En un mundo permeado por las redes sociales, las realidades se superponen a través de ideologías, creencias, opiniones y debates públicos muchas veces carentes de razonamiento lógico. Los enunciados no suelen ser objetivos y se utiliza la palabra para afirmaciones confrontativas que pueden no concordar con nuestras expectativas y nos inducen a cometer errores argumentativos.
Tal como lo describen la filosofía y la epistemología, una falacia puede parecerse a un argumento válido, pero no lo es. Proviene del latín fallacia, que significa engaño y es una forma de razonamiento erróneo, cuyas conclusiones no deberían ser aceptadas como únicas y correctas ya que vulneran al menos una regla lógica para llegar a ciertos tipos de conclusiones.
Las falacias no solo son de interés para la lógica, la filosofía y la epistemología, son también importantes para la política, la retórica, las ciencias, la religión, el derecho, la psicología, la sociología, el periodismo, el cine, la mercadotecnia y cualquier área del conocimiento en la cual la argumentación sea de especial relevancia para su desarrollo.
Existen tantos tipos de falacias como fallos lógicos existen en las argumentaciones. Mencionaremos algunas falacias que nos pueden hacer llegar a conclusiones engañosas:
Falacia Ad Odium:
Ha sido utilizada históricamente en muchas naciones y contextos psicosociales como es el caso de los estudios sobre prejuicio y discriminación racial, autoritarismo o presión de grupo; asi como en los conflictos bélicos y genocidios. Muy utilizada en la política, constituye un elemento altamente persuasivo para conducir a las masas.
El Argumentum Ad Odium, apela al resentimiento y al odio con la finalidad de realizar una argumentación que agite las emociones y los sentimientos de odio en un público objetivo. En su estructura no conlleva ningún razonamiento lógico sino emocional. Un ejemplo de esto es cuando se afirma que los negros y los judíos son seres inferiores ya que no pertenecen a la raza aria.
Falacia anecdótica:
Es una de las más comunes y se origina en eventos anecdóticos o información transmitida de boca en boca sin base científica. Ejemplo de esto es cuando alguien nos dice que leyó el caso de alguien que se ha curado de una enfermedad grave solo bebiendo té. Las anécdotas de este tipo no toman en cuenta otros factores y pueden hacer referencias a excepciones a la regla.
Falacia de autoridad o ad verecundiam:
Este tipo de falacia vincula la veracidad de una proposición a la autoridad en la materia que tiene quien defiende dicho argumento. Un ejemplo práctico lo tenemos en un profesor de economía cuando éste defiende que una teoría económica es verdadera y hay que creer en ella solamente por el hecho de provenir de un profesor universitario.
Falacia ‘ ad hominem ’:
Esta falacia consiste en negar la veracidad de una afirmación tomando en cuenta quien es el emisor de la misma. Para utilizar esta falacia los refutantes tratan de desacreditar a la persona en vez del contenido argumentativo. Un ejemplo de esto se da en la política cuando se desacredita el argumento de un orador cuestionando su integridad personal por el simple hecho de pertenecer al partido contrario.
Falacia Ad Ignorantiam :
Consiste en afirmar que algo tiene veracidad solo porque hasta el momento no se ha podido comprobar que es falso (o viceversa). Se argumenta basado en la falta de conocimiento sobre el tema propuesto. Un ejemplo de falacia Ad ignorantiam es la siguiente: como no se ha podido comprobar que no exista influencia de los astros sobre nuestras vidas; las predicciones de la astrología son verdaderas.
Falacia de generalización apresurada:
Es el tipo de falacia que se produce cotidianamente y que se comete al inferir una conclusión a partir de pruebas insuficientes, dando lugar a una generalización apresurada y por consiguiente a una conclusión errónea. Tal es el caso de algunas valoraciones sobre determinados grupos poblacionales o personas como por ejemplo, cuando alguien califica a los dominicanos de ser vagos en base a estereotipos infundados.
Falacia del hombre de paja o del espantapájaros:
Es una de las falacias más populares. " Es una forma de argumento y una falacia informal por la que se da la impresión de refutar un argumento, pero se hace a través de una idea que no va en la línea de argumentación de la discusión, por lo que no se refuta debidamente el tema de fondo" . Se trata de ridiculizar al oponente exagerando o tergiversando su argumento.
Un ejemplo de esta falacia es cuando se dice que los ecologistas se preocupan más por el bienestar de los gusanos y lombrices que por el de las personas.
Falacia de pensamiento doble:
Se produce cuando una proposición anula a la otra, son mensajes contradictorios donde se dice todo y nada.
Ejemplo de la falacia de pensamiento doble: "las personas son buenas y malas".
Además de estas, existe un sinnúmero de falacias a través de las cuales podemos llegar a conclusiones erróneas. Nuestras opiniones y proposiciones pueden estar viciadas de fallos lógicos que afectan la veracidad de nuestras argumentaciones, conllevando esto a comportamientos y razonamientos erróneos.