En el envejecimiento hay condiciones degenerativas que conllevan cierta decadencia del individuo, algunas son evidentemente inevitables y otras no, vamos a enfocarlo desde el plano biológico y, en nuestro próximo tema, desde el psicológico. Es oportuno señalar que en la actualidad algunos científicos están intentando evitar el envejecimiento e incluso la muerte.
La Biogerontología estudia el envejecimiento para comprender los fenómenos que acontecen a lo largo del tiempo en el organismo determinando un deterioro estructural y funcional progresivo. Hay diversas teorías que se han propuesto para explicar este proceso biológico: teoría de los radicales libres, de la deficiencia de la telomerasa, del reloj biológico, de la programación genética, entre otras. Pero no vamos a extendernos en un análisis biomolecular.
Hasta el momento la forma más segura de evitar la vejez es morirse joven y algunos jóvenes viven sus vidas con tanto descuido, como si no quisieran llegar a edades avanzadas.
Nacemos con una programación biológica para vivir cerca de un siglo, usualmente de nuestra forma de pensar depende el tiempo que viviremos. El desarrollo de los detalles de nuestras vidas gira en torno a nuestro código genético que como sabemos tiene programado lo que seremos, pero no existe realmente un determinismo genético, o sea que las leyes de la genética no tienen obligatoriamente que cumplirse, por las siguientes razones: nuestra reproducción es sexual por lo que heredamos aportes genéticos de dos progenitores y somos el producto del “diálogo” de sus genes, la influencia del medio ambiente y la epigenética.
Ciertamente es difícil modificar nuestra programación genética, pero no imposible. La epigenética nos explica que hay factores que influyen en los genes para que se manifiesten o se inhiban. Incluso nuestros pensamientos pueden modificar nuestros genes y los de nuestra descendencia. Otro motivo por el que del tipo de pensamientos que tengas dependerá tu vida y la de tus hijos.
El estrés excesivo contribuye al envejecimiento de forma temprana y con mayores deficiencias funcionales. Los niveles elevados de cortisol reducen la actividad de la enzima telomerasa que actúa sobre los telómeros de nuestros cromosomas, lo que disminuye la capacidad para multiplicarse de nuestras células, impidiendo reponer adecuadamente las pérdidas. Ahora mismo millones de tus células están muriendo y otros millones naciendo.
Independientemente de los procesos biomoleculares, hay factores que la simple observación empírica nos muestra y vamos a analizar.
En la juventud, la capacidad de recuperación y adaptabilidad del organismo es superior, lo que hace que conductas no saludables son mejor toleradas: días sin dormir, esfuerzos excesivos, comida chatarra, atracones, traumas físicos, etc. Pueden hacerse muchas actividades de la juventud a pesar de los años, pero con inteligencia. El adulto mayor puede ser un atleta o gimnasta, pero con el calentamiento o entrenamiento adecuados, no improvisando y con evaluaciones médicas preventivas.
Lo que no se usa se atrofia y es especialmente cierto en la tercera edad. Para mantenerse saludable, no se necesitan deportes extenuantes (pueden ser muy contraproducentes), podría bastar con simplemente caminar varios kilómetros diarios, así como ejercicios de estiramientos y flexiones programadas. Los “estiramientos” son tan importantes que podemos ver que los felinos incluso en cautiverio normalmente los hacen y es lo que mantiene sus músculos tonificados, pese a que no usan máquinas para hacer ejercicios ni pueden caminar fuera de su jaula. No es indispensable asistir a un gimnasio, pero sí es necesario contraer y estirar tus músculos, donde quiera que te encuentres.
Cada médico intentará convencerte de que estás en serio peligro si no atiendes la zona de tu cuerpo que él maneja; aunque debes prestarle atención, no debes entrar en pánico, él debe hacer el trabajo del que vive y tú debes administrar tu vida con sabiduría. Procura consumir los medicamentos que realmente necesites sin exagerar, tomar medicamentos de más podría significar menos salud. La prudencia es necesaria pero el miedo excesivo es dañino. Ciertamente entre las principales condiciones médicas que acortan nuestras vidas tenemos: estrés crónico, agotamiento, hipertensión, hipercolesterolemia, hipertrigliceridemia, tabaquismo, alcoholismo, obesidad y sedentarismo. Pero según estudios realizados, se pudo comprobar que relaciones sociales en buena cantidad y de buena calidad, era el factor más determinante para alcanzar edades longevas.
El uso excesivo e inadecuado de medicamentos está realmente debilitándonos y en un estudio realizado en algunos de los hospitales más importantes del mundo se comprobó que las mismas atenciones médicas eran la tercera causa de muerte (Makary, British Medical Journal, 2016), a lo que tenemos que agregar que se estima que existe una gran cantidad de datos de iatrogenia (malas prácticas médicas) no reportados. La ciencia puede lograr una mejor medicina cada día, pero precisamos apoyarnos en la ética para lograr el principio atribuido a Hipócrates de “primum non nocere” (ante todo no hacer daño). Se ha señalado que en la pandemia de la COVID19 lo más lamentable ha sido la “plandemia” que se ha evidenciado.
Para mantenerse joven por mayor tiempo es fundamental la forma de pensar y actuar, como veremos en el próximo tema.