El texto que hoy comentamos equivale a un nombre insignia : Fidelio Despradel. Desde esta perspectiva debería leerse esta obra: Memorias de un revolucionario(Tomos I y II (Archivo General de la Nación ,2015), buscando en ella las huellas de un hombre que ha invertido toda su existencia tratando de lograr un cambio en beneficio de la mayoría de nuestro pueblo en los planos políticos y sociales — no sin las ingenuidades ,inexperiencias y desaciertos que también se cuentan en esta obra junto con las luces y las valientes posturas pioneras —desde épocas iniciáticas en las que hubo que utilizar los medios que las situaciones políticas del país iban imponiendo.

En Memorias de un revolucionario se relata minuciosamente —con apoyo de imágenes y documentos originales y apegado a una trabajada objetividad dentro de lo que cabe en una obra autobiográfica —las intensas vivencias e innúmeras acciones fácticas y discursivas de Fidelio en su ya intenso periplo de vida, nació en 1937, cuyo “bautismo de fuego” sucedió a la edad de 22 años.

“Mi bautismo de fuego. Cincuenta y cinco años atrás, un mes de septiembre del año 1959, apenas tres meses después de la Gesta de Constanza, Maimón y Estero Hondo, me encontraba en el cuarto de tortura de “la 40”, en mi bautismo como militante antitrujillista. Apenas tenía veintidós años.”

Memorias y testimonios hay muchos, sobre todo en América latina. En la actualidad es un género literario de gran potencia. Sin embargo, no es la obra de Fidelio una de aquellas narraciones testimoniales llenas de informaciones más o menos relevantes o de las que cuentan acontecimientos interesantes y curiosos de la vida de una persona.

Aquí estamos ante un testimonio fundamental — hecho con gana y profunda intención transformadora — para el conocimiento y reflexión de la historia del país durante unos sesenta años aproximadamente, tramo que abarca esta obra desde 1959 hasta su publicación; sin contar su proyección hasta hoy y las ricas enseñanzas que guarda para el futuro.

Fidelio encarna a la vez la permanencia y el cambio en un propósito. Es un revolucionario que a través de su trayectoria nos enseña que sin torcer el ideal es posible abrirse a los nuevos tiempos y adaptarse a los vaivenes de las luchas políticas .Ese es un raro ejemplo en nuestro país.

A edad temprana fue conspirador antitrujillista y guerrillero antigolpista. En época madura ha sido un incansable forjador de instituciones partidarias en el marco del limitado espacio democrático. Hoy, que en el país las condiciones son más propicias al ejercicio deliberativo de la política,  es parlamentario y alto dirigente de una organización de vocación electoral.

En el tomo I de su obra, Fidelio relata su prolongado accionar en la izquierda dominicana, concretamente como un connotado dirigente del Movimiento Revolucionario 14 de Junio en diferentes etapas. Dedica a Manolo numerosos pasajes en los que muestra el conocimiento que tiene de ese líder y la estrecha relación que lo unió a él en el seno de esa organización, hasta el asesinato de éste en el frente guerrillero de Manaclas.

La trayectoria iniciada en ese momento se prolonga hasta un segundo período: su accionar como militante y dirigente del Movimiento Revolucionario 14 luego de la caída de Trujillo en mayo de 1961 y particularmente su vinculación con Manolo, líder de esa organización, de quien llegó a ser la mano derecha.

“Mis primeros seis años de experiencia, los más trascendentes; los que me marcaron para siempre, los viví como parte integrante de las dos generaciones políticas más trascendentes de la historia moderna de la República Dominicana: La Generación de la Raza Inmortal (1959) y Una Generación Llamada Manolo (1959-1965); generaciones de jóvenes, en su inmensa mayoría inexpertos e ingenuos, inspirados por los mejores valores de la humanidad, en una forma tal, que parecía por momentos que tenían como objetivo “tomar el cielo por asalto”.

Un tercer momento importante en la vida del revolucionario lo significó el estallido de la revolución de abril de 1965, acontecimiento que sirve de puente al primer volumen y al segundo de Memorias de un revolucionario.

El tomo II inicia y profundiza el relato de la guerra de abril. Fidelio, quien tuvo una destacada participación en ese acontecimiento, sitúa esa gesta y la actitud asumida por él y sus compañeros de partido, como parte de la trayectoria de lucha del del 14 de Junio de los años precedentes bajo la inspiración de Manolo.

“Para mí, y los centenares de militantes, hombres y mujeres del 14 de Junio, la participación en la Guerra de Abril fue una extensión de nuestra actitud militante, formada a lo largo de la lucha antitrujillista y la lucha revolucionaria bajo el ejemplo de Manolo Tavárez y su generación política. ¡Manolo y su generación política nos marcaron para siempre!”

Justamente, ese personaje —no el mismo Fidelio — es el héroe de la obra autobiográfica rubricada y protagonizada por Fidelio, Memorias de un revolucionario. Eso parecería un quid pro quo,pero no es así. Es que Fidelio se ve a través de Manolo, quien le sirve de paradigma como ser humano y como revolucionario.

