Cuando el jueves 17 de marzo pasado nos enteramos por la radio de que Frankétienne no podía asistir a la ceremonia organizada en su honor por el Ministerio de Cultura, la Embajada de Suiza y la oficina regional de la Francofonía, nos sentimos realmente preocupados.

Nacido el 12 de abril de 1936; premiado en 2006 «Tesoro Nacional», por su gran contribución al progreso del país, este gigante de las letras, la pintura y la música ha redefinido, de forma muy original, la creatividad haitiana de los últimos 60 años.
Siempre hay que preguntarse

Ya era un ávido lector cuando uno de sus amigos militares me contó la siguiente anécdota. El lunes 14 de abril de 1969, el entonces joven oficial de la guardia presidencial obsequió al presidente vitalicio, Dr. François Duvalier, el primer ensayo de Frankétienne. Tras leerlo, Su Excelencia, quien también era escritor, ordenó que se vigilara discretamente al autor. En aquella época, Frankétienne era ante todo el prestigioso director de un colegio privado situado en el emblemático barrio de Bel-Air, cuna histórica de revoluciones y revolucionarios. El propio presidente Duvalier se educó en un liceo público de la misma zona. No pretendo ofrecerles una espiral literaria a la manera de Frankétienne. Les invito a visitar, en tres pasos, al más universal de los creadores haitianos.
Al más joven de nuestros grandes escritores
Esta mañana, alegremente me despert
Sabiendo que, en algún lugar de la ciudad,
Alguien con la palabra correcta,
Como aquellos monumentos del Egipto de otrora,
Sigue luchando por nuestro pa
El maestro del caos en versos
Cuando Frankétienne nos invita a bailar
A principios de los años ochenta del siglo XX, Frankétienne fue el líder de un grupo que inauguró una elegante redefinición de la audacia musical en nuestro país. Las partituras de estos destacados creadores son atrevidas. Cuando se toma el tiempo para escuchar estas canciones, uno cree que está leyendo mil párrafos bailando.