Sin temor a equivocarnos, en estos momentos, la República Dominicana ocupa el primer lugar en cuanto a la cantidad de bancas de loterías y de apuestas deportivas existentes, la mayoría no están legalizadas ni pagan impuestos al Estado por la falta de vigilancia y control. Cada vez son más y más las que continúan estableciéndose, dadas las facilidades con que estas son autorizadas, por la forma de constituirse y de operar, violando todos las normas legales. Muchas de estas funcionan como puntos de ventas con el mismo nombre en todo el territorio nacional, como si se tratara de franquicias comerciales.
Se estima en más de 75 mil las bancas de loterías y de apuestas deportivas establecidas en el país, ya que aquí se juega y se apuesta a todo; la mayoría funcionan también de modo online, es decir, por internet, de manera digital, que no emiten ningún tipo de información a los organismos que la controlan. En cambio, en el país apenas existen unos 10,500 centros escolares públicos y privados.
Lamentablemente el número de establecimientos de juegos supera con creces al número de escuelas y de aulas construidas en todo el país, esto es, por cada escuela construida, existen 7 bancas de apuestas, lo que constituye un escándalo y una aberración, comprobándose por qué nuestros estudiantes obtienen un bajo nivel de rendimiento y conocimientos, ocupando reiteradamente uno de los últimos lugares en el ranking de las mediciones que realiza El Programa para la Evaluación Internacional de los Estudiantes (PISA).
Se calcula en más de 20 mil millones de pesos anuales los beneficios que genera este negocio, el cual lamentablemente no está debidamente regularizado ni controlado por el Ministerio de Hacienda, pues existe muy poca vigilancia y supervisión. También hay que señalar que desgraciadamente, tanto esta administración como las anteriores solo se han preocupado por la recaudación de impuestos, no importa el costo que esto represente para las presentes y futuras generaciones del país, con el pésimo nivel de nuestro sistema educativo, patrocinando los diferentes juegos de azar.
Los gobiernos no están constituidos para el fomento de dichos juegos, pues con este proceder contribuyen a generar más pobrezas y vulnerabilidad, aumentando la brecha entre ricos y pobres, ya que en un país de tantas limitaciones económicas como el nuestro, el pobre tiene la firme esperanza de superar sus necesidades a través de los juegos de azar. Cada vez el número de loterías nacionales e internacionales va en aumento y no se le pone límite a las mismas.
En estos momentos que se contempla el sometimiento de una reforma fiscal integral, creo conveniente aprovechar la oportunidad para que estas sean regularizadas para que paguen los impuestos correspondientes, evitando la gran evasión que existe en este sector. Como es de conocimiento el Congreso Nacional esta minado de legisladores que tienen una gran cantidad de bancas de loterías y de apuestas, los cuales han hecho grandes fortunas, que les han facilitado la obtención de una curul, lo que constituye un adefesio, una gran inversión de valores morales y un mal ejemplo para las presentes y futuras generaciones