En el tomo I el autor resalta el despuntar de Manolo a la cabeza de la generación de los años 1961 y 1962, evocando las acciones fácticas políticas de esa época. Otra importante referencia acerca de Manolo es la proyección a escala continental que empezaba a tener el líder del 14 de Junio en aquella época, colocándose a la par con otros líderes revolucionarios de América Latina de gran dimensión, como lo era el venezolano Douglas Bravo.

En un momento de su relato Fidelio se detiene en el discurso (acción discursiva) pronunciado por Manolo en el acto político (acción fáctica) del 14 de junio de 1962 en la Puerta de El Conde, ofreciendo un testimonio gráfico para mostrar su cercanía con el carismático líder :

“En las fotos tomadas a la tribuna aparezco detrás de Manolo con la camisa mojada, pero ello no era producto de la lluvia.”

Las acciones fácticas y las acciones discursivas se entrelazan como los factores fundamentales correlacionados del liderazgo y el accionar político de Manolo .  Fidelio resalta de ese discurso el estilo pedagógico y uno de los tópicos principales del pensamiento de Manolo: los expedicionarios del 14 de junio de 1959.

El informe de Manolo a la asamblea el 14 de Junio en diciembre de 1962 es la siguiente acción discursiva referida por Fidelio para apuntar el tópico central de los discursos de Manolo, su propia organización, el 14 de Junio, en el traumático proceso de su formación.

Una acción fáctica importante, la más importante acometida por Manolo y el 14 de Junio en 1963, el alzamiento guerrillero, fue precedida por una acción discursiva de igual trascendencia, la decisión expresa en un documento de levantarse en armas en respaldo a la constitución y como rechazo al golpe de Estado .

En esa decisión hubo una motivación central de carácter coyuntural, pero que se inscribía en la trayectoria de lucha del 14 de Junio: el respeto a la voluntad popular y el apego a la constitución de 1963,a pesar de los manifiestos desacuerdos de Manolo con la gestión de gobierno de Juan Bosch .

He ahí el centro del pensamiento político de Manolo y el 14 de Junio en ocasión de la guerrilla: defensa de la Constitución y del gobierno de Juan Bosch. Ese ideologema político, constitución, se incorpora al ideologema principal: liberación Nacional, como continuación de la lucha y del programa de los héroes del 14 de junio de 1959, idea que Fidelio destaca en su obra.

Fidelio cierra las inúmeras referencias a Manolo al reproducir una carta que en 2004 un grupo de exguerrilleros compañeros de Manolo enviaron a general retirado Elby Viñas Román exsecretario de las Fuerzas Armadas durante el Triunvirato, en la cual le piden que diga la verdad sobre el asesinato de Manolo.

Fidelio fue el comandante del frente guerrillero Enrique Jiménez Moya que operó en la zona montañosa Manaclas, en el que se encontraba Manolo, comandante supremo de los seis frentes guerrilleros que se levantaron en armas el 28 de noviembre de 1963 para combatir el Triunvirato, gobierno de facto que se instauró a raíz del golpe de Estado del 25 de septiembre de 1963, que derrocó al gobierno constitucional de Juan Bosch.

Son valiosas las referencias sobre Manolo en la obra de Fidelio, como se muestra en estos enunciados en los que ofrecen una certera aproximación a la personalidad de uno de los más importantes líderes de la izquierda dominicana:

“Manolo Tavárez, el líder y apóstol, era la expresión de todo lo positivo que tenía aquella generación política…”

“…Manolo, como un gran pedagogo y propagandista político…”

“…Manolo analizó, en forma pormenorizada…”

“…fue, el que más fervor revolucionario y más apoyo concitó entre las masas irredentas, y los jóvenes venidos de los sectores medios radicalizados de América Latina.”

“…fue la máxima expresión de los valores, del ejemplo y la práctica de la Generación Política, más importante que ha habido en el país desde la Guerra Restauradora de 1863-65.”

En esos rasgos trazados por Fidelio se descubren numerosos indicios del ideario de ese líder:

  1. Liberación Nacional, concepto entendido en el marco del programa mínimo de los expedicionarios del 14 de junio de 1959 y de los nuevos elementos surgidos a raíz de la Revolución cubana y la lucha antitrujillista posterior al ajusticiamiento del tirano.
  2. Constitución de 1963 y el retorno al orden institucional quebrantado por el golpe de Estado
  3. Guerra de guerrillas, vocación insurreccional de Manolo y el 14 de Junio.

Fidelio destaca también tópicos valóricos de Manolo como son el de sacrificio, componente esencial del perfil de ese líder, al describirlo como  “líder y apóstol”, “expresión de todo lo positivo”, “la máxima expresión de los valores, el ejemplo y la práctica que ha habido en el país desde la guerra restauradora de 1863-65.”