestiones, sino las buenas obras, hechas a tiempo, con calidad y profesionalmente comunicadas.

Entre las provincias Barahona y Pedernales median 124 kilómetros.

La carretera semeja un trillo y culebrea sin cesar con curvas cerradas sin peraltes, a menudo, sin necesidad. Bordea montañas y la costa, se pierde en despeñaderos, como el peligrosísimo El derrumbao, en La Ciénaga, un monumento a la incapacidad o la desidia gubernamental. La mínima distracción termina en siniestro fatal.

Hace cerca de 10 años que una empresa comenzó la reconstrucción del tramo Barahona-Enriquillo (45.5 kilómetros). En 2014 la filial del Colegio Dominicano de Ingenieros, arquitectos y Agrimensores (Codia) denunciaba la paralización de la obra durante un año por falta de dinero.

El 3 de enero de 2024, hace un año, el presidente Abinader fue llevado a inaugurar “la primera etapa”, un trozo de 20.5 kilómetros, con un puente sobre el río Maniel más los miradores San Rafael y Enriquillo.

Las dimensiones establecidas para el tramo completo, conforme el contrato, son: dos carriles, con ancho de vía de 3.65 metros y un paseo de amortiguamiento a cada lado de 1.5 metros totalmente asfaltados

El Gobierno había reasumido el proceso constructivo a finales de noviembre de 2021, un año después de la toma de posesión del mandatario (16 de agosto, 2020).

Según la nota colgada en el portal de la Presidencia,  Abinader destacó la importancia de la remodelación para el desarrollo turístico del “sur fecundo”, junto con el siguiente tramo (Enriquillo-Pedernales, 73 kilómetros) y la circunvalación de Baní. Puntualizó que beneficiará a 100 mil personas.

El viceministro, supervisor y fiscalizador de obras del ministerio, Roberto Herrera, precisó que la modernización de la carretera fue ejecutada  por la constructora Inversoras del Caribe (IDC) y constituye un eslabón fundamental del plan de inversión que se lleva Cabo para desarrollar el polo turístico Cabo Rojo-Bahía de las Águilas. Informó que el costo total de la reconstrucción será 1,500 millones de pesos.

En el Informe de Seguimiento y Presupuesto de Programas y Proyectos, de Obras Públicas, enero-marzo 2022, se establece que está en ejecución la reconstrucción de la carretera Barahona-Enriquillo por los daños ocasionados por la tormenta Sandy, incluyendo partidas de reconstrucción de puentes, mediante contrato 169 del año 2012. Avance 10%. Monto de presupuesto: 1,714,969,305.86 pesos. Monto cubicado actual: 3,961,869.43. Monto pagado: 7,162,847.11 pesos.

El 26 de mayo de 2021, el Gobierno arrancó de manera formal con la reconstrucción del tramo Enriquillo-Pedernales (73 kilómetros), a un  costo de 1,888 millones de pesos. De acuerdo a las autoridades, tendrá dos carriles, 3.65 metros de ancho por sentido, pavimentación, drenaje, miradores. Aseguraron que eliminarían al menos 70 curvas peligrosas, que sería una maravilla.

La empresa responsable era Constructora Daniela Materiales y Construcciones C. x A, según una nota. Luego fue reasignada a Andalar Internacional y Geco.

Un informe de MOPC resalta que el proyecto representará la puerta de entrada al desarrollo turístico de la región, acortará el tiempo de recorrido, permitirá elevar la velocidad mínima de 60 a 80 km/h, ahorrará combustible y fomentará la economía.

A diciembre de 2024 -afirmaron- tendrían un alto porcentaje de ejecución.

Recorremos el 2025 y no se ve luz en el horizonte. La carretera sigue siendo un infierno donde los choferes y pasajeros se juegan a diario la vida.

Pero parece que todo está bien. Nadie habla. Ni en el pueblo ni en la capital. Se rumorea sobre pugilato por liderazgo entre autoridades locales. Las autoridades nacionales optan por construir sus relatos desde los medios de la urbe, suenan bonitos.

Ante su palabra empeñada, el presidente Abinader debería emprender tres acciones: 1. Viajar por tierra, en vehículo normal, desde Barahona hasta Pedernales, para verificar,  in  situ, el desastre cuya magnitud real tal vez desconozca; 2. Tomar el toro por los cuernos, instruir para que se trabaje día y noche con varios frentes, y 3. Activar el cronómetro para la fecha de inauguración.

El reclamo es válido porque “lo mucho hasta Dios lo ve”.