El pasado 29 de enero de este mismo año el director ejecutivo del Instituto Nacional de Formación y Capacitación del Magisterio (INAFOCAM) anunció que el Ministerio de Educación invertirá este año 2024 la apreciable suma de RD$3,466,956,135.00 en el mejoramiento de las competencias de los docentes dominicanos.
Según el reporte de prensa de un matutino dominicano una gran parte de dicha inversión, RD$1,594,238,452.05 (45.98%) será destinada a la formación continua de los maestros en ejercicio que suman 85,100 docentes, según la nota de prensa. El resto, RD$1,872,717,682.92 en formación de posgrado, maestría y doctorados para 3,300 maestros, a un valor promedio de RD$567,490.21 por especialidad.
Como es necesario recordar, una de las primeras palabras del ministro Dr. Ángel Hernández al asumir el cargo fue que el presupuesto del MINERD se va al zafacón porque los estudiantes no aprenden y, es más, consideraba que la formación docente del país es una de las peores a nivel global. Llegó a decir, incluso, que no tenía sentido hacer una inversión tan alta para que el dinero se pierda.
Es una gran inversión, no hay dudas, y por el conocimiento que tengo personalmente del Dr. Francisco Ramírez, director ejecutivo del INAFOCAM, imagino que harán todo lo posible porque ésta responda a altos estándares de calidad como requiere y demanda la realidad de los bajos logros de aprendizaje de nuestros estudiantes, como llegó a decir el ministro.
No puedo negar mi preocupación por destinar tanto dinero a los programas de postgrado. Si algo ha llamado la atención anteriormente en nuestro sistema educativo es que haber realizado dichos estudios no ha significado una mejora significativa en la gestión docentes de muchos maestros. Aunque sí les ha permitido obtener mejor remuneración por incentivos.
De ninguna manera significa que no sea necesario que nuestros docentes alcancen mayor nivel de formación y especialización. Pero, al igual que la formación inicial, es imprescindible asegurar que la misma sea conforme a los requerimientos reales del ministerio tanto respecto a las áreas de formación como a la calidad de la oferta universitaria.
Velar porque la inversión en formación docente tenga un alto costo – beneficio, es decir, que el índice neto de rentabilidad sea real y efectivamente positivo para el sistema educativo es responsabilidad principal, precisamente, del Instituto de Formación y Capacitación del Magisterio – INAFOCAM.
La formación inicial docente debe ser capaz de transformar culturalmente a quienes acceden a ella. Eso significa cambiar las estructuras mentales de lo que es ser maestro y de cómo se debe enseñar para alcanzar altos logros. De ahí que esta formación debe prefigurar al maestro que la educación requiere a fin de alcanzar los propósitos curriculares.
Dicho de otra manera, esta formación debe lograr transformar las prácticas docentes y, con ello, las ideas y creencias que la sustentan, creando las condiciones para el desarrollo de una nueva cultura de actuación -de prácticas y creencias- en el ámbito educativo y en el propio ámbito personal del docente.
El Informe publicado por el Instituto Superior de Formación Docente Salomé Ureña (ISFODOSU) sobre su experiencia aplicando la Normativa 09-15 para la formación docente de calidad no duda en señalar su “convicción de que cada niño, niña y adolescente merece un maestro bien formado e informado, para que todos puedan desarrollar al máximo su potencial en el aula”.
Es importante señalar que el ISFODOSU, junto a otras universidades, se apegó a la referida normativa con resultados reconocidos con la evidencia de los pasados concursos para el ingreso a la carrera docente en el MINERD.
Por otra parte, y con respecto a la formación continua no hay dudas de que un maestro desactualizado, desinformado, desmotivado y, peor aún, atrapado en una cultura escolar con las mismas características, se constituya en un obstáculo insalvable para alcanzar el éxito esperado de la inversión y el esfuerzo educativo.
Exhorto al director ejecutivo del INAFOCAM para que nueva vez dé una mirada exhaustiva a los resultados de la evaluación del desempeño 2017, pues en ella están las principales “falencias” que nuestros docentes presentan a nivel nacional, regional, distrital, por centros educativos, como incluso, por cada uno de los docentes evaluados.
Esta información desagregada de esa manera, reitero, fue y sigue siendo una oportunidad sinigual para la realización de una planificación territorial y por ejes temáticos de la formación continua. Las necesidades son muchas, pero una planificación estratégica a partir de tal evidencia tiene mayores probabilidades de ser exitosa.
Como se puede apreciar, que bueno que se cuente con tantos recursos económicos para la formación inicial, continua y de especialización para nuestros docentes, solo esperamos que estén establecidos claros parámetros de calidad y un buen sistema de supervisión y control que garanticen un alto índice neto de rentabilidad.
La inversión presupuestaria en formación docente, desde hace ya un buen tiempo, ha dado un respiro significativo a las instituciones de educación superior en lo que respecta a sus ingresos económicos, no está demás decir que se hace necesaria una acción más decidida en la supervisión y control de dicha inversión por parte del INAFOCAM.
Confío que no será solo entonces, de cara al próximo año, que se informe al país que la ejecución presupuestaria se haya cumplido en un alto porcentaje, sino que esta permitió romper con el ciclo pernicioso de una formación docente de baja calidad. Es responsabilidad de este organismo velar y asegurar que así sea.
El país, pero sobre todo nuestros niños, niñas y adolescentes se merecen una educación de calidad por derecho, lo que para el ministerio se constituye en una razón ética.