A muchas personas les resulta incómodo ver ciertas frutas, panales de abejas o cualquier tipo de imágenes o de patrones simétricos. La reacción de incomodidad es tal, que les provoca una combinación de asco y malestar. Y si usted es una de esas personas, entonces padece de tripofobia.

Que no es más que el sentimiento de rechazo a las figuras geométricas muy juntas o a los grupos de agujeros. Siendo todas estas características, las que definen a las personas que la sufren; pero a pesar de que los expertos desconocen su origen y consecuentes causas de este padecimiento, muchos teorizan.

Que el cerebro del tripófago asocia los agujeros con peligro y es lo que les provoca reaccionar de esa manera. Mientras, que otros plantean que el cerebro utiliza más energía para procesar patrones de agujeros que les causa angustia. Que, en el peor de los casos, se asocia con un trastorno obsesivo-compulsivo.

En teoría, este trastorno es relativamente nuevo, fue clasificado por primera vez en el 2005 y un 17% de las personas a nivel mundial los padecen. Más mujeres que hombres experimentan algún tipo de tripofobia. Aunque las causas se desconocen, los especialistas aún se preguntan ¿que conlleva a una persona a desarrollarlo?

Pero en lo que, si están de acuerdo es que muchas personas con esta condición experimentan otro tipo de miedos a lo largo de sus vidas. En general, este tipo de conductas están agrupadas dentro de las denominadas fobias raras o evolutivas, con un creciente número de personas que la padecen, asociados con el proceso de adaptación que han tenido las especies en el planeta; para su propia supervivencia.

Lo cierto es que, muchos ponen en duda la existencia de este tipo de trastorno, encasillándolas como una manía u obsesión que no interfiere con la vida de las personas. En tanto que, especialistas en tratar desórdenes de ese nivel; aseguran que su existencia es real. No obstante, aunque el origen de muchas fobias se desconoce, la psicología busca clasificarlas estudiando el impacto negativo.

Que tiene en las personas, asociadas fundamentalmente con experiencia traumáticas que lograron impactar la vida de quienes la padecen. Como, por ejemplo, el miedo como una respuesta primitiva, que forma parte de las especies. Pero cuando este se transforma en molestias, ansiedad u otras sensaciones; ya se clasifican como fobias.

Quienes la investigan aseguran, que es bueno saber a qué cosa le tenemos o podríamos desarrollar algún tipo de fobia, aunque es difícil saberlo hasta no tener el padecimiento o trastorno. Pero mientras eso ocurre, las fobias, como la tripofobia, llegan a nuestras vidas para mantenernos en estado de alerta; huella del proceso evolutivo de los seres vivos. Para aprender a sobrellevar dicho problema.

Es necesario que nuestras vidas y sus eventos más rutinarios no se conviertan en una odisea que nos aísle del resto del mundo; atrapados por el miedo, miedo que debemos aprender a convivir con el, sin desencadenar reacciones fisiológicas; que generen otros problemas.

Así que fobia, manía u obsesión, la tripofobia continúa siendo una de esas fobias increíbles de creer. Que los expertos en la conducta humana continúan investigando el origen y las causas; para comprender su naturaleza, ofreciendo ayuda. Porque vivir en una situación de miedo persistente e irracional no es saludable.

Y es cuando se debe optar por la asesoría de un experto en salud mental que ayude a descifrar el origen de la “amenaza” y el constante miedo a lo desconocido.